viernes, febrero 01, 2008

 

DESCANSE EN PAZ

Ciro Gómez Leyva
Dos criterios marcarán la biografía del padre Marcial Maciel: su visión y liderazgo en la construcción de los Legionarios de Cristo y las acusaciones de haber abusado sexualmente de menores. Sus devotos tratarán de hacer valer el primer factor. Los demás verán en él a un jerarca de la iglesia católica que agredió sistemáticamente a seminaristas que lo admiraban como a un sol.Los testimonios expresados en 1997 por José Barba, Félix Alarcón, Juan José Vaca y otros hombres que rondaban los 60 años, difundidos por los periodistas Jason Berry y Gerald Renner, así como por CNI/Canal 40 y La Jornada, terminaron provocando que a finales de 2004 el entonces cardenal Joseph Ratzinger reabriera la investigación en contra del padre Maciel, quien en enero de 2005 debió renunciar a la dirección de los Legionarios. En abril de ese año, el fiscal vaticano Charles Scicluna llegó a México y concluyó que la mayoría de la treintena de acusaciones recogidas reunían elementos de verosimilitud, confiabilidad y credibilidad.La presunción pública de El Vaticano sobre la existencia de una cultura de abuso, complicidad y encubrimiento marcó la derrota histórica del padre Maciel. Así lo creo y así lo publiqué aquí el 3 de mayo de 2005: “No obstante su inmenso poder, pesará más en su biografía el recuerdo de cómo, sirviéndose de ese poder, abusó sexualmente de menores; y de cómo trató de reducirlos a la nada con mentiras y amenazas”.En mayo de 2006, 40 años después de los hechos, El Vaticano invitó a Maciel a retirarse a una vida de oración y penitencia, y a no aparecer más en actos públicos. Pero ni en esa circunstancia aceptó conceder el “me arrepiento por lo que hice” que le pedían sus víctimas. Descanse en paz.





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