martes, mayo 15, 2007

 

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE CALDERÓN EN LA CELEBRACIÓN DEL DÍA DEL MAESTRO


"Hoy festejamos a las maestras y a los maestros de México, rendimos homenaje a quienes son formadoras, formadores del alma del país, es decir formadores de nuestras niñas, nuestros niños, nuestros jóvenes, a quienes nos enseñan a respetar y a amar a nuestro querido México". "Y felicito especialmente a las profesoras, la mayoría por cierto, y a los profesores, que este día recibieron el Premio Maestro Altamirano por 50 años o más de servicio, y 40; así como a quienes se hicieron merecedores del reconocimiento Ignacio Manuel Altamirano por su destacada labor docente". "Los premios, además, los reconocimientos que tienen en sus manos llevan el nombre de un educador excepcional, Ignacio Manuel Altamirano que fue un liberal infatigable y que abrió las puertas a una educación laica, obligatoria y gratuita para todos los mexicanos". "Creo firmemente que la mejor vía para edificar un país distinto y mejor es garantizar una formación de calidad en todos los mexicanos, para alcanzar este objetivo sé que necesitamos una transformación profunda del sistema educativo, una reforma en lo que hacemos que nos permita avanzar en cinco grandes frentes al mismo tiempo". "El destinar hasta tres mil 762 millones, como he dicho, en la mejora de la infraestructura y en el mantenimiento de las escuelas, el invertir 124 millones de pesos en acciones de capacitación y actualización, el canalizar 100 millones más al Programa de Tecnologías Educativas y de la Información, el destinar otros 110 millones para el desarrollo profesional del personal de apoyo a la educación y, lo más importante, que estos estímulos estarán sujetos a esquemas de capacitación, evaluación y certificación continua". "Decía don Benito Juárez que la educación es fundamental para la felicidad social, es el principio en el que descansa la libertad y el engrandecimiento de los pueblos. Yo los exhorto a seguir forjando una nueva generación de niños y jóvenes, una nueva generación de mexicanas y mexicanos decididos a construir un país distinto y mejor". Gracias, muy buenos días, muchas felicidades a todas y a todos ustedes por el Día del Maestro. Maestra Elba Esther Gordillo Morales, Presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, bienvenida. Estimado Profesor Rafael Ochoa Guzmán, Secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Senadora Irma Martínez Manríquez. Estimada maestra y paisana Teresa Eréndira; profesora. Amigas y amigos legisladores, legisladoras, maestras, maestros, señoras y señores. Me honra mucho el poderme reunir hoy con ustedes en este 15 mayo, Día del Maestro. Por razones de trabajo, por las discusiones, análisis, diálogos, negociaciones que hemos tenido con el magisterio, por muchas, muchas razones he estado recapitulando personalmente mi propia vivencia, con mis maestros desde luego, pero también un dato muy, muy importante que quiero compartirlo. En mi casa, la casa de ustedes, desde niño me fue inculcado poderosamente el respeto, el aprecio y la valoración, del trabajo de los maestros y les voy a decir por qué. En mi familia, la profesión, la vocación del magisterio tiene hondas raíces, raíces que se extienden incluso hacia los primeros años del siglo pasado o quizá los últimos del antepasado. Mi padre quedó huérfano muy pequeño, fue educado con sus tías paternas y las tías todas ellas eran maestras. La mayor, Dolores Calderón fue incluso no sólo la primera estudiante, sino la primera mujer egresada de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y egresada precisamente como maestra. Mi padre, todas sus hermanas fueron, las tías Calderón, fueron maestras; mi padre mismo fue maestro, daba clases de literatura, de historia, de historia de México a la que amaba, de historia universal. A mi me dio clase de sociología en el bachillerato, yo estoy seguro que era el mejor maestro; su hermana Esperanza fue maestra por vocación desde muy joven y hasta el último de sus días, mi propia madre dio clases de contabilidad en la Escuela de Comercio de Morelia. Y todos estos recuerdos han venido precisamente a despertar y a refrescar en el alma, y sinceramente, un profundo respeto y admiración a la labor que ustedes profesan. Hoy festejamos a las maestras y a los maestros de México, rendimos homenaje a quienes son formadoras, formadores del alma del país, es decir formadores de nuestras niñas, nuestros niños, nuestros jóvenes, a quienes nos enseñan a respetar y a amar a nuestro querido México. Porque ustedes han sido los constructores de México, de su pasado, lo son de su presente y habrán de serlo de su porvenir; son fuente de inspiración, fuente de conocimiento, fuente de valores. Porque más allá de lo que debe ser cada quien en la vida: un médico, ingeniero, maestro, sacerdote, especialista, técnico, albañil, poeta, artista, lo que sea, más allá de ello, la profesión mayor es la de ser humano, es la de ser humano y de tener valores, principios que hagan precisamente que la vida tenga sentido y que tenga un destino, un destino que no sólo debe ser para perfeccionar al ser humano como tal, sino para perfeccionar al ser humano como género, para poder ser todos cada día mejores. Yo por eso como Presidente de la República, como mexicano, como humano, como padre de familia reconozco su vocación de servicio, su responsabilidad social y su gran amor a México. Valoro su contribución a la construcción de ciudadanía y al trabajo con las comunidades, valoro su lucha, valoro la capacidad del maestro de plantear sus puntos de vista, aquí o en la calle, con unos y con otros. Valoro por igual la capacidad precisamente de expresar lo que se siente, lo que se piensa y, al propio tiempo, estar en el aula y enseñar cómo se suma, cómo se resta, cómo se puede hacer la diferencia en el aprendizaje. Por eso envío mi más sincero reconocimiento a todas y a todos los maestros de México, a ese ejército del saber conformado por más de un millón 600 mil educadores. Porque su aportación es decisiva para conducir a casi 32 millones de alumnos desde el preescolar, hasta el posgrado.
Y felicito especialmente a las profesoras, la mayoría por cierto, y a los profesores, que este día recibieron el Premio Maestro Altamirano por 50 años o más de servicio, y 40; así como a quienes se hicieron merecedores del reconocimiento Ignacio Manuel Altamirano por su destacada labor docente. Mil felicidades a todas las reconocidas, a todos los galardonados el día de hoy con profunda admiración y profundo respeto. También a quienes tienen reconocimiento por carrera magisterial, porque nada hay tan importante como prepararse, como esmerarse, como estar cada día mejor y más dispuestos para educar también cada día mejor. Yo sé que todos ustedes portan con orgullo y distinción, con satisfacción su vocación de maestra y de maestro, no sólo esta medalla, o este estímulo, o este reconocimiento, un diploma, sino lo que yo digo, la gallardía de hacer en la vida lo que uno está convencido que debe hacer. Sé que el orgullo de vivir para educar y la satisfacción de forjar a futuros médicos, ingenieros, abogados, profesores, técnicos no tiene igual; es una enorme contribución a la sociedad, indispensable para su desarrollo y que hoy reconocemos. Los premios, además, los reconocimientos que tienen en sus manos llevan el nombre de un educador excepcional, Ignacio Manuel Altamirano que fue un liberal infatigable y que abrió las puertas a una educación laica, obligatoria y gratuita para todos los mexicanos. Como poeta, narrador, como periodista y profesor, como abogado y diputado, siempre supo que la enseñanza es el medio más eficaz e insustituible para vencer la pobreza, para vencer la marginación y la desigualdad. Esta enseñanza de Altamirano magistral persiste a nuestros días y la compartimos plenamente en esta casa, que es la casa de todos los mexicanos y donde se dialoga con todo aquel que quiera dialogar. Para él, cito a Altamirano, la instrucción pública es la responsabilidad primordial de un gobierno democrático, por ser la gran niveladora de la sociedad, de mujeres y hombres. Así al entregar la medalla y los reconocimientos que inmortalizan a Ignacio Manuel Altamirano, mi Gobierno hace también suyos sus propósitos y sus anhelos. Estoy convencido, pues, señoras y señores, que la educación es clave para igualar oportunidades de superación, para acelerar el desarrollo nacional, para impulsar el crecimiento en un entorno global, para poder hacer de cada uno y de cada una mejores mujeres, mejores hombres, mejores mexicanos.
Creo firmemente que la mejor vía para edificar un país distinto y mejor es garantizar una formación de calidad en todos los mexicanos, para alcanzar este objetivo sé que necesitamos una transformación profunda del sistema educativo, una reforma en lo que hacemos que nos permita avanzar en cinco grandes frentes al mismo tiempo. Primero: Es indispensable contar con lugares dignos para dar clase y para aprender, por eso debemos rehabilitar nuestras escuelas, las aulas, los patios, los baños, los pizarrones. Por eso en el reciente acuerdo que hemos alcanzado con el Sindicato Magisterial acordamos destinar más de tres mil 750 millones de pesos tan sólo este año para infraestructura educativa en todo el país. Segundo: Debemos acceder a tecnologías educativas de vanguardia, que las herramientas de comunicación más modernas como el Internet, la telefonía móvil, el uso intensivo de computadoras estén al servicio de la educación. La técnica, decía Ortega y Gasset, es la reforma que el hombre imprime a la naturaleza en vista a la satisfacción de sus necesidades, y hoy como ayer y como en toda la historia de la humanidad la técnica debe estar al servicio del hombre, especialmente en la educación, porque el éxito o el fracaso de las naciones y los pueblos en este Siglo XXI no va a depender, como he dicho, ni de nuestras reservas petroleras, ni de nuestros recursos naturales ni de nuestra posición geográfica como país. El éxito o fracaso de una sociedad en la era del conocimiento y en el siglo de la información estará determinado por el conocimiento y por la educación de ese pueblo. Tercero: Es necesario que la educación se vincule con las necesidades productivas del país, que la oferta educativa esté en sintonía con la demanda del aparato productivo para elevar la competitividad del trabajo y al mismo tiempo para darle a los muchachos la oportunidad que merecen de tener un empleo digno y de ganar mejor. Sólo con una formación que responda a las exigencias de nuestro tiempo lograremos que los técnicos y profesionistas mexicanos puedan hacerse un espacio, puedan competir y puedan ganar en la lucha por los mejores empleos ante jóvenes de otras naciones y continentes como Corea, India, China, Brasil o Rumania. Cuarto: Se requiere evaluar de manera permanente y objetiva la educación, por eso es tan importante la Prueba de ENLACE. Yo le explicaba a los niños el día que fui a una escuela a iniciar la Prueba de ENLACE que no se trataba de una prueba para saber, para evaluarlos a ellos, era una prueba para evaluarnos a nosotros, es una prueba para evaluar lo que el Gobierno está haciendo y cómo lo está haciendo, es una evaluación al Sistema Educativo Nacional. Yo quiero reconocer aquí el esfuerzo de casi un millón de maestras y maestros que participaron en la aplicación de la Prueba ENLACE 2007 y, desde luego, la valiosa e insustituible colaboración del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Quinto: La reforma educativa deberá elevar la calidad de la enseñanza, promover el ejercicio de la libertad, la construcción de ciudadanía, la promoción de la competitividad, el profundo amor a nuestra Patria, deberá inculcar valores en los alumnos, deberá fortalecer su alma para que sea a través de los principios, de los valores, del amor a la Patria y del respeto a sí mismos, como puedan superarse las amenazas y los peligros de una sociedad contemporánea, que tengan la fortaleza que no puede ser comprada con dinero, que tengan la fuerza de la convicción que hace del carácter del ser humano la fuerza suficiente para prevalecer ante la adversidad. Que en la educación y formación de mejores mexicanos se forje, precisamente, la mejor Patria que queremos. Sé, amigas y amigos maestros, que esa reforma es posible y es necesaria para el país, pero que no es posible realizarla sin las maestras y sin los maestros de México. Por eso estoy seguro, porque queremos lo mismo y amamos igualmente a nuestro país, juntos haremos la transformación educativa que México necesita para el Siglo XXI. Hoy México necesita de sus maestras y de sus maestros. Ratifico ante ustedes la voluntad política de mi Gobierno de escucharlos siempre, de trabajar juntos en la atención de los problemas del país, de estar atento a los problemas de las maestras y los maestros, de tener como propios los desafíos educativos que enfrentamos. Por eso también celebro y me congratulo de que la revisión salarial este año haya llegado a buen término y que los trabajadores de la educación sigan mejorando sus condiciones de vida y de trabajo. El acuerdo incluye, además del mayor incremento en todo lo que va de este año, abrir 14 mil 800, casi 15 mil nuevas plazas de maestras y maestros en este año, todas sujetas a concurso de oposición.
El destinar hasta tres mil 762 millones, como he dicho, en la mejora de la infraestructura y en el mantenimiento de las escuelas, el invertir 124 millones de pesos en acciones de capacitación y actualización, el canalizar 100 millones más al Programa de Tecnologías Educativas y de la Información, el destinar otros 110 millones para el desarrollo profesional del personal de apoyo a la educación y, lo más importante, que estos estímulos estarán sujetos a esquemas de capacitación, evaluación y certificación continua. Además, impulsar un aumento del 15 por ciento en el concepto de compensación provisional compactable que está orientada a corregir la desigualdad que sufren en el ingreso los maestros que viven en algunas zonas del país por ese solo hecho. Seguiremos apoyando a los maestros para que tengan mayores niveles de bienestar, para que reciban capacitación del más alto nivel, para que accedan a tecnologías de vanguardia y a su labor que se desempeñe en escuelas, en escuelas dignas, tan dignas como el oficio de ser maestro. Vamos a trabajar para que más profesores se incorporen al Sistema de Carrera Magisterial, que les dé estímulos para capacitarse y actualizarse. Yo los invito a todos los maestros del país a que lo hagan, ya que actualmente menos de la mitad de ellos, de educación básica, participa en el sistema por razones que deberemos de analizar y corregir. Queridas maestras, queridos maestros: Decía don Benito Juárez que la educación es fundamental para la felicidad social, es el principio en el que descansa la libertad y el engrandecimiento de los pueblos. Yo los exhorto a seguir forjando una nueva generación de niños y jóvenes, una nueva generación de mexicanas y mexicanos decididos a construir un país distinto y mejor. Un México más seguro, ordenado y generoso; un México más justo, más libre, más democrático; un México más limpio, un México más seguro, un México competitivo, un México verdaderamente ganador. Muchísimas felicidades a todos ustedes. Muchísimas gracias.





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