viernes, agosto 22, 2008
ALEJANDRO MARTÍ: SI NO PUEDEN, RENUNCIEN
El empresario Alejandro Martí solicitó al Presidente, gobernadores, legisladores y al Poder Judicial de la Federación que si “la vara es muy alta” para atender la inseguridad en México, “si no pueden, renuncien, pero que no sigan ocupando las oficinas de gobierno, no sigan recibiendo un sueldo por no hacer nada. Eso también es corrupción”.
Martí, padre del joven Fernando, cuyo secuestro y asesinato suscitó la movilización que derivó en la sesión de ayer del Consejo Nacional de Seguridad Pública, habló en nombre de la sociedad civil. Con tono sereno, pero con lenguaje directo, emplazó a las autoridades a que cedan sus lugares a jóvenes recién egresados de universidades, “gente joven, limpia, nueva, no maleada”, que estarían gustosos de hacer el trabajo que “ustedes no están haciendo”.
Recordó las “épocas de oro de México”, cuando los niños jugaban en las calles. “¿Qué nos pasó?”, preguntó, y relató que con el tiempo empezamos a oír que a un amigo, un pariente, lo asaltaban, o que violaban a empleadas en una combi o que un microempresario iniciaba su aventura de negocios con una cuchillada en el estómago.
Ahora, los mexicanos viven un terror interno de salir a las calles, porque México está en crisis de seguridad y vive una de las peores épocas de la historia, dijo.
“Yo perdí a mi hijo. Estoy seguro que esta desgracia hizo que México ganara un hijo. Que nos ayude a todos a hacer un México mejor, no permitirnos nunca más tener leyes reactivas. Hace cuatro años tuvimos una marcha” y después de ese tiempo “¿qué hicimos?, nada”, señaló
Esta situación, dijo, es producto de muchos años de indolencia, de irresponsabilidad, de dejar hacer, de corrupción”, así como de la espantosa palabra: impunidad. Enseguida, recordó las noches en que pensaba quién había matado a su hijo. “¿Habrá sido el engendro maligno hijo de la impunidad o todos nosotros?, que con el paso de los años, nuestra irresponsabilidad o nuestra ceguera hemos creado lo que hoy estamos viviendo. Quién es más culpable, el que deja hacer o el que hace”, manifestó.
Aunque declaró su satisfacción por esta reunión, pidió que no quede ahí y aseguró que la sociedad estará vigilante de que se cumpla el propósito de recuperar la confianza en las instituciones, en el Estado mexicano y en el país. Además, demandó compromisos, sobre todo de los políticos, porque no hay partidos políticos una vez que uno es electo.
Hizo un exhorto para que todos los que están operando la depuración de las policías hagan conciencia, que “hagan sentirnos a los ciudadanos que los policías, los jueces, son gentes honradas y de honor, y que su fuerza y voluntad haga que el corrupto se sienta desplazado”.
Concluyó su alocución con el compromiso de encauzar una nueva era que repudie la corrupción. Integrantes del presidium e invitados se pusieron de pie y aplaudieron el discurso. El presidente Felipe Calderón se acercó a Martí y le dio un abrazo; el empresario saludó a los secretarios de Seguridad Pública, Genaro García Luna; de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, y al final recibió una palmada del ombudsman José Luis Soberanes.
Martí, padre del joven Fernando, cuyo secuestro y asesinato suscitó la movilización que derivó en la sesión de ayer del Consejo Nacional de Seguridad Pública, habló en nombre de la sociedad civil. Con tono sereno, pero con lenguaje directo, emplazó a las autoridades a que cedan sus lugares a jóvenes recién egresados de universidades, “gente joven, limpia, nueva, no maleada”, que estarían gustosos de hacer el trabajo que “ustedes no están haciendo”.
Recordó las “épocas de oro de México”, cuando los niños jugaban en las calles. “¿Qué nos pasó?”, preguntó, y relató que con el tiempo empezamos a oír que a un amigo, un pariente, lo asaltaban, o que violaban a empleadas en una combi o que un microempresario iniciaba su aventura de negocios con una cuchillada en el estómago.
Ahora, los mexicanos viven un terror interno de salir a las calles, porque México está en crisis de seguridad y vive una de las peores épocas de la historia, dijo.
“Yo perdí a mi hijo. Estoy seguro que esta desgracia hizo que México ganara un hijo. Que nos ayude a todos a hacer un México mejor, no permitirnos nunca más tener leyes reactivas. Hace cuatro años tuvimos una marcha” y después de ese tiempo “¿qué hicimos?, nada”, señaló
Esta situación, dijo, es producto de muchos años de indolencia, de irresponsabilidad, de dejar hacer, de corrupción”, así como de la espantosa palabra: impunidad. Enseguida, recordó las noches en que pensaba quién había matado a su hijo. “¿Habrá sido el engendro maligno hijo de la impunidad o todos nosotros?, que con el paso de los años, nuestra irresponsabilidad o nuestra ceguera hemos creado lo que hoy estamos viviendo. Quién es más culpable, el que deja hacer o el que hace”, manifestó.
Aunque declaró su satisfacción por esta reunión, pidió que no quede ahí y aseguró que la sociedad estará vigilante de que se cumpla el propósito de recuperar la confianza en las instituciones, en el Estado mexicano y en el país. Además, demandó compromisos, sobre todo de los políticos, porque no hay partidos políticos una vez que uno es electo.
Hizo un exhorto para que todos los que están operando la depuración de las policías hagan conciencia, que “hagan sentirnos a los ciudadanos que los policías, los jueces, son gentes honradas y de honor, y que su fuerza y voluntad haga que el corrupto se sienta desplazado”.
Concluyó su alocución con el compromiso de encauzar una nueva era que repudie la corrupción. Integrantes del presidium e invitados se pusieron de pie y aplaudieron el discurso. El presidente Felipe Calderón se acercó a Martí y le dio un abrazo; el empresario saludó a los secretarios de Seguridad Pública, Genaro García Luna; de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, y al final recibió una palmada del ombudsman José Luis Soberanes.