martes, septiembre 16, 2014
DESFILE CÍVICO MILITAR EN TORREÓN COAHUILA
Cientos de ciudadanos acudieron a presenciar el tradicional desfile Cívico Militar por el 204 aniversario del inicio de nuestra independencia.
Hace 204 años, hombres y mujeres se manifestaban
a favor de la libertad y de la igualdad en un territorio que había alcanzado un
gran crecimiento económico pero que solo beneficiaba a los españoles y a un
grupo selecto de autoridades, comerciantes y terratenientes.
El pueblo era ignorado y por tanto, el
descontento popular se acentuó, por lo que la insurrección sería la
consecuencia. Ya no eran tolerables el sometimiento, el despotismo y la
injusticia.
Miguel Hidalgo encabezaría a quienes estuvieron
dispuestos inclusive a sacrificar sus vidas a cambio de la independencia y la
libertad, pero al propio tiempo, a quienes hartos de la arrogancia y soberbia
de unos cuantos deseaban utilizar sus fuerzas y su valentía, contra la
ignorancia, el autoritarismo y la desigualdad social que prevalecía.
Las condiciones de las mayorías eran lamentables,
las oportunidades de trabajo escasas, los salarios inequitativos, prevalecían
los trabajos forzados, los tributos eran altos y las condiciones de igualdad
social inexistentes.
Por ello Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio
Allende, Mariano Abasolo, Juan Aldama, Josefa Ortiz de Domínguez, José Miguel
Domínguez, Mariano Matamoros, Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria, José María Morelos
y Pavón, Vicente Guerrero y otros, habrían de alzarse en armas para luchar por
la independencia de México, pero también para acabar con los excesos del poder.
La gran batalla popular que se verificó hace
doscientos cuatro años era por la libertad, pero también por la igualdad y la
justicia. Por ello, en los Sentimientos de la Nación habría de quedar inscrita
la siguiente proclama:
“Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre que mejores sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto”.
“Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre que mejores sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto”.
Hoy, los mismos anhelos de igualdad y justicia
prevalecen. Son la principal demanda de las y los mexicanos, por ello, en un
ejercicio autocrítico no dudaría en afirmar que si los insurgentes pudieran
hacer uso de la tribuna en nuestra época, habrían de reprocharnos las
condiciones de marginación, ignorancia, y pobreza en que se encuentran la gran
mayoría de los mexicanos.
Las páginas de la historia se vuelven hoy, en
contra de quienes pretenden escribirla haciéndonos nuevamente dependientes del
exterior, porque si bien somos una nación de leyes, prevalece la injusticia, la
impunidad y no hemos sido capaces de abolir la corrupción. Nuestros gobernantes
están más interesados en los negocios que en abatir la desigualdad social, los
abusos en contra de los más necesitados prevalecen y tal parece que no hemos
aprendido las lecciones de la historia.
Conmemoramos 204 años de Independencia, mientras
se restablecen los privilegios para unos cuántos, vilipendiando los derechos de
la nación consagrados en la Constitución.
Hoy, evocamos a quienes gracias a su vida fueron
capaces de transformar las circunstancias del momento en que coincidieron para
construir un México independiente y soberano.
Es el momento de que la actual generación de
mexicanos emulemos con tenacidad, convicción e integridad a aquélla pléyade de
hombres y mujeres singulares que defendieron hasta su culminación la causa de
la insurgencia, en estas horas en que es indispensable defender la
independencia nacional.
Debemos recordar, como lo estableció el Decreto
Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, sancionado en Apatzingán
el 22 de octubre de 1814 que “La felicidad del pueblo y de cada uno de los
ciudadanos, consiste en el goce de la igualdad, seguridad, propiedad y
libertad. La íntegra conservación de estos derechos es el objeto de la
institución de los gobiernos, y el único fin de las asociaciones políticas”.