miércoles, diciembre 30, 2009
JAIME MUÑOZ VARGAS
Mis respuestas a Mayela Ortega , reportera de La Opinión. Esto puede servir como resumen de mi 2009, año en el que llegué, para decirlo con el estilacho de los cronistas de "sociales", a mis bodas de plata frente a los teclados (la chula foto que encabeza este post es mía):
¿Qué opinión tiene del reconocimiento que recibió?
Creo que el reconocimiento “Testimonio ciudadano Santiago Lavín Cuadra” reafirma mi laguneridad, pues en este 2009 he recibido las distinciones de las ciudades donde nací, Gómez Palacio, y donde vivo desde los trece años, Torreón. En general soy escéptico con los premios y con los reconocimientos; quiero decir que los tomo con gusto, pero procuro no creer demasiado en ellos para no perder piso. Los laureles no añaden nada a la calidad de la obra, que al final deberá defenderse por sí sola, con o sin premios.
¿Cómo se sintió al enterarse de tal logro?
Me dio gusto, más porque de Gómez Palacio siempre he sentido una especie de sutil desdén todavía manifiesto en la presidencia de Ricardo Rebollo. Allí nací, allí pasé una etapa fundamental de mi vida y allí tengo todavía a buena parte de mi parentalia. Creo que, después de todo, algo mínimamente bueno he hecho para darle a la literatura de Gómez un poco de presencia nacional. En este caso quiero agradecer el reconocimiento al grupo Unidos por Gómez Palacio y al ayuntamiento. Además, a Sergio Pérez Corella, quien propuso mi candidatura. Debo decir, aparte, que con él y otros artistas y promotores laguneros estamos tratando de alentar la construcción de nuevos espacios culturales en Gómez Palacio.
¿Qué labores en el año lo han llevado a tener la distinción de los gomezpalatinos?
Hasta donde tengo entendido, el reconocimiento no es otorgado por el esfuerzo de un año, sino por trayectorias completa. Esto significa que me dieron esa placa por los 25 años que tengo como escritor, periodista, maestro y editor. Me dio mucho gusto, además, compartir ceremonia con otros galardonados como el doctor Héctor Mayagoitia, Carlos Ramos y Pedro Salinas el ex futbolista.
¿Cómo concluye este año en lo laboral y en lo personal?
Ha sido un año muy raro, pues, como sabemos, estuvo plagado de malas noticias en seguridad, economía y salud. Pese a ello, en lo personal me fue relativamente bien. Poco a poco se dieron las carambolas para que al final mi balance sea positivo al menos en el estricto terreno de lo literario: publiqué un libro de cuentos (Leyenda Morgan) y una novela (Parábola del moribundo), ambos en México, además de participar en cuatro libros colectivos; gané otro premio nacional de literatura, hice el viaje a Europa, presenté uno de mis libros en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, me dieron los reconocimientos de ciudadano distinguido en Torreón y Gómez Palacio, cumplí 25 años de publicar en forma recurrente, mi columna de La Opinión llegó a mil entregas y armé otro par de libros inéditos. A eso hay que añadir los trabajos de edición y presentación de libros, mi colaboración en el Icocult Laguna y lo más importante: mi chamba como papá de tres niñas y compañero de mi esposa. Sin planearlo, el 2009 fue un buen año para mí. Lástima que haya sido un desastre en términos macro.
¿Qué planes tiene para 2010?
Básicamente el mismo: trabajar, trabajar y trabajar. No hay de otra. Espero seguir en la misma dinámica, continuar con mi columna, publicar un par de libros, presentar en Torreón los libros pendientes y hacer un viaje a Sudamérica, esta vez a Chile. Insisto: los reconocimientos son bienvenidos, pero no significan que uno deba tirarse a la hamaca, sino lo contrario: imponen una mayor responsabilidad a quien los obtiene.
¿Qué opinión tiene del reconocimiento que recibió?
Creo que el reconocimiento “Testimonio ciudadano Santiago Lavín Cuadra” reafirma mi laguneridad, pues en este 2009 he recibido las distinciones de las ciudades donde nací, Gómez Palacio, y donde vivo desde los trece años, Torreón. En general soy escéptico con los premios y con los reconocimientos; quiero decir que los tomo con gusto, pero procuro no creer demasiado en ellos para no perder piso. Los laureles no añaden nada a la calidad de la obra, que al final deberá defenderse por sí sola, con o sin premios.
¿Cómo se sintió al enterarse de tal logro?
Me dio gusto, más porque de Gómez Palacio siempre he sentido una especie de sutil desdén todavía manifiesto en la presidencia de Ricardo Rebollo. Allí nací, allí pasé una etapa fundamental de mi vida y allí tengo todavía a buena parte de mi parentalia. Creo que, después de todo, algo mínimamente bueno he hecho para darle a la literatura de Gómez un poco de presencia nacional. En este caso quiero agradecer el reconocimiento al grupo Unidos por Gómez Palacio y al ayuntamiento. Además, a Sergio Pérez Corella, quien propuso mi candidatura. Debo decir, aparte, que con él y otros artistas y promotores laguneros estamos tratando de alentar la construcción de nuevos espacios culturales en Gómez Palacio.
¿Qué labores en el año lo han llevado a tener la distinción de los gomezpalatinos?
Hasta donde tengo entendido, el reconocimiento no es otorgado por el esfuerzo de un año, sino por trayectorias completa. Esto significa que me dieron esa placa por los 25 años que tengo como escritor, periodista, maestro y editor. Me dio mucho gusto, además, compartir ceremonia con otros galardonados como el doctor Héctor Mayagoitia, Carlos Ramos y Pedro Salinas el ex futbolista.
¿Cómo concluye este año en lo laboral y en lo personal?
Ha sido un año muy raro, pues, como sabemos, estuvo plagado de malas noticias en seguridad, economía y salud. Pese a ello, en lo personal me fue relativamente bien. Poco a poco se dieron las carambolas para que al final mi balance sea positivo al menos en el estricto terreno de lo literario: publiqué un libro de cuentos (Leyenda Morgan) y una novela (Parábola del moribundo), ambos en México, además de participar en cuatro libros colectivos; gané otro premio nacional de literatura, hice el viaje a Europa, presenté uno de mis libros en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, me dieron los reconocimientos de ciudadano distinguido en Torreón y Gómez Palacio, cumplí 25 años de publicar en forma recurrente, mi columna de La Opinión llegó a mil entregas y armé otro par de libros inéditos. A eso hay que añadir los trabajos de edición y presentación de libros, mi colaboración en el Icocult Laguna y lo más importante: mi chamba como papá de tres niñas y compañero de mi esposa. Sin planearlo, el 2009 fue un buen año para mí. Lástima que haya sido un desastre en términos macro.
¿Qué planes tiene para 2010?
Básicamente el mismo: trabajar, trabajar y trabajar. No hay de otra. Espero seguir en la misma dinámica, continuar con mi columna, publicar un par de libros, presentar en Torreón los libros pendientes y hacer un viaje a Sudamérica, esta vez a Chile. Insisto: los reconocimientos son bienvenidos, pero no significan que uno deba tirarse a la hamaca, sino lo contrario: imponen una mayor responsabilidad a quien los obtiene.