martes, octubre 21, 2008
LAS CAUSAS DEL DESASTRE
Mario Gávez Narro
Tres años fueron suficientes para que el PAN pasara en La Laguna del virtual carro completo -en 2005 ganó 4 de las 5 diputaciones en disputa y la alcaldía de Torreón- a la inopia total.
El resultado de la elección del domingo pasado no deja lugar a dudas: con excepción del PRI todos los partidos en la entidad se desfondaron en términos electorales.
Menos mal que hay una limitación constitucional para que ningún partido tenga más de 20 diputados, pues de lo contrario el Revolucionario Institucional podría haber llegado a tener cuando menos 25 diputados al haber obtenido el 60 por ciento de los votos y tener él solo mayoría calificada para modificar libremente la constitución del Estado.
El resultado, aunque previsible, no dejó de ser aplastante.
En distritos en donde el PAN ganó de manera ininterrumpida las últimas 5 elecciones locales, como el XI, esta vez perdió por casi 3 a 1.
El Distrito IX que se consideraba el más difícil para el PRI y en el que algunas encuestas adelantaban una victoria del PAN, la proporción fue de 2 a 1 en favor del tricolor.
Y en el Distrito I la relación fue !de más de 7 a 1!.
En ninguna otra entidad el Revolucionario Institucional había logrado obtener una victoria tan contundente e inobjetable como en Coahuila.
¿Qué fue lo que pasó?, fue una elección de Estado, aseguran los panistas, pretendiendo con ello ocultar sus propios errores.
Lo cierto es que las causas de la caída vertical de las votaciones de todos los partidos, con excepción del PRI, fueron multifactoriales.
La votación que perdió el PAN -más de 120 mil votos respecto a las elecciones de 2005- no se fue al PRD ni al Verde, sino al PRI.
Tres años fueron suficientes para que el PAN pasara en La Laguna del virtual carro completo -en 2005 ganó 4 de las 5 diputaciones en disputa y la alcaldía de Torreón- a la inopia total.
Desde ayer los adversarios del alcalde al interior del PAN comenzaron a achacarle a él las causas de la aplastante derrota, pero aun cuando su gestión pudo haber sido un factor predisponente, no se puede soslayar el impacto que debió tener en el votante promedio el estrepitoso fracaso del gobierno de Calderón en materia de seguridad pública, en la generación de empleos o su papel en el encarecimiento del nivel de vida de la población.
Por si fuera poco los panistas locales no recibieron apoyo alguno de su dirigencia nacional, y con excepción del PRI lo mismo puede decirse de los demás partidos.
Pero además, el divisionismo y los constantes pleitos entre los grupos de Anaya Llamas y José Ángel Pérez minaron la unidad partidista, amén de que en un lapso de medio año su Comité Directivo Estatal tuvo !5 presidentes!:
Esther Quintana Salinas, Jesús Flores Morfín, Javier Cavazos, Mario Dávila y Reyes Flores Hurtado...Asimismo, no puede soslayarse el hecho de que los candidatos blanquiazules tuvieron como su principal defecto su novatez política y por ende el desconocimiento que de ellos tenía el grueso de la ciudadanía, que en una campaña de escasos 35 días era determinante para posicionar o no posicionar al candidato en el ánimo ciudadano.
Fuera de un pequeño círculo de panistas y funcionarios municipales, los aspirantes a diputados no eran conocidos por el ciudadano común.
La estrategia electoral seguida por el PRI fue justamente la contraria, sus candidatos resultaron ser políticos muy experimentados y reconocidos por la ciudadanía, de manera que apenas fueron postulados llevaban ya una ventaja a los panistas en cuanto al conocimiento que de unos y otros tenía el ciudadano común.
Para tratar de explicar lo ocurrido algunos panistas sostienen que fue una elección de Estado, sin embargo en los 35 días que duró la campaña el gobernador sólo tuvo una fugaz aparición en Francisco I. Madero con motivo de la avenida del Nazas, y ningún otro funcionario de su administración hizo acto de presencia en la región.
Por lo demás, no hay duda de que en el ánimo electoral del ciudadano común debieron haber pesado los reiterados escándalos en la DSPM, en particular la detención de 49 policías por parte de la PFP por su presunta vinculación con el crimen organizado.
La pérdida de confianza en la administración de José Ángel Pérez en un área tan delicada como la seguridad pública debía reflejarse, tal como ocurrió, en un masivo voto de castigo.
La falta de asesores competentes, no obstante que tiene a muchos en la nómina, así como también de operadores políticos eficaces, no sólo dieron al traste con la figura del alcalde sino que el modo de ser de éste -que él entiende como "no dejado"- sólo han tensado inútilmente las relaciones con el gobierno estatal.
La gente está harta de pleitos, y prueba de ello son los resultados electorales.
Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Tres años fueron suficientes para que el PAN pasara en La Laguna del virtual carro completo -en 2005 ganó 4 de las 5 diputaciones en disputa y la alcaldía de Torreón- a la inopia total.
El resultado de la elección del domingo pasado no deja lugar a dudas: con excepción del PRI todos los partidos en la entidad se desfondaron en términos electorales.
Menos mal que hay una limitación constitucional para que ningún partido tenga más de 20 diputados, pues de lo contrario el Revolucionario Institucional podría haber llegado a tener cuando menos 25 diputados al haber obtenido el 60 por ciento de los votos y tener él solo mayoría calificada para modificar libremente la constitución del Estado.
El resultado, aunque previsible, no dejó de ser aplastante.
En distritos en donde el PAN ganó de manera ininterrumpida las últimas 5 elecciones locales, como el XI, esta vez perdió por casi 3 a 1.
El Distrito IX que se consideraba el más difícil para el PRI y en el que algunas encuestas adelantaban una victoria del PAN, la proporción fue de 2 a 1 en favor del tricolor.
Y en el Distrito I la relación fue !de más de 7 a 1!.
En ninguna otra entidad el Revolucionario Institucional había logrado obtener una victoria tan contundente e inobjetable como en Coahuila.
¿Qué fue lo que pasó?, fue una elección de Estado, aseguran los panistas, pretendiendo con ello ocultar sus propios errores.
Lo cierto es que las causas de la caída vertical de las votaciones de todos los partidos, con excepción del PRI, fueron multifactoriales.
La votación que perdió el PAN -más de 120 mil votos respecto a las elecciones de 2005- no se fue al PRD ni al Verde, sino al PRI.
Tres años fueron suficientes para que el PAN pasara en La Laguna del virtual carro completo -en 2005 ganó 4 de las 5 diputaciones en disputa y la alcaldía de Torreón- a la inopia total.
Desde ayer los adversarios del alcalde al interior del PAN comenzaron a achacarle a él las causas de la aplastante derrota, pero aun cuando su gestión pudo haber sido un factor predisponente, no se puede soslayar el impacto que debió tener en el votante promedio el estrepitoso fracaso del gobierno de Calderón en materia de seguridad pública, en la generación de empleos o su papel en el encarecimiento del nivel de vida de la población.
Por si fuera poco los panistas locales no recibieron apoyo alguno de su dirigencia nacional, y con excepción del PRI lo mismo puede decirse de los demás partidos.
Pero además, el divisionismo y los constantes pleitos entre los grupos de Anaya Llamas y José Ángel Pérez minaron la unidad partidista, amén de que en un lapso de medio año su Comité Directivo Estatal tuvo !5 presidentes!:
Esther Quintana Salinas, Jesús Flores Morfín, Javier Cavazos, Mario Dávila y Reyes Flores Hurtado...Asimismo, no puede soslayarse el hecho de que los candidatos blanquiazules tuvieron como su principal defecto su novatez política y por ende el desconocimiento que de ellos tenía el grueso de la ciudadanía, que en una campaña de escasos 35 días era determinante para posicionar o no posicionar al candidato en el ánimo ciudadano.
Fuera de un pequeño círculo de panistas y funcionarios municipales, los aspirantes a diputados no eran conocidos por el ciudadano común.
La estrategia electoral seguida por el PRI fue justamente la contraria, sus candidatos resultaron ser políticos muy experimentados y reconocidos por la ciudadanía, de manera que apenas fueron postulados llevaban ya una ventaja a los panistas en cuanto al conocimiento que de unos y otros tenía el ciudadano común.
Para tratar de explicar lo ocurrido algunos panistas sostienen que fue una elección de Estado, sin embargo en los 35 días que duró la campaña el gobernador sólo tuvo una fugaz aparición en Francisco I. Madero con motivo de la avenida del Nazas, y ningún otro funcionario de su administración hizo acto de presencia en la región.
Por lo demás, no hay duda de que en el ánimo electoral del ciudadano común debieron haber pesado los reiterados escándalos en la DSPM, en particular la detención de 49 policías por parte de la PFP por su presunta vinculación con el crimen organizado.
La pérdida de confianza en la administración de José Ángel Pérez en un área tan delicada como la seguridad pública debía reflejarse, tal como ocurrió, en un masivo voto de castigo.
La falta de asesores competentes, no obstante que tiene a muchos en la nómina, así como también de operadores políticos eficaces, no sólo dieron al traste con la figura del alcalde sino que el modo de ser de éste -que él entiende como "no dejado"- sólo han tensado inútilmente las relaciones con el gobierno estatal.
La gente está harta de pleitos, y prueba de ello son los resultados electorales.
Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.