jueves, mayo 07, 2009
SAÚL ROSALES EDITOR
Hace un par de semanas Saúl Rosales ofreció una extraordinaria conferencia en la galería del Icocult Laguna.
Trató sobre el boom, y hubo lleno. El abordaje que hizo fue sencillo:
nos habló del movimiento literario en el que solemos agrupar, entre otros, a Vargas Llosa, a Cortázar, a García Márquez y a Fuentes, pero no con datos fríos, de libro, sino como parte de su vivencia como trabajador asalariado, como lector y como aprendiz de escritor.
Los asistentes vimos pues, tras las palabras de Saúl, al joven lagunero que en la capital lidiaba con la supervivencia y al mismo tiempo comenzaba a leer, durante la década de los sesenta, suplementos, revistas y libros que en aquel momento sólo hablaban del vigor alcanzado por las letras latinoamericanas gracias al trabajo de algunos jóvenes novelistas. Fue, en suma, una conferencia amena, emotiva e inteligente.
Frente al público se me ocurrió decir que las doce cuartillas preparadas por Saúl merecían un foro periodístico, un lugar en el que otros lectores pudieran acercarse a ellas.
Por el momento, señalé, en La Laguna no hay un espacio de papel que pueda acoger un texto tan largo, así que ofrecí mi blog; como se sabe, estos espacios no tienen límite para albergar textualidad digital.
Saúl prometió darme el texto, y en su espera estoy.
Cuando lo tenga, aquí avisaré sobre la dirección internética en la que podremos leerlo.
Avisaré, entonces, como ahora aviso que Saúl me ha enviado su colaboración más reciente para Acequias, la revista de la UIA Laguna.
Es aquella que trata sobre la edición en nuestra comarca y en la que también fui invitado a colaborar.
Publico aquí un fragmento y de paso invito al blog, donde el artículo aparecerá íntegro.
No olvido recordar, sin embargo, que su mejor versión es la que ofrece la revista en soporte de papel.
Podemos pedirla en acequias@lag.uia.mx, o al teléfono 7051010, extensión 1135, con Édgar Salinas y/o Julio César Félix.
Mientras, un fragmento de lo que opina Saúl sobre su vinculación con el trabajo editorial (“Edición corregida y no aumentada”):
“Haber empezado mi vida ‘adulta’ en una imprenta determinó que ahora esté aquí tirando a la carrera líneas acerca del trabajo editorial.
La imprenta es el mago que saca de su chistera una publicación que sale como la paloma a volar por el mundo.
De la imprenta también puede salir un viejo tipógrafo a destilar ideas sobre el trabajo editorial y el de los editores.
Aclaremos:
el trabajo del editor es muy variado, tanto que a veces se confunde y se funde con el del impresor y aun con el del que invierte millones en una empresa de publicaciones.
Por eso hasta se encuentran escritores que le dicen ‘editor’ al impresor. Concluyamos algo:
es editor alguien que posee una rica empresa editorial, pero también es editor quien para ganarse un salario prepara materiales que se convertirán en las publicaciones que salen a volar por el mundo como las palomas.
Para este lugar, definamos al editor como la persona que prepara (bien) materiales destinados a la publicación impresa.
Se vuelve necesaria esta precisión porque sin el más pequeño interés en parecer racionales, los anunciantes que trasmiten sus mensajes por todos los medios de comunicación así como sus patrones hablan ahora de tal edición de tangas, de la equis edición del Oscar, de la edición para este año del automóvil fulano, de la edición de tal programa de televisión o radio cuando se refieren a una emisión.
Sin embargo, la edición por antonomasia es la de publicaciones impresas.
Hablemos, pues, del editor que vende sus capacidades, no del que las compra, es decir, hablemos del que hace que los medios de producción saquen palomas, no del propietario de los medios de producción…”.
Trató sobre el boom, y hubo lleno. El abordaje que hizo fue sencillo:
nos habló del movimiento literario en el que solemos agrupar, entre otros, a Vargas Llosa, a Cortázar, a García Márquez y a Fuentes, pero no con datos fríos, de libro, sino como parte de su vivencia como trabajador asalariado, como lector y como aprendiz de escritor.
Los asistentes vimos pues, tras las palabras de Saúl, al joven lagunero que en la capital lidiaba con la supervivencia y al mismo tiempo comenzaba a leer, durante la década de los sesenta, suplementos, revistas y libros que en aquel momento sólo hablaban del vigor alcanzado por las letras latinoamericanas gracias al trabajo de algunos jóvenes novelistas. Fue, en suma, una conferencia amena, emotiva e inteligente.
Frente al público se me ocurrió decir que las doce cuartillas preparadas por Saúl merecían un foro periodístico, un lugar en el que otros lectores pudieran acercarse a ellas.
Por el momento, señalé, en La Laguna no hay un espacio de papel que pueda acoger un texto tan largo, así que ofrecí mi blog; como se sabe, estos espacios no tienen límite para albergar textualidad digital.
Saúl prometió darme el texto, y en su espera estoy.
Cuando lo tenga, aquí avisaré sobre la dirección internética en la que podremos leerlo.
Avisaré, entonces, como ahora aviso que Saúl me ha enviado su colaboración más reciente para Acequias, la revista de la UIA Laguna.
Es aquella que trata sobre la edición en nuestra comarca y en la que también fui invitado a colaborar.
Publico aquí un fragmento y de paso invito al blog, donde el artículo aparecerá íntegro.
No olvido recordar, sin embargo, que su mejor versión es la que ofrece la revista en soporte de papel.
Podemos pedirla en acequias@lag.uia.mx, o al teléfono 7051010, extensión 1135, con Édgar Salinas y/o Julio César Félix.
Mientras, un fragmento de lo que opina Saúl sobre su vinculación con el trabajo editorial (“Edición corregida y no aumentada”):
“Haber empezado mi vida ‘adulta’ en una imprenta determinó que ahora esté aquí tirando a la carrera líneas acerca del trabajo editorial.
La imprenta es el mago que saca de su chistera una publicación que sale como la paloma a volar por el mundo.
De la imprenta también puede salir un viejo tipógrafo a destilar ideas sobre el trabajo editorial y el de los editores.
Aclaremos:
el trabajo del editor es muy variado, tanto que a veces se confunde y se funde con el del impresor y aun con el del que invierte millones en una empresa de publicaciones.
Por eso hasta se encuentran escritores que le dicen ‘editor’ al impresor. Concluyamos algo:
es editor alguien que posee una rica empresa editorial, pero también es editor quien para ganarse un salario prepara materiales que se convertirán en las publicaciones que salen a volar por el mundo como las palomas.
Para este lugar, definamos al editor como la persona que prepara (bien) materiales destinados a la publicación impresa.
Se vuelve necesaria esta precisión porque sin el más pequeño interés en parecer racionales, los anunciantes que trasmiten sus mensajes por todos los medios de comunicación así como sus patrones hablan ahora de tal edición de tangas, de la equis edición del Oscar, de la edición para este año del automóvil fulano, de la edición de tal programa de televisión o radio cuando se refieren a una emisión.
Sin embargo, la edición por antonomasia es la de publicaciones impresas.
Hablemos, pues, del editor que vende sus capacidades, no del que las compra, es decir, hablemos del que hace que los medios de producción saquen palomas, no del propietario de los medios de producción…”.