sábado, marzo 28, 2009
LA HORA DEL PLANETA Y DE LA LAGUNA
Mario Gálvez Narro
Para tratar de fomentar una mayor conciencia colectiva acerca de los riesgos que hay con el calentamiento global, la organización World Wildlife Fund -WWF- y miles de agrupaciones, empresas y gobiernos en los cinco continentes, están convocando este día a conmemorar el Día Mundial del Planeta apagando las luces de casas, edificios, monumentos, comercios e industrias durante una hora a partir de las ocho y media de la noche.
La llamada Hora del Planeta comenzó a conmemorarse en Sydney, Australia, en 2007, para llamar la atención internacional sobre los efectos globales del cambio climático y la urgencia de tomar medidas inmediatas y radicales para detenerlo.
Al año siguiente más de 400 ciudades y grandes urbes de 35 países se sumaron a esta iniciativa, la cual convocó a más de 50 millones de personas de los cinco continentes.
Este día, cuando se cumple el tercer aniversario de la Hora del Planeta, se espera rebasar con mucho las cifras de los dos años anteriores ya que los efectos del cambio climático son absolutamente evidentes y, por desgracia, mucho más graves de lo que se había previsto. Hasta hace unos cuantos años aún se debatía en círculos académicos y grupos ecologistas si había o no había evidencias irrefutables de que el cambio estuviese ocurriendo, pero el deshielo de grandes glaciares en Europa, América, Asia y sobre todo Groenlandia, así como las fracturas de gigantescos icebergs en el Ártico y en la Antártida, del tamaño de países pequeños, alarmó sobremanera a la comunidad científica porque cambios tan dramáticos y acelerados sólo advertían de un proceso de calentamiento sin precedentes -y probablemente irreversible- de la Tierra.
No obstante, aun así, por razones políticas y económicas, hubo gobiernos e instituciones que se negaron a reconocer lo que era evidente a todas luces; fue el caso de EU durante la desastrosa administración Bush.
La realidad y gravedad del calentamiento global es un hecho irrefutable que afecta todas las formas de vida en el planeta, a todas las naciones y a todos los individuos independientemente de su situación social, cultural, racial o económica.
De acuerdo a un estudio de la propia WWF, “los 10 años más calurosos de los que se tengan registros han ocurrido desde 1990.
El hielo en el Ártico ha descendido a su nivel más bajo y un estudio plantea que dos terceras partes de la población de osos polares desaparecerá antes del año 2050. Además de los osos polares y las capas de hielo, algo más está en riesgo – el cambio climático amenaza toda la vida en nuestro planeta. El cambio climático es el problema número uno que enfrenta el medio ambiente en el siglo XXI.
Los Estados Unidos es uno de los principales contribuidores de gases de efecto invernadero, con emisiones de dióxido de carbono que representan casi cinco veces más las emisiones del promedio mundial.”
En la Comarca Lagunera los efectos del cambio climático pueden considerarse graves en extremo, pues como se ha podido documentar a través de los registros de la Comisión Nacional del Agua desde hace al menos 15 años las temperaturas promedio anuales han ido en constante ascenso y los años más calurosos del siglo XX ocurrieron aquí en la década de los 90.
En lo que va del siglo XXI la temporada de calor ha resultado cada vez más extremosa, al punto que incluso en pleno invierno se han presentado temperaturas de más de 32 grados a la sombra.
Esta circunstancia aunada a la irracional sobreexplotación de los mantos freáticos por parte de la industria lechera ha colocado a la Comarca Lagunera en una coyuntura singularmente crítica, pues de seguir con el mismo modelo de desarrollo agropecuario que ha estado vigente en la región a lo largo de los últimos 70 años antes del año 2050 podría haber tal desabasto de agua que la sustentabilidad de la propia región estaría en riesgo evidente.
Ese modelo de desarrollo agropecuario, basado en la sobreexplotación de los mantos freáticos para el cultivo de decenas de miles de hectáreas de alfalfa y el sostenimiento de cientos de miles de vacas lecheras, no sólo ha provocado la incidencia de miles de casos de cáncer por la ingesta de arsénico en el agua, sino depredado de modo irracional el medio ambiente regional.
La lucha contra el calentamiento global debiera entenderse también como la lucha contra la sobreexplotación de los mantos freáticos y en favor de la sustentabilidad de la Comarca Lagunera. Por eso, apague hoy la luz a partir de las 8:30pm.
La llamada Hora del Planeta comenzó a conmemorarse en Sydney, Australia, en 2007, para llamar la atención internacional sobre los efectos globales del cambio climático y la urgencia de tomar medidas inmediatas y radicales para detenerlo.
Al año siguiente más de 400 ciudades y grandes urbes de 35 países se sumaron a esta iniciativa, la cual convocó a más de 50 millones de personas de los cinco continentes.
Este día, cuando se cumple el tercer aniversario de la Hora del Planeta, se espera rebasar con mucho las cifras de los dos años anteriores ya que los efectos del cambio climático son absolutamente evidentes y, por desgracia, mucho más graves de lo que se había previsto. Hasta hace unos cuantos años aún se debatía en círculos académicos y grupos ecologistas si había o no había evidencias irrefutables de que el cambio estuviese ocurriendo, pero el deshielo de grandes glaciares en Europa, América, Asia y sobre todo Groenlandia, así como las fracturas de gigantescos icebergs en el Ártico y en la Antártida, del tamaño de países pequeños, alarmó sobremanera a la comunidad científica porque cambios tan dramáticos y acelerados sólo advertían de un proceso de calentamiento sin precedentes -y probablemente irreversible- de la Tierra.
No obstante, aun así, por razones políticas y económicas, hubo gobiernos e instituciones que se negaron a reconocer lo que era evidente a todas luces; fue el caso de EU durante la desastrosa administración Bush.
La realidad y gravedad del calentamiento global es un hecho irrefutable que afecta todas las formas de vida en el planeta, a todas las naciones y a todos los individuos independientemente de su situación social, cultural, racial o económica.
De acuerdo a un estudio de la propia WWF, “los 10 años más calurosos de los que se tengan registros han ocurrido desde 1990.
El hielo en el Ártico ha descendido a su nivel más bajo y un estudio plantea que dos terceras partes de la población de osos polares desaparecerá antes del año 2050. Además de los osos polares y las capas de hielo, algo más está en riesgo – el cambio climático amenaza toda la vida en nuestro planeta. El cambio climático es el problema número uno que enfrenta el medio ambiente en el siglo XXI.
Los Estados Unidos es uno de los principales contribuidores de gases de efecto invernadero, con emisiones de dióxido de carbono que representan casi cinco veces más las emisiones del promedio mundial.”
En la Comarca Lagunera los efectos del cambio climático pueden considerarse graves en extremo, pues como se ha podido documentar a través de los registros de la Comisión Nacional del Agua desde hace al menos 15 años las temperaturas promedio anuales han ido en constante ascenso y los años más calurosos del siglo XX ocurrieron aquí en la década de los 90.
En lo que va del siglo XXI la temporada de calor ha resultado cada vez más extremosa, al punto que incluso en pleno invierno se han presentado temperaturas de más de 32 grados a la sombra.
Esta circunstancia aunada a la irracional sobreexplotación de los mantos freáticos por parte de la industria lechera ha colocado a la Comarca Lagunera en una coyuntura singularmente crítica, pues de seguir con el mismo modelo de desarrollo agropecuario que ha estado vigente en la región a lo largo de los últimos 70 años antes del año 2050 podría haber tal desabasto de agua que la sustentabilidad de la propia región estaría en riesgo evidente.
Ese modelo de desarrollo agropecuario, basado en la sobreexplotación de los mantos freáticos para el cultivo de decenas de miles de hectáreas de alfalfa y el sostenimiento de cientos de miles de vacas lecheras, no sólo ha provocado la incidencia de miles de casos de cáncer por la ingesta de arsénico en el agua, sino depredado de modo irracional el medio ambiente regional.
La lucha contra el calentamiento global debiera entenderse también como la lucha contra la sobreexplotación de los mantos freáticos y en favor de la sustentabilidad de la Comarca Lagunera. Por eso, apague hoy la luz a partir de las 8:30pm.