sábado, septiembre 25, 2010
TRES AÑOS ENTRE METALES
En menos de diez años La Laguna experimentó un cambio notable en su infraestructura museística. En vez de “La Laguna” quizá debo decir “Torreón”, pues esta ciudad es la que vio el nacimiento de, al menos, cuatro museos que no escatimaron recursos para abrir sus puertas con el ánimo de ofrecer exhibiciones de alta calidad. Estas instituciones son el Museo Arocena, el Museo de la Revolución, el Museo del Algodón y el Museo de los Metales. Hay que agregar el Museo Francisco I. Madero de San Pedro, pues aquel municipio también es lagunero. Cada uno tiene su peculiaridad, y juntos ofrecen un menú de paseos culturales ya bastante digno si lo comparamos con el ofrecido en un pasado no tan lejano.
Me detengo en el Museo de los Metales pues precisamente hoy cumple tres años. Dirigido por mi siempre querida amiga Cristina Matouk Núñez, el MM ha logrado su asentamiento en un lapso brevísimo. Cierto que en estos casos el auspicio económico es importante, pero también lo es, y mucho, el ingenio, la creatividad, el gusto por crear espacios que digan algo nuevo al visitante. El MM, ejemplo de museo especializado, brinda un buen número de servicios y poco a poco logra el cometido de convertirse en sólido “promotor de nuevas vocaciones en ciencias de la Tierra a través de su programa de Servicios Educativos”.
Le he pedido a Cristy Matouk que me informe sobre la diversidad de propuestas impulsadas por el MM. El resumen que me dio es rico y misceláneo. Se realizaron, expone, visitas guiadas para grupos escolares y público en general y se atendió un total de 15,500 personas en el período septiembre 2009-agosto del 2010. Este año, señala, se incrementó la visita espontánea del público, sobre todo de familias, indicador de que un mayor número de padres de familia está volteando a ver al Museo como una alternativa de esparcimiento y aprendizaje para ellos y sus hijos. Además, el 11 y 12 de marzo se llevó a cabo con éxito el “Primer taller de Inicio a la ciencia: experimentos simples para entender una Tierra complicada”, dirigido a profesores de primaria y secundaria y ofrecido por el Centro de Geociencias de la UNAM a través del Programa de Desarrollo Comunitario de Met-Mex Peñoles y el Museo de los Metales. Se instruyó a 115 profesores en las materias “La presión atmosférica y la caída de cuerpos”, “La luz y los colores” y “Los continentes y los océanos flotan”. Los profesores acudieron de escuelas vecinas a la empresa Peñoles y de otras instituciones públicas y privadas de Torreón (para el año 2011 se dará continuidad a este programa con el segundo taller). Asimismo, fueron impulsados dos clubes de niños que habían trabajado como proyectos piloto en 2009; éstos lograron consolidarse en 2010 al reunir cada mes un promedio de 25 niños asiduos al Museo en cada club.
Es importante destacar el valor del MM como difusor, sobre todo, de la ciencia. Ya que los espacios dedicados al conocimiento científico no abundan en México, el MM se ha convertido en un oasis científico para La Laguna, un privilegio que ojalá siga siendo aprovechado, sobre todo, por la niñez y por los profesores.
Ahora bien, no quedaron al margen las actividades más estrechamente vinculadas con el trabajo de un museo. En el MM se realizaron exposiciones temporales, actividades para toda la familia y eventos especiales. Abordaron particularmente el tema de la diversidad biológica conforme a la propuesta mundial de la UNESCO, tema ligado a las ciencias de la Tierra. Fue el caso de la exposición Invertebrados prehistóricos y fósiles vivientes, conferencias y exposiciones sobre flora y fauna local, talleres sobre insectos y sobre los Triops, animales prehistóricos. Igualmente, resaltaron algunas actividades dedicadas a la conmemoración del bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución, como la exposición “Identidad en re-construcción, símbolos de lo mexicano en plata”.
Por todo, enhorabuena para quienes cimientan, apoyan y dirigen el Museo de los Metales. El conocimiento científico de y en La Laguna acusa un impulso muy valioso gracias al trabajo de este espacio joven y ya muy importante en la fisonomía cultural de nuestra comarca. JMV
Me detengo en el Museo de los Metales pues precisamente hoy cumple tres años. Dirigido por mi siempre querida amiga Cristina Matouk Núñez, el MM ha logrado su asentamiento en un lapso brevísimo. Cierto que en estos casos el auspicio económico es importante, pero también lo es, y mucho, el ingenio, la creatividad, el gusto por crear espacios que digan algo nuevo al visitante. El MM, ejemplo de museo especializado, brinda un buen número de servicios y poco a poco logra el cometido de convertirse en sólido “promotor de nuevas vocaciones en ciencias de la Tierra a través de su programa de Servicios Educativos”.
Le he pedido a Cristy Matouk que me informe sobre la diversidad de propuestas impulsadas por el MM. El resumen que me dio es rico y misceláneo. Se realizaron, expone, visitas guiadas para grupos escolares y público en general y se atendió un total de 15,500 personas en el período septiembre 2009-agosto del 2010. Este año, señala, se incrementó la visita espontánea del público, sobre todo de familias, indicador de que un mayor número de padres de familia está volteando a ver al Museo como una alternativa de esparcimiento y aprendizaje para ellos y sus hijos. Además, el 11 y 12 de marzo se llevó a cabo con éxito el “Primer taller de Inicio a la ciencia: experimentos simples para entender una Tierra complicada”, dirigido a profesores de primaria y secundaria y ofrecido por el Centro de Geociencias de la UNAM a través del Programa de Desarrollo Comunitario de Met-Mex Peñoles y el Museo de los Metales. Se instruyó a 115 profesores en las materias “La presión atmosférica y la caída de cuerpos”, “La luz y los colores” y “Los continentes y los océanos flotan”. Los profesores acudieron de escuelas vecinas a la empresa Peñoles y de otras instituciones públicas y privadas de Torreón (para el año 2011 se dará continuidad a este programa con el segundo taller). Asimismo, fueron impulsados dos clubes de niños que habían trabajado como proyectos piloto en 2009; éstos lograron consolidarse en 2010 al reunir cada mes un promedio de 25 niños asiduos al Museo en cada club.
Es importante destacar el valor del MM como difusor, sobre todo, de la ciencia. Ya que los espacios dedicados al conocimiento científico no abundan en México, el MM se ha convertido en un oasis científico para La Laguna, un privilegio que ojalá siga siendo aprovechado, sobre todo, por la niñez y por los profesores.
Ahora bien, no quedaron al margen las actividades más estrechamente vinculadas con el trabajo de un museo. En el MM se realizaron exposiciones temporales, actividades para toda la familia y eventos especiales. Abordaron particularmente el tema de la diversidad biológica conforme a la propuesta mundial de la UNESCO, tema ligado a las ciencias de la Tierra. Fue el caso de la exposición Invertebrados prehistóricos y fósiles vivientes, conferencias y exposiciones sobre flora y fauna local, talleres sobre insectos y sobre los Triops, animales prehistóricos. Igualmente, resaltaron algunas actividades dedicadas a la conmemoración del bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución, como la exposición “Identidad en re-construcción, símbolos de lo mexicano en plata”.
Por todo, enhorabuena para quienes cimientan, apoyan y dirigen el Museo de los Metales. El conocimiento científico de y en La Laguna acusa un impulso muy valioso gracias al trabajo de este espacio joven y ya muy importante en la fisonomía cultural de nuestra comarca. JMV