miércoles, octubre 21, 2009
PINCHE MISELÁNEA
Eduardo Holguín
A la basura, a la basura la oportunidad política que tuvieron el PAN y el PRI de comandar un esfuerzo legislativo que liberara las potencialidades económicas de México.
Al final de cuentas, y como ya lo esperábamos, los integrantes de la Cámara de Diputados aprobaron una miscelánea fiscal arcaica, regresiva, que dista mucho de la modernidad fiscal que contribuye a la competitividad global de las economías emergentes campeonas del crecimiento.
Al final de cuentas los tricolores y los azules terminaron por ofrecernos “la misma gata propuesta por el ejecutivo, pero revolcada”. Es decir, terminaron pactando una diarrea fiscal que se distingue por el enmarañamiento de instrumentos tributarios: un IVA agrandado, un ISR más pesado, un IETU que llegó para quedarse y seguir sangrando la liquidez de la planta productiva. Además, por mayores impuestos a las telecomunicaciones, a la cerveza, al tabaco y a los juegos y sorteos.
En fin, un tutifruti, un verdadero diluvio de impuestos que va a aplastar a los siempre eternos causantes cautivos, es decir a las empresas del mercado formal, a los profesionistas que integran una clase media cada vez más reducida.
Dudo mucho de que la diarrea fiscal, a pesar de tener como objetivo llenar el boquetón mencionado por Carstens, cumpla con el propósito recaudatorio. Lo dudo porque: ¿haber cómo le hacen para cobrarle impuestos a un sector empresarial deprimido y desmotivado?
De lo que estoy seguro es que la “pinche miscelánea” no tiene el potencial para incentivar el consumo y la competitividad de la planta productiva.
Gracias a la tan desprestigiada e incompetente clase política la economía mexicana seguirá caracterizada por sus viejas incapacidades. Incapacidad para crecer, para generarle a la comunidad empleos dignos y suficientes, para atraer destacadas corrientes de Inversión Extranjera Directa, para incentivar el desarrollo vigoroso de la pequeña y mediana empresa.
No, el Estado Mexicano no va a contar con los recursos suficientes y necesarios para impulsar con todo vigor los vectores que explican la prosperidad y los sustentables niveles de desarrollo de otras aldeas globales: una educación de calidad, un esfuerzo vigoroso en I+D+i y una infraestructura competitiva.
A la basura, a la basura la oportunidad política que tuvieron el PAN y el PRI de comandar un esfuerzo legislativo que liberara las potencialidades económicas de México.
Al final de cuentas, y como ya lo esperábamos, los integrantes de la Cámara de Diputados aprobaron una miscelánea fiscal arcaica, regresiva, que dista mucho de la modernidad fiscal que contribuye a la competitividad global de las economías emergentes campeonas del crecimiento.
Al final de cuentas los tricolores y los azules terminaron por ofrecernos “la misma gata propuesta por el ejecutivo, pero revolcada”. Es decir, terminaron pactando una diarrea fiscal que se distingue por el enmarañamiento de instrumentos tributarios: un IVA agrandado, un ISR más pesado, un IETU que llegó para quedarse y seguir sangrando la liquidez de la planta productiva. Además, por mayores impuestos a las telecomunicaciones, a la cerveza, al tabaco y a los juegos y sorteos.
En fin, un tutifruti, un verdadero diluvio de impuestos que va a aplastar a los siempre eternos causantes cautivos, es decir a las empresas del mercado formal, a los profesionistas que integran una clase media cada vez más reducida.
Dudo mucho de que la diarrea fiscal, a pesar de tener como objetivo llenar el boquetón mencionado por Carstens, cumpla con el propósito recaudatorio. Lo dudo porque: ¿haber cómo le hacen para cobrarle impuestos a un sector empresarial deprimido y desmotivado?
De lo que estoy seguro es que la “pinche miscelánea” no tiene el potencial para incentivar el consumo y la competitividad de la planta productiva.
Gracias a la tan desprestigiada e incompetente clase política la economía mexicana seguirá caracterizada por sus viejas incapacidades. Incapacidad para crecer, para generarle a la comunidad empleos dignos y suficientes, para atraer destacadas corrientes de Inversión Extranjera Directa, para incentivar el desarrollo vigoroso de la pequeña y mediana empresa.
No, el Estado Mexicano no va a contar con los recursos suficientes y necesarios para impulsar con todo vigor los vectores que explican la prosperidad y los sustentables niveles de desarrollo de otras aldeas globales: una educación de calidad, un esfuerzo vigoroso en I+D+i y una infraestructura competitiva.