viernes, enero 25, 2008

 

PROYECTO PARA GENTE ESPECIAL

Jaime Muñoz Vargas
¿En qué medida pueden ayudar las artes a la recuperación de quienes padecen alguna discapacidad? Esa pregunta tiene respuesta en el caso de la música dentro de las páginas organizadas por Eduardo Figueroa Orrantia en su libro Música para gente especial. De manera clara, bien pensada y basada en la experiencia, el autor propone las rutas de acceso a la terapéutica con esa forma del arte, y hace de su obra un trabajo indispensable para quienes conviven a diario con la discapacidad o tienen deseos de auxiliar a otros en estas labores de suyo generosas, profundamente humanas en virtud de que aspiran a brindarles bienestar a quienes lo necesitan con urgencia.Hay casos famosos en los que se demuestra el triunfo dentro de la discapacidad, que es doblemente valioso en la medida del tesón invertido para conseguirlo. El de Hellen Keller, el de Gaby Bremer, el de William Hawking, el de Ray Charles o el recientemente célebre de Óscar Pistorius y muchos más, que son pilares de la ejemplaridad en universos adversos, cada cual en su disciplina, hasta hacer patente que tras el esfuerzo y un poco de solidaridad ajena pueden hacer del conocimiento, del arte y del deporte espacios propios, tan suyos como los habitados por las personas sin limitaciones físicas o mentales.En 2001 un grupo de familiares de personas con diferentes discapacidades comenzaron a trabajar gratuitamente en un espacio de educación especial que en Saltillo ofrece terapias vinculadas con la música. Esto se llevó a cabo en el Centro de Estudios Musicales (CEM) en coordinación con el Instituto Municipal de Cultura de Saltillo.Las experiencias educativas con esos grupos fueron, entonces, recogidas luego en el libro Música para gente especial, de Eduardo Figueroa, director del CEM y coordinador de Proyectos Especiales del Icocult. Figueroa Orrantia, quien además es director y fundador de la Banda Sinfónica Juvenil y de los coros del CEM en el Instituto Municipal de Cultura de Saltillo, ha participado en diferentes encuentros nacionales de orquestas, bandas y coros, y ha impartido talleres de musicoterapia en centros de atención múltiple, unidades de servicios de apoyo en la escuela regular, el Centro Estatal de Salud Mental y en la Escuela Normal de Coahuila.Esa trayectoria y el contacto pedagógico con discapacitados le ha permitido plantear, en Música para gente especial, los beneficios que se pueden obtener con el arte musical cuando es usado con fines terapéuticos en casos específicos de limitación motriz o mental.Las temáticas observadas en Música para gente especial atraviesan los puntos más importantes del trabajo con el arte del sonido y proponen actividades que se pueden ofrecer para que la persona con discapacidad alcance logros que faciliten su bienestar.Se trata, sin duda, de un libro útil no sólo para aquellas personas que en su entorno social conviven con la discapacidad, sino también para aquellas vinculadas al trabajo educativo en general o con deseos de trabajo altruista. Es, en una palabra, una obra con enorme sentido humano. La edición es del Conaculta, Alas y Raíces y el Icocult (2007).





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