viernes, julio 11, 2008

 

SUPER AGENTE 86

Joaquín López Dóriga
En México, el espionaje político se remonta al régimen de partido único y su barco insignia fue don Fernando Gutiérrez Barrios, de quien se decía que sabía todo de todos, lo que él a veces negaba afablemente, pero los demás, que lo respetaban o le temían por eso mismo, se lo concedían.
El ejercicio más común del espionaje en sus inicios era seguir a las víctimas e intervenirles sus teléfonos de un modo muy rudimentario, con cables y audífonos, técnicas que se fueron perfeccionando.
Los presidentes de la República recibían cada mañana enormes reportes con la información de los lugares que frecuentaba el espiado, las personas con las que hablaba, las novias que tenía, los problemas personales y profesionales, las cuentas de bancos, copias de cartas, fotografías, alguna película, recibos y facturas.
Con ese legajo, se le entregaba al presidente un resumen del contenido de llamadas telefónicas con los temas a los que se anexaba la transcripción que tomaba un taquígrafo, no había grabadoras.
El acceso a las primeras revolucionó el espionaje, pues al texto se adjuntaba el carrete con la grabación de las conversaciones.
Con la modernidad mejoraron los sistemas de seguimiento, video, grabación, localización y escucha, a los terrenos de la ficción. Hoy en día, con mil pesos se compra un scanner para captar conversaciones vía celular.
Hoy en día, el espionaje es un arma de gestión pública mundial. En México espían los órganos de seguridad nacional, civil y militar; los de seguridad pública, las procuradurías, las policías, los gobiernos estatales y municipales y las agencias extranjeras. También es una industria en la que particulares han convertido el espionaje en una herramienta de información, convencimiento y extorsión.
Por eso la frase más repetida es aquella de no te lo puedo decir por teléfono.
Yo por eso lo digo por este medio.
Retales
1. ADIÓS.- El efímero embajador de Hugo Chávez en México, Roy Chaderton, se despidió en medio del reproche a los medios de los que se dijo víctima de una campaña en su contra. ¡Qué dirá Carlos Fuentes! Adiós mister Chaderton, que en Washington le vaya mejor que aquí;
2. FALSIFICACION.- El alcalde panista de Atizapán de Zaragoza se desmarcó de la falsificación que se hizo en su administración para obtener un amparo. El asunto está en manos de la PGR; él no quiere pleito con Enrique Peña Nieto. No por ahora, que busca sucederlo; y
3. ATENTOS SALUDOS.- La carta de renuncia de Joel Ortega al cargo de secretario de Seguridad Pública del Distrito federal está dirigida al presidente Felipe Calderón. En ella hace un amplio reconocimiento a la colaboración que tuvo de Eduardo Medina Mora, Genaro García Luna y del general Jesús Castillo, jefe del Estado Mayor Presidencial.





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