jueves, julio 24, 2008

 

LA ENSEÑANZA DE LA LECTURA

REFLEXIORES SOBRE LAS HABILIDADES
INSTRUMENTALES
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En la República Mexicana llamamos habilidades instrumentales a las materias y actividades que registra el programa escolar primario y que tienen íntima relación con el Lenguaje y con las Matemáticas. Esta denominación, por sí misma, ya está señalando, en cierta forma, una técnica y un método a seguir en su enseñanza.
Caben dentro de este agrupamiento —el de materias instrumentales—, desde el I al VI Grados de nuestra Escuela Primaria, la Aritmética, la Geometría y el Lenguaje.
La Aritmética se descompone en:
Conocimiento de los números.
Formación de hábitos Aritméticos, en relación con las llamadas 4 operaciones fundamentales.
Mecanizaciones con las 4 llamadas operaciones fundamentales.
El llamado cálculo mental.
Solución de problemas utilizando, desde luego, el razonamiento.
El conocimiento y dominio en el uso de signos, reglas, fórmulas, etc., que la Aritmética elemental exige.
La Geometría señala los conocimientos y habilidades correspondientes para el correcto manejo y aplicación de:
El punto y la línea con sus diversas clases.
Los ángulos.
Las figuras geométricas.
Los cuerpos: cubo, prismas, cono, cilindro, pirámides.
Conocimiento de las superficies y resolución de problemas para la medición de las mismas: fórmulas, operaciones, etc.
Conocimiento de los volúmenes: fórmulas y operaciones para la obtención de las mismas.
Por su parte, el complejo del Lenguaje lo podemos descomponer así:
Lectura, en sus tres direcciones: rapidez, comprensión y calidad. Las diversas clases de Lectura: silenciosa, oral, de información, de periódico, de recreación, de consulta o estudio, de auditorio.
Escritura en sus dos aspectos fundamentales: rapidez y calidad.
Gramática: doctrina, reglas, aplicación.
Recitación,
Dramatización,
Narración,
Composición,
Ortografía,
Elocución.
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Se dice y con razón, que el conocimiento y uso del lenguaje y de las matemáticas están indisolublemente ligados. Se recuerda la opinión de grandes pensadores, en el sentido de que el hombre puede renunciar a la Música, a la Pintura, etc., pero que no podrá dejar el uso del Lenguaje y de las Matemáticas porque, en ese preciso momento, dejaría de ser humano para convertirse en un animal más. Se ha llegado a la conclusión de que -por lo mismo, son el Lenguaje y las Matemáticas-, los dos instrumentos fundamentales de la cultura humana. Nadie que aspire a vivir en sociedad —es decir como humano— puede hacerlo sin el conocimiento que le permita hacer uso de los dos instrumentos cuyo manejo le da al hombre raíz de humanidad: El Lenguaje y las Matemáticas. No podemos imaginarnos una familia, un grupo o un país de hombres mudos. Tan es así, que muchos grupos humanos de lenguaje poco desarrollado, echaran mano, forzados por la necesidad de comunicarse, de los gestos de la cara o de los ademanes de manos, dedos, cabeza, cuerpo. Tan el hombre no puede renunciar al Lenguaje, que los sordomudos han inventado un Lenguaje especial, semejante al de los pieles rojas y las escuelas especiales los capacitan para hablar.
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Tampoco es posible imaginar una humanidad sin el dominio del saber matemático, así sea el más elemental. El cuánto está en casi todos los actos de la vida individual y social. El pastor analfabeta necesita del cuánto para desempeñar con eficiencia su trabajo y la más ignorante de las amas de casa, necesita determinar cuántas cucharadas de esto, cuántas tazas de aquello o bien las pulgadas y puños que necesita de los elementos que se usan en la comida, el aseo, etc. Desde la noche de los tiempos como dice la expresión manida, el hombre contó el tiempo por soles o lunas; determinó o calculó el número de los otros hombres, de los animales, etc. El saber matemático nació de una necesidad vital para la conservación de su vida, bien defenderse del enemigo hombre o de la bestia feroz. El hombre, en el momento en que comenzó a convertirse en humano, tuvo que contar, tuvo que medir, tuvo que calcular lo mucho o lo poco y en la medida en que fue alcanzando un saber matemático más completo, en esa misma medida fue progresando. Junto con este saber —antecediéndolo o apareciendo simultáneamente—, apareció el lenguaje. Por eso se dice que ambos —Lenguaje y Matemáticas— son inseparables, no se pueden desligar.
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Dicen, los que saben de estas cosas, que es más fácil aprender el lenguaje si se posee el conocimiento matemático y que —al revés— también es cierto que es más fácil entender y a prender Matemáticas si se tiene un dominio correcto —claro, de acuerdo con el grado de desarrollo cronológico y mental—, del Lenguaje. Ambos, Lenguaje y Matemáticas, necesitan de una base común para poder ser asimilados y manejados correctamente: la comprensión. Entender un problema es resolverlo, expresan algunos autorizados autores de textos de Aritmética y claro que —a poco que usted reflexione sobre esto— encontrará que es verdad. Pero, para entender el problema, que se expresará con palabras o con signos que también tienen que traducirse en palabras, es necesario recurrir al lenguaje y ejercitar uno o varios razonamientos porque, el acto de comprender lo que el lenguaje oral y hablado nos dicen, lleva al empleo del razonamiento. Luego, si para resolver un problema se necesita comprenderlo y para comprenderlo se necesita del lenguaje y el lenguaje, a su vez, necesita de un mínimo de razonamiento para encontrar su real contenido, es fácil colegir que Lenguaje y Matemáticas tienen una misma base, son poderosas ramas del mismo árbol, nacen de un mismo tronco: el razonamiento.
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De aquí saltamos a una circunstancia obvia: lo más importante para el niño en la Escuela Primaria es la posesión, el dominio —para poder usarlos de manera apropiada— de las llamadas habilidades instrumentales: Aritmética, Geometría, Lectura, Escritura, Ortografía, etc. Dicho de otra manera, para que nuestra educación primaria tenga éxito es necesario que los niños que reciben su certificado de sexto grado, de verdad sepan LEER y ESCRIBIR y manejar correctamente los conceptos y habilidades matemáticas que sus programas señalan. Tal vez usted diga que esto es demasiado simplista y le diré a usted que sí, que es tan sencillo que más parece una perogrullada que una exigencia pedagógica pero que, de tanto serlo, la Escuela Primaria ya lo olvidó y ahora —y usted lo puede comprobar cuando quiera—, se ocupa más de otros menesteres que de darles a los niños el dominio de estas habilidades instrumentales. Si me lo permite — y no quiero por nada del mundo que se ofenda—, le pido que observe, compare y razone, le diré que, desde hace un cuarto de siglo, niños mexicanos aprobados por nuestras Escuelas Primarias, leen y escriben pésimamente y su conocimiento y correcto empleo del saber matemático anda, sencillamente, por los suelos. Y si usted quiere una confirmación, investigue con los alumnos del primero a tercer grados, en la Escuela Secundaria más próxima, para que me diga si esta realidad indeseable se encuentra o no, más allá de la Escuela Primaria.
De aquí que sigamos insistiendo en que nuestra Escuela Primaria tiene como tarea central, poner a los niños en posesión de las habilidades instrumentales fundamentales: las del Lenguaje y las de las Matemáticas.
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Mire: para mayor seguridad de que, lo que está leyendo es la verdad, quiero hacerle algunas reflexiones sobre eso que se llama “la vida misma”, “la realidad de la existencia”, “los hechos”: Cuando el niño o la niña dejan la Escuela Primaria y no pueden seguir sus estudios, 1a familia y la sociedad en consecuencia, los incorpora al llamado ejército de la producción, es decir, al trabajo. Y cuando el niño y la niña van a justificar su capacidad para desempeñar el trabajo que solicitan —por regla— tienen que demostrar hasta dónde llega su dominio en la Lectura, la Escritura, y la Aritmética y la Geometría, así como en el manejo del kilo, del metro, la báscula, etc. No sé, hasta ahora, que sus examinadores les pregunten sobre Geografía o Botánica —salvo excepciones, claro está—, o que los pongan a bailar el Son de la Negra: No: ortografía, lectura (leer es entender), operaciones aritméticas, buena letra, esto es lo que les piden.
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Por último, la llamada primera enseñanza tiene que darle al niño la posesión de estos instrumentos, de manera básica. El niño tendrá que aplicarse a todo lo demás que señala el programa y pasar las pruebas correspondientes, pero lo que esencialmente ha de lograr, es, repito, el dominio de su Aritmética y Geometría y de su Lenguaje. Este dominio le permitirá cursar con éxito sus estudios secundarios, si está en condiciones de hacerlos. Le permitirá como autodidacto si es varón o autodidacta si es mujer, a prender y capacitarse en otras ramas del saber humano y, en el peor de los casos, cumplir con éxito las labores de su nuevo trabajo y mejorar y capacitarse para ascender en él, mereciendo consideración moral y mejoría material, que es lo que —aunque parezca un tanto lesivo a una moral que sólo se predica—, casi todo el mundo busca.
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De lo que hasta aquí llevamos escrito, se desprende una afirmación: El Maestro de Escuela Primaria, sin descuidar el cumplimiento de lo que su Programa Escolar le señale en cada uno de los grados, debe proceder de tal manera que —en todo momento— aún en el baile, el dibujo, el canto y con mayor razón cuando enseñan otras materias —no olvide y proceda en consecuencia— que lo básico, lo esencial, lo fundamental de todo su trabajo, es conseguir que sus niños adquieran el dominio de las llamadas habilidades instrumentales. Dicho de otro modo, el niño en el grado que curse deberá —de acuerdo con las metas de su grado— alcanzar dominio completo para:
Leer, desde el triple punto de vista de la rapidez, la comprensión y la calidad.
Escribir con buena letra al hacer anotaciones, tomar dictados, hacer copias o —y esto es muy importante— al redactar sus propias cartas o al expresar sus pensamientos y sentimientos por medio de la composición
Escribir con ortografía y dominar el vocabulario básico de su grado y el de los grados inferiores al que cursa.
Manejar correctamente los conceptos y habilidades matemáticas que señala el programa del grado y el de los grados anteriores.
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Tal vez haya quien piense que estoy aconsejando que no se preste atención a las demás materias y actividades que señala el programa escolar primario. Nada de eso. Simplemente, quiero hacer notar la importancia básica que tiene, para el niño, la — adquisición feliz de las llamadas habilidades instrumentales que, por otra parte, el programa de la Escuela Primaria Mexicana, denomina acertadamente INSTRUMENTOS FUNDAMENTALES DE LA CULTURA. Denominación que, repito, si se capta en toda su profundidad, está diciendo que —sin su correcta adquisición—, no habrá cultura ni desarrollo cultural posibles para los niños que terminen lo que llamamos “la primaria”. Denominación que señala —al precisar las habilidades instrumentales como Instrumentos Fundamentales de la Cultura—, como una exigencia de orden académico para los niños y profesional para sus Maestros, que cada niño, para hacerse acreedor al Certificado de Primaria, deberá saber manejar debidamente dichos instrumentos. Es necesario, por consecuencia, que usted medite seria, profundamente, en el alcance de todo lo que aquí ha quedado escrito. De sus meditaciones, indiscutiblemente, habrá de nacer una nueva actitud para enjuiciar la enseñanza del Lenguaje, de la Aritmética y de la Geometría. Por último, como fruto de estas meditaciones, llegue a una decisión: investigue la situación real de sus niños, —si es Maestro de grupo; de su Escuela, si es un Director; de su Zona Escolar si usted es Inspector; o de su región si es Director de Educación— y compare los resultados de su investigación con lo que sus programas señalan y proceda en consecuencia.
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Uno de nuestros defectos es el de que no queremos conocer la realidad de nuestros trabajos de educadores. Hay quienes prefieren invocar siempre a la teoría y a lo que saben sobre los niños y los maestros de otros países. Como si lo mexicano, por ser lo nuestro, no fuera lo suficientemente importante para conocerlo y tomarlo como punto de partida para nuestro trabajo y, reitero, nuestro trabajo. A estas horas resulta sin justificación encontrar los bajos, a veces en niveles inconcebibles, desconcertantes por pobres, rendimientos de los niños en la Escuela Primaria. La Ciencia de la Educación ofrece admirables avances, como para dotar a nuestros niños con la preparación que esta Edad de la Tecnología exige. Mas, como vivimos conformándonos con espejismos o con apreciaciones totalmente subjetivas, toda afirmación que no concuerda con nuestra cómoda conformidad, nos parece ofensiva y la rechazamos a veces con estruendosa indignación. Usted apártese de esas actitudes estériles. Investigue. Obtenga resultados reales, tangibles y ellos le dirán lo que tiene qué hacer.








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