sábado, mayo 16, 2009
DÍA DEL MAESTRO 2009
SECRETARIO ALONSO LUJAMBIO IRAZÁBAL: Lic. Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos; Maestra Elba Esther Gordillo Morales, Presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
Profesor Rafael Ochoa Guzmán, Secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; distinguidas autoridades educativas de las entidades federativas, muy estimados maestros, maestras, directores y padres de familia.
Amigas y amigos representantes de organizaciones sociales. Gracias por su presencia.
Muchas felicidades en su día maestras y maestros de México.
Por el trabajo que ustedes desempeñan a favor de nuestra niñez y nuestra juventud, ustedes, queridas y queridos maestros, colegas, se han ganado la confianza, el respeto y el aprecio del pueblo y del Gobierno de México.
El Gobierno Federal reconoce con el Premio Ignacio Manuel Altamirano, a quienes se han distinguido por toda una vida entregada al noble propósito de la enseñanza.
Hoy homenajeamos a quienes han dedicado toda su vida, toda su vida al servicio de los demás en las aulas de nuestras escuelas mexicanas.
Gracias maestras, maestros por su vocación de servicio, por la constancia de su esfuerzo y por su entrega a la causa más importante de la Nación.
Este año el 15 de mayo tiene un significado muy especial, porque además de celebrar a nuestros maestros, celebramos un año de trabajo conjunto en el marco de la Alianza por la Calidad de la Educación; lo hacemos efectuando un recuento de lo que hemos avanzado, trabajando unidos en favor de la calidad de la educación de nuestras niñas, de nuestros niños, de nuestros jóvenes, reconociendo también que nos falta un importante camino, ciertamente, por recorrer.
Pero también es una celebración diferente el día de hoy, amigas, amigos, porque hemos de aquilatar hoy lo mucho que nuestros maestros y nuestras maestras han hecho por la salud y el cuidado de nuestros hijos en los últimos días de contingencia sanitaria.
Como nunca, como nunca, las maestras y los maestros de México se pusieron al servicio de nuestra Patria y de sus niñas y de sus jóvenes, de sus niños también.
Gracias a ellos, las niñas y los niños, regresan a las aulas y recibirán, tal como señala la ley, 200 días lectivos de este Ciclo Escolar.
Amigos, amigas, señor Presidente:
Nuestro sistema escolar mostró sus capacidades y su fortaleza, no tengo ninguna duda.
El día de hoy es un día de celebración sincera y entusiasta, pero también es una oportunidad para exigirnos más, para pensar cómo seguir edificando el sistema educativo que demandan los niños y las niñas de México.
Amigos, amigas:
La coyuntura nos ha hecho reflexionar nuevamente sobre nuestras fortalezas y sobre nuestras debilidades. Enhorabuena para México.
Hoy, el Gobierno Federal y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación renovamos nuestro compromiso a favor de la educación de calidad que merecen todas y todos los mexicanos.
A un año, con hechos, podemos constatar que hay avances en áreas relevantes, aunque no por ello podemos dejar de ver, insisto, que es mucho lo que nos queda por avanzar.
Durante los últimos meses, con la Alianza hemos impulsado el fortalecimiento de nuestro sistema educativo, promoviendo la calidad a través de un conjunto de estrategias para tener mejores escuelas, mejores maestros, mejores condiciones para que los niños y los jóvenes aprovechen sus oportunidades educativas.
Entre las acciones relevantes destacan las siguientes:
Uno. Hemos rehabilitado ya ocho mil 950 escuelas dentro del Programa de Fortalecimiento a la Infraestructura y el Equipamiento.
Dos. Se han instalado 39 mil 993 Consejos Escolares de Participación Social.
Tres. Quince mil 569 escuelas se han incorporado al Programa Escuela Segura.
Cuatro. Hoy tenemos mil escuelas de tiempo completo.
Cinco. Seis mil 600 escuelas están incorporadas al Programa Escuela Siempre Abierta.
Seis. Establecimos un Sistema Nacional de Información de Escuelas, cuyo primer producto fue la instalación de 90 mil carteles informativos en todas las primarias públicas y el acceso al portal http://www.snie.sep.gob.mx/, que ha sido visitado por más de 143 mil personas en los últimos meses.
Siete. Se diseñaron e instrumentaron los primeros exámenes para otorgar plazas a docentes en activo y para el ingreso al servicio docente por la vía de un concurso que, por primera vez en nuestra historia educativa, fue nacional. Al día de hoy se han asignado un total de ocho mil 429 plazas de jornada y 26 mil 50 hora-semana-mes.
Ocho. Se certificó a cerca de 10 mil maestros en la Norma de Competencia Laboral Elaboración de Documentos Mediante Herramientas de Cómputo.
Nueve. Se actualizaron los contenidos de salud en el Plan de Estudios de Educación Primaria 2009, en el marco de la Reforma Integral de Educación Básica.
Diez. Para la implementación de la Reforma Curricular, se lleva a cabo una prueba piloto en cuatro mil 968 escuelas primarias.
Maestras y maestros:
Estos son algunos ejemplos de nuestro compromiso por elevar la calidad de la educación. Reiteramos nuestra invitación para que todos se sumen a este esfuerzo. Tenemos mucho por avanzar, sí, Presidente, maestras y maestros de México, justipreciemos, sin embargo, también lo logrado hasta el momento.
Avancemos más, avancemos ya. Así nos lo demanda la República.
A partir de hoy estará disponible públicamente en el sitio de Internet de la Secretaría de Educación Pública, un informe detallado de las acciones realizadas en el marco de la Alianza por la Calidad de la Educación.
Estoy convencido, maestras, maestras, señor Presidente, estoy convencido de que el diálogo SEP-SNTE va a ser productivo, rendirá cuentas y dignificará la Alianza por la Calidad de la Educación.
Amigas y amigos, maestras y maestros:
Quiero reiterar mi reconocimiento al compromiso, la colaboración, el apoyo de los maestros en estas últimas semanas para garantizar un regreso a clases en un entorno limpio y seguro. Las maestras y los maestros confiaron en nuestras instituciones, acudieron al llamado del regreso a clases y cuidan todos los días a nuestras hijas y a nuestros hijos. Ellos mismos han sido garantes de la continuidad institucional de México. Lo seguirán siendo, no tengo la menor duda.
Gracias, maestras y maestros, por su compromiso incondicional por el cuidado de la salud de nuestras niñas y de nuestros niños. El país no tiene sino palabras de agradecimiento para ustedes.
Mi agradecimiento también a toda la comunidad educativa por su solidaridad y entrega para que los alumnos acudan a los planteles en condiciones saludables.
Y, especialmente, a los millones y millones de padres de familia, vínculo nodal entre la escuela y nuestros hijos, por su entusiasmo, su disposición, su colaboración, su amor a México.
Señor Presidente:
Hoy reiteramos nuestro compromiso inquebrantable con México, con su sistema educativo, con la calidad de la educación.
Hoy que celebramos a las maestras y los maestros de todo el país lo hacemos con la certeza de que juntos estamos transformando la educación pública del país.
Muchas gracias.
MTRA. ELBA ESTHER GORDILLO MORALES: Muy buenos días a todas y todos ustedes.
Licenciado Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de México. Nos congratulamos mucho que le acompañe su señora esposa doña Margarita Zavala de Calderón.
Bienvenida y, además, la recibimos con gran cariño y afecto porque sabemos que ella, como nosotros, nuestro compromiso son nuestros niños y nuestros jóvenes, los más necesitados.
Bienvenida, señora Calderón.
Señor Secretario de Educación Pública; muy queridas y queridos, y respetados maestras y maestros; señores padres de familia. Compañero de luchas, Secretario General de mi organización sindical, con su permiso y el de mi Comité Ejecutivo Nacional, Rafael Ochoa Guzmán.
Señoras, señores; Medios de comunicación:
Hoy, cuando la República reconoce y honra en su Día a los Maestros de México, tenemos la oportunidad de reunirnos nuevamente con usted, señor Presidente.
Hace apenas un año, las perspectivas del país eran otras y muy distintas La economía caminaba y los empleos se acercaban a los segmentos poblacionales que más lo reclamaban; los precios internacionales del petróleo permitían anticipar una sólida expansión de las acciones de Gobierno; la decisión de enfrentar desde el Estado a la delincuencia y al crimen organizado auguraban, junto con duras pruebas, también mejores tiempos.
En el espacio de la educación pública, patrimonio de todos los mexicanos y única vía de que disponemos para aspirar al bienestar colectivo, una alianza por su calidad, sustentada en compromisos explícitos de todos quienes participamos en ella, anunciaba el fin del largo letargo educativo en que el país había estado inmerso.
Había, sin duda, cosas que festejar. Sin embargo, el estrepitoso derrumbe de la economía mundial, de la que México es parte activa, ha derrotado muchas expectativas, menos las nuestras, porque sabemos asumir los retos.
Las empresas cierran, los empleos se pierden, los ingresos se han vuelto efímeros y una nueva inflación sin crecimiento económico augura severas tensiones sociales.
Ya sin márgenes petroleros y ante una grave caída de los ingresos fiscales se perfilan restricciones en los programas que tienen como objetivo servir a la gente, lo que difícilmente podremos soportar con suficiente estabilidad política.
La guerra contra la delincuencia, la que de ninguna manera debemos abandonar, ha implicado enormes costos que se tienen que reconocer.
Sin dejar de valorar el esfuerzo que se despliega para que recobremos el Estado de Derecho, es evidente que la amplísima y extendida corrupción en que se apoya el crimen organizado, y los múltiples abusos que se cometen en su combate, someten a la sociedad a tremendas tensiones.
La Alianza por la Calidad de la Educación ha perdido dinamismo y se encuentra inmersa en indefiniciones que pueden volverla insuficiente con respecto a los objetivos que se propuso a cumplir; dinamismo que debemos recuperar sin pérdida de tiempo, porque cumplir con la Alianza es compromiso y misión de los maestros de México y de su Gobierno.
Nada ni nadie, hará que retrocedamos en la lucha por elevar la calidad de la educación.
No olvidemos que el objetivo central de la Alianza por la Calidad de la Educación es formar mexicanos mejor preparados para hacer frente a los complejos tiempos que vivimos, y que uno de sus ejes es entenderla de manera integral.
Junto con una mejor educación, la Alianza propone una nueva cultura de la salud y de la alimentación, a partir de reconocer el derecho que cada niño mexicano tiene a un estado de bienestar pleno.
Y es precisamente en este trascendental renglón donde el país es impactado por una nueva pandemia que pudo tener su origen en México o, también, como la misma crisis económica, vino de fuera, pero que ha golpeado nuevamente a quienes menos tienen.
México no podrá formar parte de los países viables del Siglo XXI, mientras la pobreza sea la principal causa de la muerte.
Cierto, la sociedad mexicana ha sabido soportar con madurez y responsabilidad encomiable lo adverso hasta hoy vivido, pero no podemos, no debemos suponer que esto habrá de continuar así.
Si alguna lección podemos extraer de las distintas y enormes crisis que en tan cortísimo tiempo han sacudido a toda la humanidad, es que sólo la acción del Estado, de un Estado dotado de una nueva conformación y poder, estará en opción de servir a la sociedad frente a las crisis inéditas, que se despliegan a una enorme velocidad y que impactan a todos.
También queda claro que ese formulado poder del Estado sólo podrá ejercerse con legitimidad si demuestra, con hechos, estar al servicio de la gente; de la gente común, de toda la gente, y que carecerá de viabilidad si sólo sirve para reciclar grupos, intereses, ambiciones y, al final, todo se vuelve corrupción.
Si en la emergencia epidemiológica no hubiera actuado con esa visión de Estado su Gobierno, todos los ciudadanos, todos los gobiernos, todas las instituciones, todos los recursos alineados en torno a un objetivo preciso, consensuado, único, medible y transparente, los costos, de por sí altísimos, hubieran sido y adquirido dimensiones inimaginables.
Y fue la política, una política con claridad de miras y correcta percepción de la emergencia social la que fue capaz de construir esa dimensión de Estado, encabezada por su Presidente.
La política que propuso un diagnóstico del genomino a enfrentar que no implicará culpables ni víctimas. La política que demostró su pertinencia cuando se parte del principio de que todos resultarán ganadores. La política que superó la visión de lo que es parcial para ir al encuentro de lo que es común. La política que supo reconocer quiénes tienen y pueden aportar, y a ellos se dirigió sin regateos ni dogmas. La política que puso en el centro su razón esencial: servir a la sociedad.
Frente a los duros momentos, que ya están aquí, y a los que enfrentamos en el cortísimo plazo, es indispensable volver los ojos a la política. Ya probó su eficacia, recurramos con sentido de urgencia nuevamente a ella. Recuperemos, entonces, para la política el ser la vía para construir un mejor país en donde las expectativas y la esperanza fundada articulen la vida pública y den soporte de la estabilidad social.
Junto con elecciones incuestionables y partidos vigorosos lo que la emergencia reclama es un nuevo acuerdo social, sustentado y viabilizado por una sólida alianza política.
México está por encima de intereses de grupos, de mezquindades y de corruptelas.
Alianza política que haga irrelevante el escándalo, el escarnio, el cinismo para convertirse en la vía para hacer frente a las verdaderas preocupaciones nacionales. Alianza política que cierre el espacio a concepciones perversas y fuera de toda perspectiva ética e histórica, que hicieron de la impunidad condición necesaria para el funcionamiento del país.
Los mexicanos no queremos eso, nunca lo hemos querido, queremos transparencia, Estado de Derecho y justicia para todos.
Alianza política en que todas las voces participen en la definición de qué hacer, cuándo hacerlo, qué aportar, a cambio de saber qué habrán de recibir.
Señor Presidente:
Las maestras y los maestros de México hemos probado, y ello quedó más que evidente el pasado lunes, cuando más de 25 millones de niños volvieron al contacto humano masivo y al riesgo epidemiológico fue exponencial, que somos responsables de que lo hacemos todos los días: participar decisivamente en la formación y el cuidado físico, mental y ético de los niños mexicanos.
Sabemos también que nada nos ha sido fácil lograr y tenemos claro que sólo lo que nosotros construyamos en cada comunidad, en cada familia, en cada escuela, en cada niño, será lo que lograremos como Nación.
Cuántas evidencias de ello han quedado y siguen dando los maestros, a quienes la República reconoce con la Medalla Altamirano y la Presea Rafael Ramírez por sus 50, 40 y 30 años al servicio de la educación.
Y los premiados por su desempeño en el Programa de Carrera Magisterial. Al reconocer a los maestros y maestras de México es la Nación la que se reconoce a sí misma, porque es en el día a día de cada aula donde se escribe la historia nacional, y somos los maestros y las maestras, quienes tenemos el privilegio y la responsabilidad de participar en su escritura, acompañadas y acompañados de los padres de familia.
Los maestros no le tenemos miedo a la adversidad y no estamos ni nunca estaremos dispuestos a resignarnos ante ella.
La lectura responsable de los tiempos de México nos permite concluir que es la gravedad de los problemas y la manera oportuna para enfrentarlos, lo que da la correcta dimensión de los hombres en general y de los gobernantes en particular.
Las elecciones no son las que finalmente califican la legitimidad de un Gobierno, es la historia la que se encarga de ello. Por eso, señor Presidente, hoy aquí maestros y en toda la Nación le decimos: escribamos la parte de la historia que los nuevos tiempos de México nos exige.
Si la epidemia nos retó a proteger, a lavar aulas, a orientar y a enfrentarnos con ahínco Gobierno, sociedad y maestros, de la que formamos parte, por qué no, señor Presidente, hoy retomamos nuestro compromiso, la Alianza por la Calidad Educativa, en beneficio del pueblo mexicano, y si me permite una pequeña observación, para que los niños lean mejor y a la hora que tengan que hacerlo no se equivoquen con algunas palabras.
Muchas gracias.
PROFA. MARÍA LUISA LÓPEZ CAMPOS: Respetable y muy estimado señor Presidente de nuestra República Mexicana, licenciado Felipe Calderón Hinojosa.
Distinguidos miembros del presídium, queridos hermanos en el magisterio:
Es para mí un motivo de alegría que se me haya pedido dirigir unas palabras en este momento tan significativo para nosotros.
Quiero manifestar mi agradecimiento al señor Presidente, por recibir una vez más el magisterio nacional la premiación por lo más de 50 años a la labor magisterial.
Ser maestro es algo grandioso, sublime, tener en nuestras manos, la mente y el corazón de los niños adolescentes para irlos formando y transformando poco a poco con paciencia, delicadeza y amor en personas que se dediquen al estudio, a la investigación, a apoyarlos en el descubrimiento de sus propias habilidades y destrezas, para que los cultive y los engrandezca.
Pero sobre todo, y ante todo, el maestro debe de inculcar los valores en todas sus bases: valores cívicos, sociales, éticos, morales, que son los que harán de nuestra niñez y juventud ciudadanos honestos, que trabajen para el bien de la sociedad y de la Patria.
Me siento muy feliz de ser maestra y de haber entregado mi vida desde la enseñanza desde los albores de mi juventud hasta el presente, que cuentan más de 50 años de haber sembrado en la mente y en el corazón de los niños que han pasado por mis manos. La ciencia y los valores humanos, que tarde o temprano darán sus frutos, transformándolos en mujeres y hombres íntegros que engrandezcan la Patria.
Todo esto llena mi corazón de profunda alegría, de haberme dedicado al magisterio. Siempre ha sido para mí gratificante.
Doy gracias a todas las personas que han contribuido para que yo pueda realizar mis ideales.
Compañeros maestros:
Felicidades. Siéntanse orgullosos de llevar este nombre escrito en su mente y corazón. Nunca le hablaremos a la sociedad y a la Patria, no dándole lo que no ellos nos reclaman.
Yo creo en ustedes.
Muchas gracias.
Profesor Rafael Ochoa Guzmán, Secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; distinguidas autoridades educativas de las entidades federativas, muy estimados maestros, maestras, directores y padres de familia.
Amigas y amigos representantes de organizaciones sociales. Gracias por su presencia.
Muchas felicidades en su día maestras y maestros de México.
Por el trabajo que ustedes desempeñan a favor de nuestra niñez y nuestra juventud, ustedes, queridas y queridos maestros, colegas, se han ganado la confianza, el respeto y el aprecio del pueblo y del Gobierno de México.
El Gobierno Federal reconoce con el Premio Ignacio Manuel Altamirano, a quienes se han distinguido por toda una vida entregada al noble propósito de la enseñanza.
Hoy homenajeamos a quienes han dedicado toda su vida, toda su vida al servicio de los demás en las aulas de nuestras escuelas mexicanas.
Gracias maestras, maestros por su vocación de servicio, por la constancia de su esfuerzo y por su entrega a la causa más importante de la Nación.
Este año el 15 de mayo tiene un significado muy especial, porque además de celebrar a nuestros maestros, celebramos un año de trabajo conjunto en el marco de la Alianza por la Calidad de la Educación; lo hacemos efectuando un recuento de lo que hemos avanzado, trabajando unidos en favor de la calidad de la educación de nuestras niñas, de nuestros niños, de nuestros jóvenes, reconociendo también que nos falta un importante camino, ciertamente, por recorrer.
Pero también es una celebración diferente el día de hoy, amigas, amigos, porque hemos de aquilatar hoy lo mucho que nuestros maestros y nuestras maestras han hecho por la salud y el cuidado de nuestros hijos en los últimos días de contingencia sanitaria.
Como nunca, como nunca, las maestras y los maestros de México se pusieron al servicio de nuestra Patria y de sus niñas y de sus jóvenes, de sus niños también.
Gracias a ellos, las niñas y los niños, regresan a las aulas y recibirán, tal como señala la ley, 200 días lectivos de este Ciclo Escolar.
Amigos, amigas, señor Presidente:
Nuestro sistema escolar mostró sus capacidades y su fortaleza, no tengo ninguna duda.
El día de hoy es un día de celebración sincera y entusiasta, pero también es una oportunidad para exigirnos más, para pensar cómo seguir edificando el sistema educativo que demandan los niños y las niñas de México.
Amigos, amigas:
La coyuntura nos ha hecho reflexionar nuevamente sobre nuestras fortalezas y sobre nuestras debilidades. Enhorabuena para México.
Hoy, el Gobierno Federal y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación renovamos nuestro compromiso a favor de la educación de calidad que merecen todas y todos los mexicanos.
A un año, con hechos, podemos constatar que hay avances en áreas relevantes, aunque no por ello podemos dejar de ver, insisto, que es mucho lo que nos queda por avanzar.
Durante los últimos meses, con la Alianza hemos impulsado el fortalecimiento de nuestro sistema educativo, promoviendo la calidad a través de un conjunto de estrategias para tener mejores escuelas, mejores maestros, mejores condiciones para que los niños y los jóvenes aprovechen sus oportunidades educativas.
Entre las acciones relevantes destacan las siguientes:
Uno. Hemos rehabilitado ya ocho mil 950 escuelas dentro del Programa de Fortalecimiento a la Infraestructura y el Equipamiento.
Dos. Se han instalado 39 mil 993 Consejos Escolares de Participación Social.
Tres. Quince mil 569 escuelas se han incorporado al Programa Escuela Segura.
Cuatro. Hoy tenemos mil escuelas de tiempo completo.
Cinco. Seis mil 600 escuelas están incorporadas al Programa Escuela Siempre Abierta.
Seis. Establecimos un Sistema Nacional de Información de Escuelas, cuyo primer producto fue la instalación de 90 mil carteles informativos en todas las primarias públicas y el acceso al portal http://www.snie.sep.gob.mx/, que ha sido visitado por más de 143 mil personas en los últimos meses.
Siete. Se diseñaron e instrumentaron los primeros exámenes para otorgar plazas a docentes en activo y para el ingreso al servicio docente por la vía de un concurso que, por primera vez en nuestra historia educativa, fue nacional. Al día de hoy se han asignado un total de ocho mil 429 plazas de jornada y 26 mil 50 hora-semana-mes.
Ocho. Se certificó a cerca de 10 mil maestros en la Norma de Competencia Laboral Elaboración de Documentos Mediante Herramientas de Cómputo.
Nueve. Se actualizaron los contenidos de salud en el Plan de Estudios de Educación Primaria 2009, en el marco de la Reforma Integral de Educación Básica.
Diez. Para la implementación de la Reforma Curricular, se lleva a cabo una prueba piloto en cuatro mil 968 escuelas primarias.
Maestras y maestros:
Estos son algunos ejemplos de nuestro compromiso por elevar la calidad de la educación. Reiteramos nuestra invitación para que todos se sumen a este esfuerzo. Tenemos mucho por avanzar, sí, Presidente, maestras y maestros de México, justipreciemos, sin embargo, también lo logrado hasta el momento.
Avancemos más, avancemos ya. Así nos lo demanda la República.
A partir de hoy estará disponible públicamente en el sitio de Internet de la Secretaría de Educación Pública, un informe detallado de las acciones realizadas en el marco de la Alianza por la Calidad de la Educación.
Estoy convencido, maestras, maestras, señor Presidente, estoy convencido de que el diálogo SEP-SNTE va a ser productivo, rendirá cuentas y dignificará la Alianza por la Calidad de la Educación.
Amigas y amigos, maestras y maestros:
Quiero reiterar mi reconocimiento al compromiso, la colaboración, el apoyo de los maestros en estas últimas semanas para garantizar un regreso a clases en un entorno limpio y seguro. Las maestras y los maestros confiaron en nuestras instituciones, acudieron al llamado del regreso a clases y cuidan todos los días a nuestras hijas y a nuestros hijos. Ellos mismos han sido garantes de la continuidad institucional de México. Lo seguirán siendo, no tengo la menor duda.
Gracias, maestras y maestros, por su compromiso incondicional por el cuidado de la salud de nuestras niñas y de nuestros niños. El país no tiene sino palabras de agradecimiento para ustedes.
Mi agradecimiento también a toda la comunidad educativa por su solidaridad y entrega para que los alumnos acudan a los planteles en condiciones saludables.
Y, especialmente, a los millones y millones de padres de familia, vínculo nodal entre la escuela y nuestros hijos, por su entusiasmo, su disposición, su colaboración, su amor a México.
Señor Presidente:
Hoy reiteramos nuestro compromiso inquebrantable con México, con su sistema educativo, con la calidad de la educación.
Hoy que celebramos a las maestras y los maestros de todo el país lo hacemos con la certeza de que juntos estamos transformando la educación pública del país.
Muchas gracias.
MTRA. ELBA ESTHER GORDILLO MORALES: Muy buenos días a todas y todos ustedes.
Licenciado Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de México. Nos congratulamos mucho que le acompañe su señora esposa doña Margarita Zavala de Calderón.
Bienvenida y, además, la recibimos con gran cariño y afecto porque sabemos que ella, como nosotros, nuestro compromiso son nuestros niños y nuestros jóvenes, los más necesitados.
Bienvenida, señora Calderón.
Señor Secretario de Educación Pública; muy queridas y queridos, y respetados maestras y maestros; señores padres de familia. Compañero de luchas, Secretario General de mi organización sindical, con su permiso y el de mi Comité Ejecutivo Nacional, Rafael Ochoa Guzmán.
Señoras, señores; Medios de comunicación:
Hoy, cuando la República reconoce y honra en su Día a los Maestros de México, tenemos la oportunidad de reunirnos nuevamente con usted, señor Presidente.
Hace apenas un año, las perspectivas del país eran otras y muy distintas La economía caminaba y los empleos se acercaban a los segmentos poblacionales que más lo reclamaban; los precios internacionales del petróleo permitían anticipar una sólida expansión de las acciones de Gobierno; la decisión de enfrentar desde el Estado a la delincuencia y al crimen organizado auguraban, junto con duras pruebas, también mejores tiempos.
En el espacio de la educación pública, patrimonio de todos los mexicanos y única vía de que disponemos para aspirar al bienestar colectivo, una alianza por su calidad, sustentada en compromisos explícitos de todos quienes participamos en ella, anunciaba el fin del largo letargo educativo en que el país había estado inmerso.
Había, sin duda, cosas que festejar. Sin embargo, el estrepitoso derrumbe de la economía mundial, de la que México es parte activa, ha derrotado muchas expectativas, menos las nuestras, porque sabemos asumir los retos.
Las empresas cierran, los empleos se pierden, los ingresos se han vuelto efímeros y una nueva inflación sin crecimiento económico augura severas tensiones sociales.
Ya sin márgenes petroleros y ante una grave caída de los ingresos fiscales se perfilan restricciones en los programas que tienen como objetivo servir a la gente, lo que difícilmente podremos soportar con suficiente estabilidad política.
La guerra contra la delincuencia, la que de ninguna manera debemos abandonar, ha implicado enormes costos que se tienen que reconocer.
Sin dejar de valorar el esfuerzo que se despliega para que recobremos el Estado de Derecho, es evidente que la amplísima y extendida corrupción en que se apoya el crimen organizado, y los múltiples abusos que se cometen en su combate, someten a la sociedad a tremendas tensiones.
La Alianza por la Calidad de la Educación ha perdido dinamismo y se encuentra inmersa en indefiniciones que pueden volverla insuficiente con respecto a los objetivos que se propuso a cumplir; dinamismo que debemos recuperar sin pérdida de tiempo, porque cumplir con la Alianza es compromiso y misión de los maestros de México y de su Gobierno.
Nada ni nadie, hará que retrocedamos en la lucha por elevar la calidad de la educación.
No olvidemos que el objetivo central de la Alianza por la Calidad de la Educación es formar mexicanos mejor preparados para hacer frente a los complejos tiempos que vivimos, y que uno de sus ejes es entenderla de manera integral.
Junto con una mejor educación, la Alianza propone una nueva cultura de la salud y de la alimentación, a partir de reconocer el derecho que cada niño mexicano tiene a un estado de bienestar pleno.
Y es precisamente en este trascendental renglón donde el país es impactado por una nueva pandemia que pudo tener su origen en México o, también, como la misma crisis económica, vino de fuera, pero que ha golpeado nuevamente a quienes menos tienen.
México no podrá formar parte de los países viables del Siglo XXI, mientras la pobreza sea la principal causa de la muerte.
Cierto, la sociedad mexicana ha sabido soportar con madurez y responsabilidad encomiable lo adverso hasta hoy vivido, pero no podemos, no debemos suponer que esto habrá de continuar así.
Si alguna lección podemos extraer de las distintas y enormes crisis que en tan cortísimo tiempo han sacudido a toda la humanidad, es que sólo la acción del Estado, de un Estado dotado de una nueva conformación y poder, estará en opción de servir a la sociedad frente a las crisis inéditas, que se despliegan a una enorme velocidad y que impactan a todos.
También queda claro que ese formulado poder del Estado sólo podrá ejercerse con legitimidad si demuestra, con hechos, estar al servicio de la gente; de la gente común, de toda la gente, y que carecerá de viabilidad si sólo sirve para reciclar grupos, intereses, ambiciones y, al final, todo se vuelve corrupción.
Si en la emergencia epidemiológica no hubiera actuado con esa visión de Estado su Gobierno, todos los ciudadanos, todos los gobiernos, todas las instituciones, todos los recursos alineados en torno a un objetivo preciso, consensuado, único, medible y transparente, los costos, de por sí altísimos, hubieran sido y adquirido dimensiones inimaginables.
Y fue la política, una política con claridad de miras y correcta percepción de la emergencia social la que fue capaz de construir esa dimensión de Estado, encabezada por su Presidente.
La política que propuso un diagnóstico del genomino a enfrentar que no implicará culpables ni víctimas. La política que demostró su pertinencia cuando se parte del principio de que todos resultarán ganadores. La política que superó la visión de lo que es parcial para ir al encuentro de lo que es común. La política que supo reconocer quiénes tienen y pueden aportar, y a ellos se dirigió sin regateos ni dogmas. La política que puso en el centro su razón esencial: servir a la sociedad.
Frente a los duros momentos, que ya están aquí, y a los que enfrentamos en el cortísimo plazo, es indispensable volver los ojos a la política. Ya probó su eficacia, recurramos con sentido de urgencia nuevamente a ella. Recuperemos, entonces, para la política el ser la vía para construir un mejor país en donde las expectativas y la esperanza fundada articulen la vida pública y den soporte de la estabilidad social.
Junto con elecciones incuestionables y partidos vigorosos lo que la emergencia reclama es un nuevo acuerdo social, sustentado y viabilizado por una sólida alianza política.
México está por encima de intereses de grupos, de mezquindades y de corruptelas.
Alianza política que haga irrelevante el escándalo, el escarnio, el cinismo para convertirse en la vía para hacer frente a las verdaderas preocupaciones nacionales. Alianza política que cierre el espacio a concepciones perversas y fuera de toda perspectiva ética e histórica, que hicieron de la impunidad condición necesaria para el funcionamiento del país.
Los mexicanos no queremos eso, nunca lo hemos querido, queremos transparencia, Estado de Derecho y justicia para todos.
Alianza política en que todas las voces participen en la definición de qué hacer, cuándo hacerlo, qué aportar, a cambio de saber qué habrán de recibir.
Señor Presidente:
Las maestras y los maestros de México hemos probado, y ello quedó más que evidente el pasado lunes, cuando más de 25 millones de niños volvieron al contacto humano masivo y al riesgo epidemiológico fue exponencial, que somos responsables de que lo hacemos todos los días: participar decisivamente en la formación y el cuidado físico, mental y ético de los niños mexicanos.
Sabemos también que nada nos ha sido fácil lograr y tenemos claro que sólo lo que nosotros construyamos en cada comunidad, en cada familia, en cada escuela, en cada niño, será lo que lograremos como Nación.
Cuántas evidencias de ello han quedado y siguen dando los maestros, a quienes la República reconoce con la Medalla Altamirano y la Presea Rafael Ramírez por sus 50, 40 y 30 años al servicio de la educación.
Y los premiados por su desempeño en el Programa de Carrera Magisterial. Al reconocer a los maestros y maestras de México es la Nación la que se reconoce a sí misma, porque es en el día a día de cada aula donde se escribe la historia nacional, y somos los maestros y las maestras, quienes tenemos el privilegio y la responsabilidad de participar en su escritura, acompañadas y acompañados de los padres de familia.
Los maestros no le tenemos miedo a la adversidad y no estamos ni nunca estaremos dispuestos a resignarnos ante ella.
La lectura responsable de los tiempos de México nos permite concluir que es la gravedad de los problemas y la manera oportuna para enfrentarlos, lo que da la correcta dimensión de los hombres en general y de los gobernantes en particular.
Las elecciones no son las que finalmente califican la legitimidad de un Gobierno, es la historia la que se encarga de ello. Por eso, señor Presidente, hoy aquí maestros y en toda la Nación le decimos: escribamos la parte de la historia que los nuevos tiempos de México nos exige.
Si la epidemia nos retó a proteger, a lavar aulas, a orientar y a enfrentarnos con ahínco Gobierno, sociedad y maestros, de la que formamos parte, por qué no, señor Presidente, hoy retomamos nuestro compromiso, la Alianza por la Calidad Educativa, en beneficio del pueblo mexicano, y si me permite una pequeña observación, para que los niños lean mejor y a la hora que tengan que hacerlo no se equivoquen con algunas palabras.
Muchas gracias.
PROFA. MARÍA LUISA LÓPEZ CAMPOS: Respetable y muy estimado señor Presidente de nuestra República Mexicana, licenciado Felipe Calderón Hinojosa.
Distinguidos miembros del presídium, queridos hermanos en el magisterio:
Es para mí un motivo de alegría que se me haya pedido dirigir unas palabras en este momento tan significativo para nosotros.
Quiero manifestar mi agradecimiento al señor Presidente, por recibir una vez más el magisterio nacional la premiación por lo más de 50 años a la labor magisterial.
Ser maestro es algo grandioso, sublime, tener en nuestras manos, la mente y el corazón de los niños adolescentes para irlos formando y transformando poco a poco con paciencia, delicadeza y amor en personas que se dediquen al estudio, a la investigación, a apoyarlos en el descubrimiento de sus propias habilidades y destrezas, para que los cultive y los engrandezca.
Pero sobre todo, y ante todo, el maestro debe de inculcar los valores en todas sus bases: valores cívicos, sociales, éticos, morales, que son los que harán de nuestra niñez y juventud ciudadanos honestos, que trabajen para el bien de la sociedad y de la Patria.
Me siento muy feliz de ser maestra y de haber entregado mi vida desde la enseñanza desde los albores de mi juventud hasta el presente, que cuentan más de 50 años de haber sembrado en la mente y en el corazón de los niños que han pasado por mis manos. La ciencia y los valores humanos, que tarde o temprano darán sus frutos, transformándolos en mujeres y hombres íntegros que engrandezcan la Patria.
Todo esto llena mi corazón de profunda alegría, de haberme dedicado al magisterio. Siempre ha sido para mí gratificante.
Doy gracias a todas las personas que han contribuido para que yo pueda realizar mis ideales.
Compañeros maestros:
Felicidades. Siéntanse orgullosos de llevar este nombre escrito en su mente y corazón. Nunca le hablaremos a la sociedad y a la Patria, no dándole lo que no ellos nos reclaman.
Yo creo en ustedes.
Muchas gracias.
LIC. FELIPE CALDERÓN HINOJOSA PRESIDENTE DE MÉXICO
Qué tal, muy buenos días a todas y a todos ustedes.
Muchísimas felicidades en este Día del Maestro, a todas las maestras, a todos los maestros, a todos los profes de México.
Muchísimas felicidades en su día.
Maestra Elba Esther Gordillo, Presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Felicidades.
Profesor Rafael Ochoa Guzmán, Secretario General del propio Comité. También muchas felicidades.
Distinguidos integrantes del presídium.
Señor Presidente de la Unión Nacional de Padres de Familia.
Distinguidas maestras, distinguidos maestros galardonados con las Preseas Altamirano, entregadas el día de hoy, a la Perseverancia y a la Carrera Magisterial.
Amigas y amigos maestros de todo el país.
Amigas y amigos:
Hoy, 15 de mayo, me enorgullece ser el portador del reconocimiento y la gratitud de una Nación a sus queridas maestras, a sus queridos maestros.
Saludo a los profesores que día a día realizan su mayor esfuerzo en todo el territorio nacional, con el fin de cumplir una de las más nobles misiones del ser humano: inculcar conocimientos y valores a la niñez y a la juventud.
Siempre he sentido una gran admiración y un profundo respeto por los maestros; por las mujeres y los hombres, cuya misión de vida los lleva a las aulas y, a través de ella, logran cambiar el destino de millones de niñas, de niños, de jóvenes.
En mi casa paterna estuve siempre rodeado de maestras y de maestros; de ellos aprendí a valorar su labor.
Supe que su vocación va más allá de las horas de clase, que su amor al estudio va más allá de lo aprendido, y que su compromiso con los alumnos era inquebrantable.
Mi propio padre me dio clase, mi esposa, por cierto, aquí presente, también es maestra, felicidades, en prepa. Maestra de Derecho en una preparatoria de la Ciudad de México; es lo único que pudo ya hacer ahora que llegamos aquí, a la Presidencia; se queja mucho de que ha bajado su ingreso, pero ni modo.
En este día yo quiero felicitar, especialmente, no, no se queja mucho, pero sí es cierto.
En este día yo quiero felicitar, especialmente, a las maestras y maestros galardonados con el Premio Manuel Altamirano, el Premio Maestro Altamirano, por toda una vida dedicada a la enseñanza, así como a los profesores que han recibido el Reconocimiento Ignacio Manuel Altamirano al Desempeño en la Carrera Magisterial, por su esfuerzo constante y por su destacada labor en las aulas.
En la segunda mitad del Siglo XIX, Ignacio Manuel Altamirano decía que la Patria debe sentirse en la escuela antes que todo. El maestro se quejaba de que, en la época que le tocó vivir, esto se había desdeñado y por eso los niños crecían indiferentes a las cuestiones de patriotismo y de libertad.
Hoy esta realidad que vivió Altamirano debe ser distinta. Y es distinta porque ustedes, los maestros, hacen sentir la Patria en la escuela, en el corazón de cada niño y de cada adolescente.
Ustedes son quienes inculcan a nuestros pequeños los conocimientos que les serán imprescindibles para abrirse paso en la vida como mujeres y hombres de bien, como ciudadanos respetuosos de nuestras leyes, de nuestra historia, de nuestros símbolos y, desde luego, que respetan y aman a la Patria y todo lo que ello significa.
Por ello, México les está muy agradecido. Así que felicidades en su día a los más de un millón 700 mil educadores de nuestra Nación.
La importante función social de nuestros maestros enfrenta hoy nuevos desafíos, ante los cuales debemos actuar con oportuna energía.
Estuve, desde luego, atento al recuento muy interesante que hizo la maestra Elba Esther Gordillo, acerca de los desafíos que hemos enfrentado, efectivamente, de un año a la fecha.
El desafío económico. Alguien recuerda en esta generación de mexicanos, por lo menos, alguna crisis económica internacional tan grave como la que estamos viviendo, seguramente es la más delicada en el último cuarto de siglo, por lo menos, si no es que más, según algunos especialistas.
Desde luego, en el tema y en el frente del combate a la delincuencia y al crimen organizado; hay algún recuento de un énfasis tan notable, de un compromiso a fondo sin tregua ni cuartel, como el que se ha asumido, es cierto, como lo advertí desde el primer día de mi Gobierno habría costos en términos de tiempo, de recursos, incluso de vidas humanas, pero que no podíamos ni íbamos a declinar en nuestra voluntad perseverante de ver un México libre de delincuencia y de criminales.
Y si bien hay costos en términos de la guerra que se libra contra la delincuencia, son más, muchísimos más los costos que tuvo que padecer México por el hecho de no enfrentar a la delincuencia como debe enfrentarse a los delincuentes.
Cada padre de familia desgarrado por haber sido privado de la compañía o de la vida de su hijo o de su hija; cada mexicano extorsionado en su pequeño negocio; cada maestro asaltado. Esos millones y millones de mexicanos, esos que sufrieron y sufren a la delincuencia, que sufren de la inacción, la pasividad, la cobardía, la ineficiencia, lo que sea que haya hecho que nuestro país cayera en ese marasmo de la delincuencia. Esos son los verdaderos costos que debemos contabilizar.
Comparados con ellos, nada, nada puede, verdaderamente, aquilatarse, equiparse a lo que ha sufrido la sociedad mexicana. Por eso es importante perseverar en ese desafío.
Y en materia ahora, en materia sanitaria. Alguien recuerda una emergencia, una amenaza, un peligro, un riesgo, una contabilidad de muertes, como las que hemos vivido con esta realidad. No, ciertamente, quizá desde el sismo de 1985.
Y, sin embargo, maestras, maestros del país, la buena noticia, la buena noticia es que México, nuestra gran Nación, ha sido no sólo capaz de enfrentar, sino que está superando esos desafíos, los más graves, los más profundos, los más fuertes que se hayan presentado a nuestro país.
Y no sólo los estamos enfrentando y superando uno a uno, sino que hemos sido capaces de enfrentarlos como sociedad y como Gobierno, incluso simultáneamente.
Porque así sea la mayor crisis en materia de inseguridad o la mayor crisis en materia económica o de salubridad o de otras, las estamos enfrentando y los estamos superando, merced y gracias a la unidad de las mexicanas y de los mexicanos.
Y lo que a mí me queda claro, amigas y amigos, es que precisamente, es la fortaleza del país, de sus instituciones, de su sociedad y de su Gobierno lo que hace posible enfrentar y superar retos verdaderamente descomunales, por lo menos inéditos en mucho tiempo en el país.
Retos que, quizá otra Nación, otra sociedad, otro Gobierno, no hubiese probablemente podido enfrentar y superar. Nosotros lo estamos haciendo.
Ya he sido insistente en que son precisamente las adversidades, los retos, los desafíos, los que ponen a prueba el talante, la estatura, la capacidad, el carácter de las personas y de los pueblos. Y que México, precisamente, así lo muestra nuestra historia, ha sido grande porque ha sido capaz de enfrentar desafíos y de superarlos.
Y hoy, en este 2009 que México enfrenta desafíos singulares en diversos frentes: en el económico, en el social, en el sanitario, en el de salubridad; ahora que México los enfrenta y que México los supera, porque habremos de superarlos, porque los estamos superando, tengan la seguridad, maestras y maestros, que México será más fuerte, más sólido y construirá de mejor manera su futuro.
Y no sólo enfrentamos los desafíos que, cualquiera que sea su origen o lugar de procedencia llegan de manera inesperada o golpean con virulencia a nuestra propia sociedad. Crisis nacidas en el corazón de los mercados mundiales, en la economía más grande del mundo. Epidemias, como las que se sufren, independientemente de la injusticia cometida por muchos con México, que al tiempo la ciencia demostrará, verdaderamente, su origen y demostrará también como las mexicanas y los mexicanos hemos hecho nuestra tarea y enfrentado con dignidad, con unidad, con responsabilidad esta adversidad. No sólo enfrentamos desafíos o crisis que vienen, efectivamente, de fuera, sino también somos capaces de asumir otros retos y otros desafíos más.
Y ese es, precisamente, el reto que hoy, hace un año, asumimos por la calidad de la educación del país. Tenemos una alianza entre los maestros y el Gobierno. Sí, sí la tenemos y la defendemos, y la ampliamos, y la fortalecemos. Y esa alianza, amigas y amigos, que nadie se equivoque, es una alianza por la calidad educativa del país, es una alianza por los niños y los jóvenes de México, es una alianza por el futuro.
Y no ha mermado la voluntad del Gobierno, y estoy seguro, tampoco merma la voluntad de la maestra y el maestro para poder alcanzar el reto de elevar la calidad de la educación, que estamos obligados a impartir.
México, México ha sido capaz de superar una y otra vez retos cada vez más desafiantes; quizá en algunas materias nunca tan desafiantes como los que ahora enfrentamos. Y, sin embargo, sé que a pesar de que se viven momentos tremendamente difíciles para mucha gente en materia económica, también sé que el esfuerzo denodado y el trabajo diario de millones de mexicanas y mexicanos nos habrá, y pronto, de sacar adelante.
Sé también, amigas y amigos, que la responsabilidad con la que el país se ha conducido en esta crisis epidemiológica, en esta emergencia sanitaria, ha evitado la pérdida de miles y miles de vidas humanas, las que conservadoramente calculaba la Organización Mundial de la Salud, las más de ocho mil que hubieran ocurrido en México de no haber actuado sociedad y Gobierno a tiempo.
Han sido pruebas difíciles, sí, las que hemos vivido en este año; han sido retos que para algunos quizá hubieran sido insuperables, suficientes para hacer realidad las profecías equivocadas a las que apostaban de sociedad o Estado fallido, si lo hubiéramos sido, hace rato que nuestro país hubiera tropezado en el camino.
Y, sin embargo, la fuerza y viabilidad de la sociedad mexicana, la fuerza y viabilidad de las instituciones del Gobierno, por supuesto, han permitido no sólo sostener la fortaleza de México como Nación, sino enfrentar, superar esos problemas y a final de cuentas, insisto, tener un México más fuerte, más consolidado y más unido a la vuelta de tales desafíos.
Han sido pruebas difíciles, sí, pero mientras más difíciles han sido las pruebas, más se ha acreditado la solidez y fortaleza de México.
Tenemos muchos retos por delante aún, lo sabemos y estamos conscientes de ello; estamos conscientes de las fortalezas y las insuficiencias que habremos unas de reforzar y otras de corregir, pero estamos ciertos del camino y del rumbo que México debe seguir como Nación.
Esos retos se presentan en diversos ámbitos y en diversos plazos. En materia educativa, por ejemplo, hay retos de corto plazo, y yo diría inmediatos, importantísimo, urgentes.
Un primer reto de corto plazo, por ejemplo, del día de hoy, diría, es el reto de garantizar la salud de nuestras niñas, niños y jóvenes en todos los planteles escolares del país.
Y aquí quiero aprovechar no sólo la ocasión del Día del Maestro, sino especialmente, hoy quiero agradecer, a nombre de México, a todas las maestras y maestros del país por su responsabilidad y por su solidaridad demostrados en esta coyuntura sanitaria que México está enfrentando.
Sin duda, a pesar de los momentos de confusión, de temor, incluso de angustia, vividos entre muchos por este padecimiento, hasta hace unas semanas desconocido, incluso en el mundo; han sido momentos difíciles, sí, pero también podemos decir que gracias a la responsabilidad y al esfuerzo de los mexicanos, y por supuesto de los maestros, hoy la situación comienza a estabilizarse.
Y por eso también hemos asumido con vigor otro reto, que ha sido el regreso a clases, un regreso ordenado, un regreso que implicó la vuelta de más de 30 millones de educandos a las aulas en esta semana, hecho de manera ordenada.
Un reto, también, que para muchos hubiera sido insuperable. México está saliendo adelante y eso lo demuestra esta vuelta a las clases. Y ha sido gracias, precisamente, a la acción responsable de las maestras, de los maestros de México, de todos los mexicanos.
Debo decir, además, porque es mi deber como Jefe de la Nación, que esta amenaza, el virus de la influenza, sigue presente; por eso no podemos bajar la guardia, no podemos descuidar las medidas preventivas que nos han resguardado de una más rápida y muy peligrosa propagación de esa enfermedad, la cual, afortunadamente, estamos evitando.
Lo que más importa es la salud y la seguridad de todos los integrantes de la comunidad educativa. Para protegerlos estamos poniendo en práctica tres filtros de operación.
El primer filtro es la propia familia. Y por eso quiero pedirles que sigan recordándole a los papás y a las mamás que antes de llevar a los niños a la escuela se aseguren de que no presenten síntomas, ningún síntoma de alguna enfermedad respiratoria, y que en ese caso es necesario que los lleven al médico.
Segundo. Quiero seguirle pidiendo a los maestros que a la entrada de las escuelas, y junto con los padres de familia, en esta experiencia que yo califico de formidable, de trabajo en equipo entre padres y maestros para revisar a los niños, sigan conservando el segundo filtro escolar a la entrada de los planteles; que los niños, asegurémonos que estén saludables y que sean canalizados rápidamente al diagnóstico médico para, precisamente su salud, independientemente de que padezcan esta enfermedad o no, que es poco probable dados los casos que se han venido reduciendo en el número de casos nuevos que registramos cada día, es más conveniente, en cualquier caso, que los vea un médico.
Y finalmente, un tercer filtro, que es el monitoreo constante que hace la maestra y el maestro desde el frente del salón, desde el pizarrón, precisamente, acerca del estado de salud que presentan o aparentan los propios alumnos.
En este mes de mayo, como ya se ha aludido aquí, comenzaremos a entregar la Cartilla Nacional de Salud, un tema comentado por la Presidenta del Sindicato. Lo entregaremos a 27 millones de alumnos y maestros de Educación Básica en todo el país.
Esta Cartilla nos ayudará a consolidar una cultura de la prevención de enfermedades. Sumando esfuerzos podremos mantener un entorno escolar y un México saludables.
Por otra parte, he estado al tanto, preocupado y, sobre todo, ocupado de un problema que aqueja, por supuesto, al Sistema Educativo Nacional. Un asunto que está, precisamente, en el marco de los compromisos de la Alianza por la Calidad Educativa.
Desde que dialogamos, discutimos, negociamos, acordamos la Alianza, estuvo bien presente en la preocupación de los maestros y de su representación sindical el estado que guardaba la infraestructura escolar.
Y he estado al tanto y atento a lo que se ha señalado respecto del estado que guardan algunas escuelas en el país, en sus deficiencias de infraestructura y, particularmente, preocupante en sus deficiencias en la estructura sanitaria de las escuelas. Sé que éste es un problema de primer orden.
Desde mayo de 2008 detectamos, en el marco de la Alianza, un poco más de 30 mil escuelas que en el país requerían, precisamente, algún tipo de inversión en infraestructura, en mantenimiento.
Ahí nació, precisamente, en el cumplimiento de los compromisos de la Alianza, el Programa de Mejores Escuelas.
Y como ha señalado ya el Secretario de Educación Pública, han sido ya más de nueve mil planteles, algunos de ellos que hemos visitado en diversos puntos de la geografía nacional, que han sido reparados en el impermeabilizante, en pinturas en baños, en drenajes, en bardas perimetrales, en equipo deportivo, etcétera, que están corrigiéndose.
Sé que debe acelerarse el paso, sé que debemos actuar más rápido, particularmente en el marco de esta contingencia.
Y si bien es cierto que, merced a la descentralización educativa, que tuvo lugar en el país a principios de los 90, el mantenimiento de la escuela es una tarea, es una atribución fundamentalmente de los órganos del Gobierno local, de las autoridades locales; también entiendo que es indispensable la participación de todos para fortalecer esta tarea. Que la escuela, su mantenimiento, su infraestructura realmente nos necesita a todos, más allá de a quién corresponde, en términos de nuestro marco legal, esta tarea.
Es por ello, amigas y amigos, maestras, maestros, que en adición a las acciones que ya se están tomando en diversos frentes; por ejemplo, en el marco del Acuerdo para Reactivar la Economía, Proteger el Empleo y a las Familias Mexicanas, por una parte, que apoya fundamentalmente la infraestructura del país que genera empleo; que en el marco de la Alianza por la Calidad Educativa y en el marco de las medidas tomadas por la Secretaría de Salud en esta emergencia sanitaria, en adición a esas acciones, que ya se están tomando en materia de infraestructura física escolar, y en seguimiento al Decreto publicado el 25 de abril de 2009 en el Diario Oficial, en materia sanitaria. Quiero anunciarles a las maestras y maestros de México, y a todos los alumnos, a los padres de familia, que he instruido al Secretario de Educación Pública y al Secretario de Salud que realicen, elaboren, un ordenamiento que pueda, de ser necesario convertirse en un Decreto, mediante el cual se pongan acciones específicas que aceleren la realización de obras de infraestructura básica en los planteles del país que así lo requieran, en especial en todo lo relacionado con los servicios sanitarios indispensables en todas las escuelas del país.
Tenemos que proponernos que no haya una sola escuela que carezca de estos servicios elementales, por razones de salud, por razones de educación, pero, sobre todo, por razones de dignidad de los alumnos, de los maestros y de todos los mexicanos.
Así no sólo apoyáremos las medidas de prevención y control de epidemias, sino que podremos ampliar la cobertura y el alcance del Programa de Rehabilitación de Escuelas y adoptar acciones que permitan enfrentar con celeridad y prontitud esta preocupación social, absolutamente justificada.
Que la propia Secretaría de Educación Pública dialogue con los gobiernos de los estados para ver qué pueden hacer ellos, en el marco de sus atribuciones atingentes al mantenimiento de la infraestructura física de las escuelas; y que en cualquier forma el Gobierno Federal tome acciones en su respaldo, o de la manera que determine la propia Secretaría de Salud y Educación en esta contingencia sanitaria, para asegurarnos que las escuelas del país cuenten con la infraestructura indispensable en materia sanitaria.
Un segundo reto, éste de más largo plazo, éste de más larga alianza, éste definitorio del futuro, es el reto de transformar el Sistema Educativo, tal y como nos lo hemos propuesto los maestros y el Gobierno Federal.
México demanda una educación de calidad, la demanda la necesita para tener éxito, para poder preparar a nuestros jóvenes con la capacidad, las herramientas suficientes para salir adelante en un mundo global y en el siglo y la sociedad del conocimiento.
Hoy hace un año, hoy que conmemoramos un año de haber formalizado la Alianza por la Calidad de la Educación es importante revisar y refrendar los compromisos ahí asumidos.
El Gobierno Federal lo hace y lo hace con gusto. Y a partir de esta voluntad común de consolidar una mejor educación, más competitiva, integral, acorde con las necesidades del Siglo XXI, hay que refrendar, recordar, también, que hemos alcanzado logros importantes: en la propia remodelación de la infraestructura de las escuelas, en el fortalecimiento de la profesionalización y en los procesos de evaluación de los docentes y del propio Gobierno.
Estamos realizando esfuerzos significativos, algunos de ellos sin precedente, para que las niñas y los niños de México tengan la oportunidad de prepararse, de prepararse bien y salir adelante.
Sin embargo, necesitamos seguir avanzando, necesitamos consolidar los concursos nacionales de docentes y directivos de las escuelas, que nos aseguren, más allá de diferencias de partido o de región, que nos aseguren que sean las y los mejores los que estén en esa línea clave de educación y formación de los mexicanos en las escuelas.
Requerimos también fortalecer los mecanismos de evaluación y de evaluación independiente y objetiva, federalista, que comprometimos en la Alianza.
Mejorar el Programa de Carrera Magisterial para que las maestras y maestros tengan los estímulos adecuados, que les permitan trabajar con dignidad y por la calidad de la educación.
Así que yo convoco a las maestras y a los maestros de México a que redoblemos nuestro esfuerzo en favor de niños y jóvenes, y les reitero que en esta tarea cuentan con el claro e indeclinable compromiso del Presidente de la República.
Maestras y maestros de México:
Lo que hagamos juntos por la educación habrá de definir el futuro de México como Nación. Los exhorto a que sigamos forjando una nueva generación de niños y jóvenes; una nueva generación de mexicanas y mexicanos decididos a construir un país distinto y mejor.
Una nueva generación de mexicanos del Bicentenario de la Independencia, del Centenario de la Revolución.
Y hoy que nos encontramos en la Explanada Francisco I. Madero, quiero evocar a este gran prócer, Presidente de la República, quien decía:
Siempre que la Patria ha invocado la ayuda de sus hijos, los ha encontrado dispuestos para volar a su defensa.
Las maestras y los maestros de México siempre han escuchado el llamado de la Patria para actuar con responsabilidad y forjar con su entrega a las nuevas generaciones.
Estoy seguro de que con su trabajo y esfuerzo consolidaremos una educación de calidad, y así un futuro que esté a la altura de nuestros anhelos, de nuestra dignidad y de nuestra historia.
A ustedes y a todos los maestros los honramos hoy y siempre.
Felicidades en su día.
Muchísimas gracias.
Muchísimas felicidades en este Día del Maestro, a todas las maestras, a todos los maestros, a todos los profes de México.
Muchísimas felicidades en su día.
Maestra Elba Esther Gordillo, Presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Felicidades.
Profesor Rafael Ochoa Guzmán, Secretario General del propio Comité. También muchas felicidades.
Distinguidos integrantes del presídium.
Señor Presidente de la Unión Nacional de Padres de Familia.
Distinguidas maestras, distinguidos maestros galardonados con las Preseas Altamirano, entregadas el día de hoy, a la Perseverancia y a la Carrera Magisterial.
Amigas y amigos maestros de todo el país.
Amigas y amigos:
Hoy, 15 de mayo, me enorgullece ser el portador del reconocimiento y la gratitud de una Nación a sus queridas maestras, a sus queridos maestros.
Saludo a los profesores que día a día realizan su mayor esfuerzo en todo el territorio nacional, con el fin de cumplir una de las más nobles misiones del ser humano: inculcar conocimientos y valores a la niñez y a la juventud.
Siempre he sentido una gran admiración y un profundo respeto por los maestros; por las mujeres y los hombres, cuya misión de vida los lleva a las aulas y, a través de ella, logran cambiar el destino de millones de niñas, de niños, de jóvenes.
En mi casa paterna estuve siempre rodeado de maestras y de maestros; de ellos aprendí a valorar su labor.
Supe que su vocación va más allá de las horas de clase, que su amor al estudio va más allá de lo aprendido, y que su compromiso con los alumnos era inquebrantable.
Mi propio padre me dio clase, mi esposa, por cierto, aquí presente, también es maestra, felicidades, en prepa. Maestra de Derecho en una preparatoria de la Ciudad de México; es lo único que pudo ya hacer ahora que llegamos aquí, a la Presidencia; se queja mucho de que ha bajado su ingreso, pero ni modo.
En este día yo quiero felicitar, especialmente, no, no se queja mucho, pero sí es cierto.
En este día yo quiero felicitar, especialmente, a las maestras y maestros galardonados con el Premio Manuel Altamirano, el Premio Maestro Altamirano, por toda una vida dedicada a la enseñanza, así como a los profesores que han recibido el Reconocimiento Ignacio Manuel Altamirano al Desempeño en la Carrera Magisterial, por su esfuerzo constante y por su destacada labor en las aulas.
En la segunda mitad del Siglo XIX, Ignacio Manuel Altamirano decía que la Patria debe sentirse en la escuela antes que todo. El maestro se quejaba de que, en la época que le tocó vivir, esto se había desdeñado y por eso los niños crecían indiferentes a las cuestiones de patriotismo y de libertad.
Hoy esta realidad que vivió Altamirano debe ser distinta. Y es distinta porque ustedes, los maestros, hacen sentir la Patria en la escuela, en el corazón de cada niño y de cada adolescente.
Ustedes son quienes inculcan a nuestros pequeños los conocimientos que les serán imprescindibles para abrirse paso en la vida como mujeres y hombres de bien, como ciudadanos respetuosos de nuestras leyes, de nuestra historia, de nuestros símbolos y, desde luego, que respetan y aman a la Patria y todo lo que ello significa.
Por ello, México les está muy agradecido. Así que felicidades en su día a los más de un millón 700 mil educadores de nuestra Nación.
La importante función social de nuestros maestros enfrenta hoy nuevos desafíos, ante los cuales debemos actuar con oportuna energía.
Estuve, desde luego, atento al recuento muy interesante que hizo la maestra Elba Esther Gordillo, acerca de los desafíos que hemos enfrentado, efectivamente, de un año a la fecha.
El desafío económico. Alguien recuerda en esta generación de mexicanos, por lo menos, alguna crisis económica internacional tan grave como la que estamos viviendo, seguramente es la más delicada en el último cuarto de siglo, por lo menos, si no es que más, según algunos especialistas.
Desde luego, en el tema y en el frente del combate a la delincuencia y al crimen organizado; hay algún recuento de un énfasis tan notable, de un compromiso a fondo sin tregua ni cuartel, como el que se ha asumido, es cierto, como lo advertí desde el primer día de mi Gobierno habría costos en términos de tiempo, de recursos, incluso de vidas humanas, pero que no podíamos ni íbamos a declinar en nuestra voluntad perseverante de ver un México libre de delincuencia y de criminales.
Y si bien hay costos en términos de la guerra que se libra contra la delincuencia, son más, muchísimos más los costos que tuvo que padecer México por el hecho de no enfrentar a la delincuencia como debe enfrentarse a los delincuentes.
Cada padre de familia desgarrado por haber sido privado de la compañía o de la vida de su hijo o de su hija; cada mexicano extorsionado en su pequeño negocio; cada maestro asaltado. Esos millones y millones de mexicanos, esos que sufrieron y sufren a la delincuencia, que sufren de la inacción, la pasividad, la cobardía, la ineficiencia, lo que sea que haya hecho que nuestro país cayera en ese marasmo de la delincuencia. Esos son los verdaderos costos que debemos contabilizar.
Comparados con ellos, nada, nada puede, verdaderamente, aquilatarse, equiparse a lo que ha sufrido la sociedad mexicana. Por eso es importante perseverar en ese desafío.
Y en materia ahora, en materia sanitaria. Alguien recuerda una emergencia, una amenaza, un peligro, un riesgo, una contabilidad de muertes, como las que hemos vivido con esta realidad. No, ciertamente, quizá desde el sismo de 1985.
Y, sin embargo, maestras, maestros del país, la buena noticia, la buena noticia es que México, nuestra gran Nación, ha sido no sólo capaz de enfrentar, sino que está superando esos desafíos, los más graves, los más profundos, los más fuertes que se hayan presentado a nuestro país.
Y no sólo los estamos enfrentando y superando uno a uno, sino que hemos sido capaces de enfrentarlos como sociedad y como Gobierno, incluso simultáneamente.
Porque así sea la mayor crisis en materia de inseguridad o la mayor crisis en materia económica o de salubridad o de otras, las estamos enfrentando y los estamos superando, merced y gracias a la unidad de las mexicanas y de los mexicanos.
Y lo que a mí me queda claro, amigas y amigos, es que precisamente, es la fortaleza del país, de sus instituciones, de su sociedad y de su Gobierno lo que hace posible enfrentar y superar retos verdaderamente descomunales, por lo menos inéditos en mucho tiempo en el país.
Retos que, quizá otra Nación, otra sociedad, otro Gobierno, no hubiese probablemente podido enfrentar y superar. Nosotros lo estamos haciendo.
Ya he sido insistente en que son precisamente las adversidades, los retos, los desafíos, los que ponen a prueba el talante, la estatura, la capacidad, el carácter de las personas y de los pueblos. Y que México, precisamente, así lo muestra nuestra historia, ha sido grande porque ha sido capaz de enfrentar desafíos y de superarlos.
Y hoy, en este 2009 que México enfrenta desafíos singulares en diversos frentes: en el económico, en el social, en el sanitario, en el de salubridad; ahora que México los enfrenta y que México los supera, porque habremos de superarlos, porque los estamos superando, tengan la seguridad, maestras y maestros, que México será más fuerte, más sólido y construirá de mejor manera su futuro.
Y no sólo enfrentamos los desafíos que, cualquiera que sea su origen o lugar de procedencia llegan de manera inesperada o golpean con virulencia a nuestra propia sociedad. Crisis nacidas en el corazón de los mercados mundiales, en la economía más grande del mundo. Epidemias, como las que se sufren, independientemente de la injusticia cometida por muchos con México, que al tiempo la ciencia demostrará, verdaderamente, su origen y demostrará también como las mexicanas y los mexicanos hemos hecho nuestra tarea y enfrentado con dignidad, con unidad, con responsabilidad esta adversidad. No sólo enfrentamos desafíos o crisis que vienen, efectivamente, de fuera, sino también somos capaces de asumir otros retos y otros desafíos más.
Y ese es, precisamente, el reto que hoy, hace un año, asumimos por la calidad de la educación del país. Tenemos una alianza entre los maestros y el Gobierno. Sí, sí la tenemos y la defendemos, y la ampliamos, y la fortalecemos. Y esa alianza, amigas y amigos, que nadie se equivoque, es una alianza por la calidad educativa del país, es una alianza por los niños y los jóvenes de México, es una alianza por el futuro.
Y no ha mermado la voluntad del Gobierno, y estoy seguro, tampoco merma la voluntad de la maestra y el maestro para poder alcanzar el reto de elevar la calidad de la educación, que estamos obligados a impartir.
México, México ha sido capaz de superar una y otra vez retos cada vez más desafiantes; quizá en algunas materias nunca tan desafiantes como los que ahora enfrentamos. Y, sin embargo, sé que a pesar de que se viven momentos tremendamente difíciles para mucha gente en materia económica, también sé que el esfuerzo denodado y el trabajo diario de millones de mexicanas y mexicanos nos habrá, y pronto, de sacar adelante.
Sé también, amigas y amigos, que la responsabilidad con la que el país se ha conducido en esta crisis epidemiológica, en esta emergencia sanitaria, ha evitado la pérdida de miles y miles de vidas humanas, las que conservadoramente calculaba la Organización Mundial de la Salud, las más de ocho mil que hubieran ocurrido en México de no haber actuado sociedad y Gobierno a tiempo.
Han sido pruebas difíciles, sí, las que hemos vivido en este año; han sido retos que para algunos quizá hubieran sido insuperables, suficientes para hacer realidad las profecías equivocadas a las que apostaban de sociedad o Estado fallido, si lo hubiéramos sido, hace rato que nuestro país hubiera tropezado en el camino.
Y, sin embargo, la fuerza y viabilidad de la sociedad mexicana, la fuerza y viabilidad de las instituciones del Gobierno, por supuesto, han permitido no sólo sostener la fortaleza de México como Nación, sino enfrentar, superar esos problemas y a final de cuentas, insisto, tener un México más fuerte, más consolidado y más unido a la vuelta de tales desafíos.
Han sido pruebas difíciles, sí, pero mientras más difíciles han sido las pruebas, más se ha acreditado la solidez y fortaleza de México.
Tenemos muchos retos por delante aún, lo sabemos y estamos conscientes de ello; estamos conscientes de las fortalezas y las insuficiencias que habremos unas de reforzar y otras de corregir, pero estamos ciertos del camino y del rumbo que México debe seguir como Nación.
Esos retos se presentan en diversos ámbitos y en diversos plazos. En materia educativa, por ejemplo, hay retos de corto plazo, y yo diría inmediatos, importantísimo, urgentes.
Un primer reto de corto plazo, por ejemplo, del día de hoy, diría, es el reto de garantizar la salud de nuestras niñas, niños y jóvenes en todos los planteles escolares del país.
Y aquí quiero aprovechar no sólo la ocasión del Día del Maestro, sino especialmente, hoy quiero agradecer, a nombre de México, a todas las maestras y maestros del país por su responsabilidad y por su solidaridad demostrados en esta coyuntura sanitaria que México está enfrentando.
Sin duda, a pesar de los momentos de confusión, de temor, incluso de angustia, vividos entre muchos por este padecimiento, hasta hace unas semanas desconocido, incluso en el mundo; han sido momentos difíciles, sí, pero también podemos decir que gracias a la responsabilidad y al esfuerzo de los mexicanos, y por supuesto de los maestros, hoy la situación comienza a estabilizarse.
Y por eso también hemos asumido con vigor otro reto, que ha sido el regreso a clases, un regreso ordenado, un regreso que implicó la vuelta de más de 30 millones de educandos a las aulas en esta semana, hecho de manera ordenada.
Un reto, también, que para muchos hubiera sido insuperable. México está saliendo adelante y eso lo demuestra esta vuelta a las clases. Y ha sido gracias, precisamente, a la acción responsable de las maestras, de los maestros de México, de todos los mexicanos.
Debo decir, además, porque es mi deber como Jefe de la Nación, que esta amenaza, el virus de la influenza, sigue presente; por eso no podemos bajar la guardia, no podemos descuidar las medidas preventivas que nos han resguardado de una más rápida y muy peligrosa propagación de esa enfermedad, la cual, afortunadamente, estamos evitando.
Lo que más importa es la salud y la seguridad de todos los integrantes de la comunidad educativa. Para protegerlos estamos poniendo en práctica tres filtros de operación.
El primer filtro es la propia familia. Y por eso quiero pedirles que sigan recordándole a los papás y a las mamás que antes de llevar a los niños a la escuela se aseguren de que no presenten síntomas, ningún síntoma de alguna enfermedad respiratoria, y que en ese caso es necesario que los lleven al médico.
Segundo. Quiero seguirle pidiendo a los maestros que a la entrada de las escuelas, y junto con los padres de familia, en esta experiencia que yo califico de formidable, de trabajo en equipo entre padres y maestros para revisar a los niños, sigan conservando el segundo filtro escolar a la entrada de los planteles; que los niños, asegurémonos que estén saludables y que sean canalizados rápidamente al diagnóstico médico para, precisamente su salud, independientemente de que padezcan esta enfermedad o no, que es poco probable dados los casos que se han venido reduciendo en el número de casos nuevos que registramos cada día, es más conveniente, en cualquier caso, que los vea un médico.
Y finalmente, un tercer filtro, que es el monitoreo constante que hace la maestra y el maestro desde el frente del salón, desde el pizarrón, precisamente, acerca del estado de salud que presentan o aparentan los propios alumnos.
En este mes de mayo, como ya se ha aludido aquí, comenzaremos a entregar la Cartilla Nacional de Salud, un tema comentado por la Presidenta del Sindicato. Lo entregaremos a 27 millones de alumnos y maestros de Educación Básica en todo el país.
Esta Cartilla nos ayudará a consolidar una cultura de la prevención de enfermedades. Sumando esfuerzos podremos mantener un entorno escolar y un México saludables.
Por otra parte, he estado al tanto, preocupado y, sobre todo, ocupado de un problema que aqueja, por supuesto, al Sistema Educativo Nacional. Un asunto que está, precisamente, en el marco de los compromisos de la Alianza por la Calidad Educativa.
Desde que dialogamos, discutimos, negociamos, acordamos la Alianza, estuvo bien presente en la preocupación de los maestros y de su representación sindical el estado que guardaba la infraestructura escolar.
Y he estado al tanto y atento a lo que se ha señalado respecto del estado que guardan algunas escuelas en el país, en sus deficiencias de infraestructura y, particularmente, preocupante en sus deficiencias en la estructura sanitaria de las escuelas. Sé que éste es un problema de primer orden.
Desde mayo de 2008 detectamos, en el marco de la Alianza, un poco más de 30 mil escuelas que en el país requerían, precisamente, algún tipo de inversión en infraestructura, en mantenimiento.
Ahí nació, precisamente, en el cumplimiento de los compromisos de la Alianza, el Programa de Mejores Escuelas.
Y como ha señalado ya el Secretario de Educación Pública, han sido ya más de nueve mil planteles, algunos de ellos que hemos visitado en diversos puntos de la geografía nacional, que han sido reparados en el impermeabilizante, en pinturas en baños, en drenajes, en bardas perimetrales, en equipo deportivo, etcétera, que están corrigiéndose.
Sé que debe acelerarse el paso, sé que debemos actuar más rápido, particularmente en el marco de esta contingencia.
Y si bien es cierto que, merced a la descentralización educativa, que tuvo lugar en el país a principios de los 90, el mantenimiento de la escuela es una tarea, es una atribución fundamentalmente de los órganos del Gobierno local, de las autoridades locales; también entiendo que es indispensable la participación de todos para fortalecer esta tarea. Que la escuela, su mantenimiento, su infraestructura realmente nos necesita a todos, más allá de a quién corresponde, en términos de nuestro marco legal, esta tarea.
Es por ello, amigas y amigos, maestras, maestros, que en adición a las acciones que ya se están tomando en diversos frentes; por ejemplo, en el marco del Acuerdo para Reactivar la Economía, Proteger el Empleo y a las Familias Mexicanas, por una parte, que apoya fundamentalmente la infraestructura del país que genera empleo; que en el marco de la Alianza por la Calidad Educativa y en el marco de las medidas tomadas por la Secretaría de Salud en esta emergencia sanitaria, en adición a esas acciones, que ya se están tomando en materia de infraestructura física escolar, y en seguimiento al Decreto publicado el 25 de abril de 2009 en el Diario Oficial, en materia sanitaria. Quiero anunciarles a las maestras y maestros de México, y a todos los alumnos, a los padres de familia, que he instruido al Secretario de Educación Pública y al Secretario de Salud que realicen, elaboren, un ordenamiento que pueda, de ser necesario convertirse en un Decreto, mediante el cual se pongan acciones específicas que aceleren la realización de obras de infraestructura básica en los planteles del país que así lo requieran, en especial en todo lo relacionado con los servicios sanitarios indispensables en todas las escuelas del país.
Tenemos que proponernos que no haya una sola escuela que carezca de estos servicios elementales, por razones de salud, por razones de educación, pero, sobre todo, por razones de dignidad de los alumnos, de los maestros y de todos los mexicanos.
Así no sólo apoyáremos las medidas de prevención y control de epidemias, sino que podremos ampliar la cobertura y el alcance del Programa de Rehabilitación de Escuelas y adoptar acciones que permitan enfrentar con celeridad y prontitud esta preocupación social, absolutamente justificada.
Que la propia Secretaría de Educación Pública dialogue con los gobiernos de los estados para ver qué pueden hacer ellos, en el marco de sus atribuciones atingentes al mantenimiento de la infraestructura física de las escuelas; y que en cualquier forma el Gobierno Federal tome acciones en su respaldo, o de la manera que determine la propia Secretaría de Salud y Educación en esta contingencia sanitaria, para asegurarnos que las escuelas del país cuenten con la infraestructura indispensable en materia sanitaria.
Un segundo reto, éste de más largo plazo, éste de más larga alianza, éste definitorio del futuro, es el reto de transformar el Sistema Educativo, tal y como nos lo hemos propuesto los maestros y el Gobierno Federal.
México demanda una educación de calidad, la demanda la necesita para tener éxito, para poder preparar a nuestros jóvenes con la capacidad, las herramientas suficientes para salir adelante en un mundo global y en el siglo y la sociedad del conocimiento.
Hoy hace un año, hoy que conmemoramos un año de haber formalizado la Alianza por la Calidad de la Educación es importante revisar y refrendar los compromisos ahí asumidos.
El Gobierno Federal lo hace y lo hace con gusto. Y a partir de esta voluntad común de consolidar una mejor educación, más competitiva, integral, acorde con las necesidades del Siglo XXI, hay que refrendar, recordar, también, que hemos alcanzado logros importantes: en la propia remodelación de la infraestructura de las escuelas, en el fortalecimiento de la profesionalización y en los procesos de evaluación de los docentes y del propio Gobierno.
Estamos realizando esfuerzos significativos, algunos de ellos sin precedente, para que las niñas y los niños de México tengan la oportunidad de prepararse, de prepararse bien y salir adelante.
Sin embargo, necesitamos seguir avanzando, necesitamos consolidar los concursos nacionales de docentes y directivos de las escuelas, que nos aseguren, más allá de diferencias de partido o de región, que nos aseguren que sean las y los mejores los que estén en esa línea clave de educación y formación de los mexicanos en las escuelas.
Requerimos también fortalecer los mecanismos de evaluación y de evaluación independiente y objetiva, federalista, que comprometimos en la Alianza.
Mejorar el Programa de Carrera Magisterial para que las maestras y maestros tengan los estímulos adecuados, que les permitan trabajar con dignidad y por la calidad de la educación.
Así que yo convoco a las maestras y a los maestros de México a que redoblemos nuestro esfuerzo en favor de niños y jóvenes, y les reitero que en esta tarea cuentan con el claro e indeclinable compromiso del Presidente de la República.
Maestras y maestros de México:
Lo que hagamos juntos por la educación habrá de definir el futuro de México como Nación. Los exhorto a que sigamos forjando una nueva generación de niños y jóvenes; una nueva generación de mexicanas y mexicanos decididos a construir un país distinto y mejor.
Una nueva generación de mexicanos del Bicentenario de la Independencia, del Centenario de la Revolución.
Y hoy que nos encontramos en la Explanada Francisco I. Madero, quiero evocar a este gran prócer, Presidente de la República, quien decía:
Siempre que la Patria ha invocado la ayuda de sus hijos, los ha encontrado dispuestos para volar a su defensa.
Las maestras y los maestros de México siempre han escuchado el llamado de la Patria para actuar con responsabilidad y forjar con su entrega a las nuevas generaciones.
Estoy seguro de que con su trabajo y esfuerzo consolidaremos una educación de calidad, y así un futuro que esté a la altura de nuestros anhelos, de nuestra dignidad y de nuestra historia.
A ustedes y a todos los maestros los honramos hoy y siempre.
Felicidades en su día.
Muchísimas gracias.