jueves, febrero 01, 2007
SOBRE EL PAPEL EN NOMÁDICA
Va la colaboración al número anterior de la revista Nomádica:
Jaime Muñoz Vargas
Papel del papel
La invención de la escritura trajo consigo la necesidad de perpetuarla. Los primeros escritores, por llamar de una manera cómoda a quienes escribieron en el borroso pasado, se vieron de inmediato ante ese problema: ¿qué hacer para que los signos permanezcan en la materia, qué hacer para que no se evaporen con el paso del tiempo que todo lo carcome? Cualquier libro o enciclopedia que nos hable de la historia de la escritura consigna las variadas respuestas que muchas civilizaciones dieron a esa necesidad: tablas de arcilla, trozos de madera, pequeños bloques de roca, algún metal blando, cuero de animal, papiro, diversos fueron los recipientes físicos de la palabra escrita. Ninguno, sin embargo, lo suficientemente fuerte y duradero y accesible y maleable como esa pasta que desde China cubrió al mundo: el papel.
No era, no es el papel la materia más sólida ni la más resistente al tiempo y a los elementos, pero a diferencia de otras superficies susceptibles de ser usadas para escribir, tiene atributos que la hacen, o la hacían, inmejorable: porosidad exacta para asimilar el contacto de la tinta, delgadez perfecta, peso ínfimo, resistencia muy decorosa y precio bajo; todas esas condiciones garantizaban la perdurabilidad de la escritura, dado que el deterioro de una obra podía subsanarse con una copia, o varias copias, del contenido. Desde su invención, el papel fue sin duda el soporte favorito de quienes querían dejar un testimonio escrito, cualquiera que fuese. Así, ya durante la Edad Media había una poderosa cantidad de bibliotecas en los monasterios y un ejército de “impresores”, que es el nombre que hoy les podemos dar un poco en broma a los copistas (o copiadores) de libros. Esos hombres, como bien lo quiere retratar El nombre de la rosa (la novela o el film), pasaban sus días transcribiendo uno por uno los libros importantes para salvaguardar al conocimiento de la humedad y la polilla, los mejores aliados del tiempo, feroz deteriorador del papel.
El esfuerzo de los copistas rindió el fruto deseado: los libros que tal o cual persona u orden religiosa consideraba fundamentales, eran multiplicados a mano, lo que garantizaba la vida del volumen, la vida de su contenido, una vida que estaba más allá de la finitud humana. La escritura, así, gracias a esa materia prima delicada, económica y resistente, tuvo al fin la certeza de comunicar el saber de manera transgeneracional, ágil y eficaz. Pero, pese a los notables afanes del copismo manual, cada librote tardaba en tener un gemelo tanto como demorara cada copista en transcribirlo. Aunque seamos concientes de que nuestro concepto del tiempo y la tardanza es muy distinto al medieval, no deja de ser legítimo calificar de “lento” al proceso mediante el cual los libros se multiplicaban. De ahí el valor de cada ejemplar, pues todo era hecho a mano, letra por letra, palabra por palabra, hoja por hoja.
A esta “lentitud” le puso brutal remedio la imprenta de tipos móviles. Un molde con una o dos columnas de texto, unas cuantas decenas de caracteres de metal, una prensa, tinta y papel, fueron los instrumentos que acabaron por hacer obsoleto el oficio de copista. A la calca a mano le sucedió la reproducción mecánica; eso fue un pequeño paso para Gutenberg, pero un salto de Bob Beamon para la humanidad: al fin la escritura tenía un recipiente perfecto, el envase ideal para vaciar allí palabras. Cada página era compuesta por el número de caracteres que demandara, y esa forma fija quedaba físicamente multiplicada, como un grabado, tantas veces como fuera necesario. El libro no sólo bajó de precio en ese buen ejemplo de producción en serie, sino que permitió una distribución más rica de los ejemplares y una vertiginosa democratización del conocimiento.
La galaxia de Gutenberg, es decir, la Era del conocimiento codificado con tinta sobre papel, llega hasta nuestros días, sigue entre nosotros como si nada, como si no viviéramos ya, de una manera repentina, en la galaxia de Gates. Pese a la digitalización de nuestras vidas, el papel sigue allí, en millones de documentos, en libros, periódicos, folletos, carteles, facturas, boletos, cuadernos, diplomas, cheques, billetes, postales, estados de cuenta, convenios, herencias, códigos, actas, recibos de honorarios, notas de remisión, cómics y en revistas como ésta en la que aquí me comunico.
Recién estuve en la edición veinte de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Si bien ya son vendidos muchos discos compactos con nutrida información, el protagonista de la fiesta sigue siendo el libro gutenberiano. ¿Cuál será el destino del papel? ¿Qué tanto bien o qué tanto daño provocará al ambiente si lo sustituimos por el plástico de las computadoras y los discos? Son preguntas muy grandes como para responderlas con mi débil intuición. Lo único que sé es que el papel del papel ha sido determinante como dinamo del conocimiento humano y por eso siempre trato de respetarlo. Tan grave como tirar el agua es tirar el papel, creo. De hecho, en el fondo son la misma cosa.
Papel del papel
La invención de la escritura trajo consigo la necesidad de perpetuarla. Los primeros escritores, por llamar de una manera cómoda a quienes escribieron en el borroso pasado, se vieron de inmediato ante ese problema: ¿qué hacer para que los signos permanezcan en la materia, qué hacer para que no se evaporen con el paso del tiempo que todo lo carcome? Cualquier libro o enciclopedia que nos hable de la historia de la escritura consigna las variadas respuestas que muchas civilizaciones dieron a esa necesidad: tablas de arcilla, trozos de madera, pequeños bloques de roca, algún metal blando, cuero de animal, papiro, diversos fueron los recipientes físicos de la palabra escrita. Ninguno, sin embargo, lo suficientemente fuerte y duradero y accesible y maleable como esa pasta que desde China cubrió al mundo: el papel.
No era, no es el papel la materia más sólida ni la más resistente al tiempo y a los elementos, pero a diferencia de otras superficies susceptibles de ser usadas para escribir, tiene atributos que la hacen, o la hacían, inmejorable: porosidad exacta para asimilar el contacto de la tinta, delgadez perfecta, peso ínfimo, resistencia muy decorosa y precio bajo; todas esas condiciones garantizaban la perdurabilidad de la escritura, dado que el deterioro de una obra podía subsanarse con una copia, o varias copias, del contenido. Desde su invención, el papel fue sin duda el soporte favorito de quienes querían dejar un testimonio escrito, cualquiera que fuese. Así, ya durante la Edad Media había una poderosa cantidad de bibliotecas en los monasterios y un ejército de “impresores”, que es el nombre que hoy les podemos dar un poco en broma a los copistas (o copiadores) de libros. Esos hombres, como bien lo quiere retratar El nombre de la rosa (la novela o el film), pasaban sus días transcribiendo uno por uno los libros importantes para salvaguardar al conocimiento de la humedad y la polilla, los mejores aliados del tiempo, feroz deteriorador del papel.
El esfuerzo de los copistas rindió el fruto deseado: los libros que tal o cual persona u orden religiosa consideraba fundamentales, eran multiplicados a mano, lo que garantizaba la vida del volumen, la vida de su contenido, una vida que estaba más allá de la finitud humana. La escritura, así, gracias a esa materia prima delicada, económica y resistente, tuvo al fin la certeza de comunicar el saber de manera transgeneracional, ágil y eficaz. Pero, pese a los notables afanes del copismo manual, cada librote tardaba en tener un gemelo tanto como demorara cada copista en transcribirlo. Aunque seamos concientes de que nuestro concepto del tiempo y la tardanza es muy distinto al medieval, no deja de ser legítimo calificar de “lento” al proceso mediante el cual los libros se multiplicaban. De ahí el valor de cada ejemplar, pues todo era hecho a mano, letra por letra, palabra por palabra, hoja por hoja.
A esta “lentitud” le puso brutal remedio la imprenta de tipos móviles. Un molde con una o dos columnas de texto, unas cuantas decenas de caracteres de metal, una prensa, tinta y papel, fueron los instrumentos que acabaron por hacer obsoleto el oficio de copista. A la calca a mano le sucedió la reproducción mecánica; eso fue un pequeño paso para Gutenberg, pero un salto de Bob Beamon para la humanidad: al fin la escritura tenía un recipiente perfecto, el envase ideal para vaciar allí palabras. Cada página era compuesta por el número de caracteres que demandara, y esa forma fija quedaba físicamente multiplicada, como un grabado, tantas veces como fuera necesario. El libro no sólo bajó de precio en ese buen ejemplo de producción en serie, sino que permitió una distribución más rica de los ejemplares y una vertiginosa democratización del conocimiento.
La galaxia de Gutenberg, es decir, la Era del conocimiento codificado con tinta sobre papel, llega hasta nuestros días, sigue entre nosotros como si nada, como si no viviéramos ya, de una manera repentina, en la galaxia de Gates. Pese a la digitalización de nuestras vidas, el papel sigue allí, en millones de documentos, en libros, periódicos, folletos, carteles, facturas, boletos, cuadernos, diplomas, cheques, billetes, postales, estados de cuenta, convenios, herencias, códigos, actas, recibos de honorarios, notas de remisión, cómics y en revistas como ésta en la que aquí me comunico.
Recién estuve en la edición veinte de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Si bien ya son vendidos muchos discos compactos con nutrida información, el protagonista de la fiesta sigue siendo el libro gutenberiano. ¿Cuál será el destino del papel? ¿Qué tanto bien o qué tanto daño provocará al ambiente si lo sustituimos por el plástico de las computadoras y los discos? Son preguntas muy grandes como para responderlas con mi débil intuición. Lo único que sé es que el papel del papel ha sido determinante como dinamo del conocimiento humano y por eso siempre trato de respetarlo. Tan grave como tirar el agua es tirar el papel, creo. De hecho, en el fondo son la misma cosa.
LOS 23 DE HUGO
Presenta Hugo a los 23 definitivos
Ricardo Osorio y Pável Pardo, ambos del Stuttgart de Alemania, Carlos Salcido, del PSV Eindhoven de Holanda, Rafael Márquez, del Barcelona de España, y Nery Castillo, del Olympiakos de Grecia, junto a Cuauhtémoc Blanco, fueron convocados a la selección mexicana de futbol.Toda la legión "europea" de futbolistas mexicanos, junto con el esperado regreso de Cuauhtémoc Blanco, de América, forman parte de los 23 convocados para el primer partido del Tricolor bajo la tutela de Hugo Sánchez, el próximo 7 de febrero en Phoenix, Arizona, contra el representativo de Estados Unidos.El grupo se concentrará el domingo 4 de febrero en las instalaciones del Centro de Alto Rendimiento a las 21:30 horas. Al día siguiente viajará a las 11:30 horas hacía Phoenix, donde entrenará por la tarde.Continuará con sus entrenamientos la mañana del martes 6, mientras que en la tarde hará un reconocimiento a la cancha del estadio sede.El partido frente a Estados Unidos será el miércoles 7 a las 19:25 horas locales (mismo tiempo que el centro de México) y el grupo retornará al país el jueves por la tarde, a las 19:15 horas.A continuación la lista de convocados por Hugo Sánchez para su primer juego oficial:
Ricardo Osorio y Pável Pardo, ambos del Stuttgart de Alemania, Carlos Salcido, del PSV Eindhoven de Holanda, Rafael Márquez, del Barcelona de España, y Nery Castillo, del Olympiakos de Grecia, junto a Cuauhtémoc Blanco, fueron convocados a la selección mexicana de futbol.Toda la legión "europea" de futbolistas mexicanos, junto con el esperado regreso de Cuauhtémoc Blanco, de América, forman parte de los 23 convocados para el primer partido del Tricolor bajo la tutela de Hugo Sánchez, el próximo 7 de febrero en Phoenix, Arizona, contra el representativo de Estados Unidos.El grupo se concentrará el domingo 4 de febrero en las instalaciones del Centro de Alto Rendimiento a las 21:30 horas. Al día siguiente viajará a las 11:30 horas hacía Phoenix, donde entrenará por la tarde.Continuará con sus entrenamientos la mañana del martes 6, mientras que en la tarde hará un reconocimiento a la cancha del estadio sede.El partido frente a Estados Unidos será el miércoles 7 a las 19:25 horas locales (mismo tiempo que el centro de México) y el grupo retornará al país el jueves por la tarde, a las 19:15 horas.A continuación la lista de convocados por Hugo Sánchez para su primer juego oficial:
01. Oswaldo Sánchez Portero Santos Laguna 02. Guillermo Ochoa Portero América 03. Sergio Bernal Portero UNAM04. Ricardo Osorio Defensa Stuttgart (ALE) 05. Israel Castro Defensa UNAM 06. Carlos Salcido Defensa PSV Eindhoven (HOL) 07. Francisco J. Rodríguez Defensa Guadalajara 08. Rafael Márquez Defensa Barcelona (ESP) 09. Ramón Morales Defensa Guadalajara 10. Jaime Lozano Defensa UANL 11. Joaquín Beltrán Defensa Necaxa 12. Alberto Medina Medio Guadalajara 13. Gerardo Torrado Medio Cruz Azul 14. Pável Pardo Medio Stuttgart (ALE) 15. Gonzalo Pineda Medio Guadalajara 16. Andrés Guardado Medio Atlas 17. Gerardo Galindo Medio Necaxa 18. Nery Castillo F. Medio Olympiakos (GRE) 19. Jared Borgetti Delantero Cruz Azul 20. Omar Bravo Delantero Guadalajara 21. Adolfo Bautista Delantero Guadalajara 22. José Francisco Fonseca Delantero UANL 23. Cuauhtémoc Blanco Delantero América
martes, enero 30, 2007
EN EL ANIVERSARIO DE LA GESTIÓN
Profesores Arturo Díaz, Jesús García Portillo, Gerardo Alba Castillo y Enrique Orozco en la foto, compartiendo un momento en reunión de Comité Seccional
lunes, enero 29, 2007
SANTOS NO PUDO
En un final cardiaco, el Santos de La Laguna por poco logra sacarle el empate a las Chivas Rayadas del Guadalajara, pero finalmente no le quedó tiempo para la hazaña y terminó cayendo por 3-2.
El campeón del balompié mexicano está de regreso, los rojiblancos se metieron al estadio Corona y lograron generar nuevamente ese futbol alegre y netamente ofensivo para sacar una importante victoria, que por poco deja ir, ya que en los últimos instantes se desconcentró y dejó que los locales consiguieran dos tantos en tres minutos.
Daniel Guzmán, técnico de los locales estaba al borde de la locura, tiraba patadas, manotazos en la banca al ver que sus pupilos estaban logrando la remontada, pero al final el enojo fue más al ver que ya no pudieron conseguir el anhelado gol del empate.
Mientras tanto, Alberto Medina y Omar Bravo no tuvieron piedad de sus rivales y no se tentaron el corazón al tener como rival al cancerbero Oswaldo Sánchez, a quien vencieron en tres ocasiones, en un par de ellas con sendos golazos por parte del Venado.
La escuadra verdiblanco ya suma dos descalabros consecutivos en este Apertura 2007 y cada vez se hunde más en la tabla del descenso, a pesar de tener a grandes jugadores en su plantel, que parecen no carburar lo necesario.
Los locales estaban mal y de malas, ya que el gol se les negó completamente en los minutos donde se fueron con todo al ataque. Sobre todo porque el poste les jugó una mala pasada cuando Juan Pablo Rodríguez cobró un tiro libre que venció al guardameta Luis Michel pero de manera angustiosa el balón no entró por unos centímetros.
También Vuoso dejó ir el que a la postre hubiera sido el del empate cuando estuvo solo frente a la portería, con el guardameta rival tirado pero su remate no tuvo dirección y mandó el balón a las gradas ante la incredulidad de los aficionados.
En la primera parte a los locales no les salió absolutamente nada, su media cancha no existió y fueron superados largamente por el Rebaño Sagrado quienes se vieron mucho mejor en el toque de balón y jugadas a la ofensiva. Y desde el minuto 5 la escuadra tapatía abrió el marcador cuando Medina empujó la pelota tras un pase filtrado de Bautista en el área.
Para el complemento, las cosas siguieron en la misma tónica, y nuevamente los visitantes lograron vencer a Oswaldo al 68' cuando en un error grave de la zaga santista dejaron que Bravo quedara solo en el área y empujara el balón que le pasó entre las piernas al arquero y decretar el 2-0.
Las Chivas no arriesgaron de más luego de tener esta ventaja y supieron manejar muy bien los espacios y los tiempos, tanto que al 81' en una excelente jugada individual, el Venado burló a un enemigo y sacó chanflazo que se incrustó en el ángulo contrario de Sánchez para tener un marcador contundente de tres goles.
Parecía que Santos estaba completamente controlado, ya que la loza era muy pesada, pero los locales sacaron fuerzas de su flaqueza y comenzaron la remontada al 85' cuando Daniel Ludueña consiguió anidar el balón al fondo de las redes.
El momento era para los de la Comarca que en tres minutos nuevamente Ludueña los acercó al sacar un fogonazo de pierna derecha desde fuera del área que se metió en el ángulo izquierdo. La gente que estaba abandonando el inmueble se tuvo que regresar ante esta situación esperando expectante la hazaña del empate, pero el tiempo no fue suficiente y todo terminó en una derrota.
El campeón del balompié mexicano está de regreso, los rojiblancos se metieron al estadio Corona y lograron generar nuevamente ese futbol alegre y netamente ofensivo para sacar una importante victoria, que por poco deja ir, ya que en los últimos instantes se desconcentró y dejó que los locales consiguieran dos tantos en tres minutos.
Daniel Guzmán, técnico de los locales estaba al borde de la locura, tiraba patadas, manotazos en la banca al ver que sus pupilos estaban logrando la remontada, pero al final el enojo fue más al ver que ya no pudieron conseguir el anhelado gol del empate.
Mientras tanto, Alberto Medina y Omar Bravo no tuvieron piedad de sus rivales y no se tentaron el corazón al tener como rival al cancerbero Oswaldo Sánchez, a quien vencieron en tres ocasiones, en un par de ellas con sendos golazos por parte del Venado.
La escuadra verdiblanco ya suma dos descalabros consecutivos en este Apertura 2007 y cada vez se hunde más en la tabla del descenso, a pesar de tener a grandes jugadores en su plantel, que parecen no carburar lo necesario.
Los locales estaban mal y de malas, ya que el gol se les negó completamente en los minutos donde se fueron con todo al ataque. Sobre todo porque el poste les jugó una mala pasada cuando Juan Pablo Rodríguez cobró un tiro libre que venció al guardameta Luis Michel pero de manera angustiosa el balón no entró por unos centímetros.
También Vuoso dejó ir el que a la postre hubiera sido el del empate cuando estuvo solo frente a la portería, con el guardameta rival tirado pero su remate no tuvo dirección y mandó el balón a las gradas ante la incredulidad de los aficionados.
En la primera parte a los locales no les salió absolutamente nada, su media cancha no existió y fueron superados largamente por el Rebaño Sagrado quienes se vieron mucho mejor en el toque de balón y jugadas a la ofensiva. Y desde el minuto 5 la escuadra tapatía abrió el marcador cuando Medina empujó la pelota tras un pase filtrado de Bautista en el área.
Para el complemento, las cosas siguieron en la misma tónica, y nuevamente los visitantes lograron vencer a Oswaldo al 68' cuando en un error grave de la zaga santista dejaron que Bravo quedara solo en el área y empujara el balón que le pasó entre las piernas al arquero y decretar el 2-0.
Las Chivas no arriesgaron de más luego de tener esta ventaja y supieron manejar muy bien los espacios y los tiempos, tanto que al 81' en una excelente jugada individual, el Venado burló a un enemigo y sacó chanflazo que se incrustó en el ángulo contrario de Sánchez para tener un marcador contundente de tres goles.
Parecía que Santos estaba completamente controlado, ya que la loza era muy pesada, pero los locales sacaron fuerzas de su flaqueza y comenzaron la remontada al 85' cuando Daniel Ludueña consiguió anidar el balón al fondo de las redes.
El momento era para los de la Comarca que en tres minutos nuevamente Ludueña los acercó al sacar un fogonazo de pierna derecha desde fuera del área que se metió en el ángulo izquierdo. La gente que estaba abandonando el inmueble se tuvo que regresar ante esta situación esperando expectante la hazaña del empate, pero el tiempo no fue suficiente y todo terminó en una derrota.
En el numero nueve de pasion deportiva que dirige nuestro amigo Esteban Pulido extraordinarias entrevistas con los participantes de este encuentro comprala ya solo cuesta 10 pesillos.