viernes, abril 25, 2008
OROZCO MELO EN LO SUYO
Jaime Muñoz Vargas
Aunque ha trajinado en la política, el derecho y el periodismo, Roberto Orozco Melo prefiere que lo ubiquen en la tercera de esas actividades. Nació en Parras de la Fuente en 1931, donde estudió hasta la secundaria. Luego hizo la preparatoria en el Ateneo Fuente y la carrera de Derecho en la UAdeC, esto en Saltillo. Como político, fue oficial mayor de la secretaría particular del Ejecutivo estatal, en 1953; secretario del ayuntamiento de Saltillo, del 56 al 57; jefe de prensa del gobierno de Coahuila, del 57 al 58; diputado local por el V distrito electoral con cabecera en Parras, del 58 al 61; presidente municipal de Saltillo, del 64 al 67 y secretario particular del gobernador de Coahuila, del 87 al 89.En nuestro entorno es bien sabido que Roberto Orozco Melo es uno de los periodistas con más larga trayectoria en Coahuila. Actualmente es columnista de varios periódicos, pero para llegar a eso debió primero atravesar todos los espinosos estratos del oficio: corrector, reportero, jefe de redacción, corresponsal, articulista, director. Muchos periódicos, la mayoría del norte del país, han recogido sus ya incontables textos. En La Opinión colaboró de 1971 a 1973. Actualmente, su columna “Hora cero” llega a los lectores por medio de numerosos diarios.La de Orozco Melo es, pues, una de esas carreras largas y llenas de quehaceres diversos, de altas responsabilidades en el servicio público, de amistades en todos los sectores de la sociedad, de kilómetros y kilómetros de papel escrito con su amena y muy articulada palabra. Si bien ha sido maestro (entre otras escuelas, del Ateneo Fuente), muchos mejor le reconocen ese otro magisterio que quizá vale más que el formal, que el de las aulas: el que dicta sin querer en la conversación, en cada una de sus columnas espesas de información, de anécdotas, de datos históricos, de referencias literarias y reflexiones sobre cualquier quehacer humano. Su charla y su palabra escrita han sido entonces las dos herramientas de su magisterio, un magisterio que nunca desea imponerse ni busca apabullar, sino que desliza con urbanidad, con buen gusto e, indeclinablemente, con humor, con mucho de ese humor fino que suena, toda proporción, a Shaw, a Thackeray, a Churchill: el famoso humor inglés, la ironía que parece no traer jiribilla y sin embargo taladra hasta los tuétanos.No creo exagerar: los años no le han sumado ninguna acritud a la voz de Orozco Melo. Leerlo y/o escucharlo es asistir al espectáculo de la inteligente camaradería, ésa que siempre está a la espera de cualquier frase ajena para retorcerle el cuello y obtener de allí, en buena lid, el jugo del humor. No cualquiera es ducho en ese arte, y Orozco Melo (quien por cierto me obligó a no hablarle de usted y a no decirle “don”) fue dotado por la naturaleza para eso, para no dejar hecho o dicho sin hallarle el lado zumbón, el fleco jocoso.Este viernes, gracias a su gentil invitación, presentaré Uno es lo suyo, su libro más reciente. Antes de este título publicó otros diez, entre los que destacan Breve historia de Saltillo, Francisco de Urdiñola, Guillermo Purcell, De carne y huesos. Uno es lo suyo contiene más de setenta colaboraciones compiladas por el propio Orozco Melo. Se trata de textos escritos bajo la presión del reloj, opiniones armadas a vuelatecla. Es muy meritorio, por ello, que la calidad de su escritura haya vencido al apremio con el cual fueron trazadas esas colaboraciones.El texto más lejano está fechado en 1983, y el más próximo en 2005.Un amplio espectro de opiniones se abre, pues, en este libro misceláneo, diverso, ameno y sincero, sabrosa muestra del mejor columnismo que se ha podido practicar en Coahuila. Uno es lo suyo está dividido en cuatro estancias, cada una de las cuales abraza un manojo de textos que alguna vez nutrieron su columna y tienen el aroma de la perdurabilidad, de ahí que no descuadren en un libro.