viernes, marzo 06, 2009

 

LA RECESIÓN SEGÚN CRESPO

A mediados de 2008 Manuel Espino puso en circulación su libro Señal de alerta.
Advertía allí, recordamos, el peligro de una regresión política debida sobre todo a dos factores: los errores del PAN en el poder y el avance hacia Los Pinos de Manlio Fabio Beltrones.
José Antonio Crespo, columnista de El Universal y analista del programa Primer Plano, opinó sobre el tema e hizo un planteamiento que, pese a la fugacidad del discurso opinativo, no ha caducado.
Ahora sí que, como dice Manzanero, parece que fue ayer cuando escribió sobre las señales de alerta espinistas y el retroceso en marcha.
Hemos visto en poco más de dos semanas que el pacto coyuntural PRI-PAN entra a una bolsa de turbulencia en la medida en la que se acercan las elecciones de julio.
Saldrán chispas, y mientras allí se dan con todo el lopezobradorismo trata de reacomodar su mensaje de verdadera oposición.
El 16 de julio de 2008 Crespo vaticinó tal cual lo que ya estamos viendo:“Manuel Espino, en su libro Señal de alerta.
Advertencia de una regresión política (2008), advierte a los ciudadanos, a su partido y a Felipe Calderón del riesgo de una regresión política.
Eso, en caso de que en 2012 el senador Manlio Fabio Beltrones llegase a la Presidencia. Si lo hace alguien más del PRI, no hay inconveniente (sería parte de la alternancia democrática, considera Espino).
El problema estriba en que la regresión política se encuentra ya en plena marcha.
Y lo más lamentable es que no fue provocada por el PRI, sino por el PAN, a poco de alcanzar el poder.
Espino asegura que hay una creciente percepción en sentido de que “el PAN aprendió demasiado rápido del PRI” (proceso que documentó ampliamente Álvaro Delgado en su libro El Engaño; prédica y práctica del PAN, 2007).
En efecto, aprendió las mañas, pero no el oficio político de los tricolores.
El “pequeño yunque”, que según Germán Martínez llevan los panistas, y el “pequeño priista”, que también albergan, de acuerdo con Calderón, se fusionaron en la peor combinación imaginable:
corrupción, falta de honestidad, componendas electorales e impunidad —típicos vicios del PRI—, fusionados con ineptitud, torpeza, insensibilidad política y fariseísmo —rasgos propios del PAN—.
Es el resultado de la decisión panista de conducirse según las recetas de Maquiavelo, pero sin lo que el florentino llamaba virtú politica, es decir, el talento, el oficio. Ejemplos de eso son los siguientes:
1) Espino incluye en su lista de actos ilícitos cometidos por Beltrones el tráfico de influencias. Pero nada dice acerca del que se cometió durante el gobierno de Vicente Fox, sobre todo por Marta Sahagún, de quien sólo se queja de haber querido sustituir al esposo en Los Pinos.
Protesta Espino por la impunidad hacia los priistas bajo el gobierno de Calderón, pero calla la que prevaleció durante la administración de Fox.
2) Espino reconoce que el famoso desafuero era percibido por la opinión pública, no tanto como una torpe forma de manejar un asunto jurídico menor, sino una estrategia que tenía “un claro propósito político”.
Y justo eso provocó la ruptura del frágil acuerdo democrático signado en 1996, pues implicó el uso del Estado para fines político-electorales.
Algo reprobado por Manuel Gómez Morín, según cita Espino:
‘Un partido (gobernante)… no tiene derecho de utilizar los recursos del poder… la estructura jurídica y administrativa… para perseguir y hostilizar adversarios’.
Justamente lo que hizo Fox, con lo que dio así inicio a la regresión política.
3) Espino califica a Beltrones como otro ‘peligro para México’.
Pero tales caracterizaciones son en sí mismas un indicio más de regresión, pues ya vimos cómo las resuelve el PAN: si un candidato de cualquier partido se percibe como un peligro para el país o la democracia, hay que pararlo como sea.





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