sábado, septiembre 05, 2009

 

SIMPLEMENTE LUDUEÑA


FOTO: Oscar Wong Soto
Apenas el domingo pasado me comento mi carnal que Ludueña cuando se lo propone juega y se convierte en el mejor jugador del territorio nacional.
El futbol es el mayor traidor de las predicciones. Todo mundo apostó anoche a que Estudiantes vencería a unos pobres Santos que venían de ser arrastrados por Toluca y que la semana pasada arrancaron el empate en casa de manera un tanto dramática. Pero no, el conjunto de La Comaraca se alzó con una accidentada victoria en territorio del tecolote al son de 2-4.
A falta de juego colectivo y con un desempeño que hacia la media hora de juego no prometía más que una nueva goleada para el conjunto lagunero, pues perdía apenas al minuto 10, Daniel Ludueña optó por dinamitar el partido.
Lo hizo con dos bombas certeras que derribaron la arquitectura que Estudiantes intentaba alzar gracias a la referida ventaja tempranera y a un penal fallado, lujo que se tomaron con miras a relizar una decoración más digna del encuentro.
Mala idea. La realidad fue que el conjunto zapopano fue devorado por una rara ansiedad y acabó el primer tiempo con una desventaja de 1-2 y con dos expulsiones que obviamente mermaron la potencia de un equipo que suele proyectar un futbol horizontal.
Ante el escenario, al técnico del equipo universitario, Miguel Herrera, no lo calentaba ni el sol, pues con nueve hombres tuvo que limitar sus opciones a simples centros al área.
La modificación a la disposición de sus hombres provocó, en parte, alguna distracción que Pedro Quiñónez aprovechó apenas al salir de los vestidores para la parte complementaria. Así, todo parecía resuelto para los visitantes.
El partido, acaso ya perdido para la voluntad de Estudiantes, provocó que éstos desataran su ira ofensiva. Un centro del Pony llegó certero a Bareiro (2-3), por lo que más de uno pensó en el milagroso empate.
De nuevo entonces, el futbol traicionó las predicciones, o al menos los deseos de quienes pensaron en una suerte de justicia que exculpara la indisciplina de la UAG.
Ludueña, sin marca, recibió dentro del área, y sólo tuvo que ajustar la mira para lanzar un nuevo misil, el de la puntilla. Al final se instaló la frustración. Estudiantes y Santos





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