lunes, julio 09, 2007
NUEVO GÉNERO LITERARIO
Jaime Muñoz
A las dos o tres vainas inservibles que he tenido a mal inventar o perfeccionar, añado hoy una más: la cadena como género literario. A ella quiero darle el estatuto que Hugo Hiriart, por ejemplo, le otorgó a la dedicatoria, “género” literario que cuenta con enorme potencial para exprimir la imaginación humana.Dicho molde escritural, la cadena, tiene algunas características más o menos recurrentes:estar escrito con las pezuñas, echar pestes sobre algún tema de interés público, buscar la risa cómplice del lector, escamotear la firma y, la más importante, avanzar por Internet como Tongolele por una pista de baile. Esta noción de la cadena como forma posmoderna de expresión literaria me nació con la exitosa columna de hace dos domingos, cuyo título fue “Torreón en spam”. En aquella ocasión recibí varios insaciables comentarios que pedían más, pues los lectores habían gozado casi hasta el orgasmo las amenas injurias escupidas contra nuestra ciudad. Fue allí cuando pensé en el valor antropológico de la cadena: igual a los discos piratas (si son pirateados significa que tienen éxito), la cadena, cuando es atractiva, corre de mail a mail como en la Sierra Maestra caminaba la información de boca en boca, flujo que los revolucionarios cubanos denominaron “radio bemba”. Quiero decir que si entre broma y broma una cadena expresa el sentimiento de la nación, creo que es válido rascarle un poco para ver qué tan amplio yacimiento de verdad late en su fondo. No en todos los casos brota algo valioso, pero hay cadenas que sin duda sintetizan el malestar contenido de la gente. Uno de estos mails me llegó el viernes. Mal escrito (aquí trato de enderezarlo un poco), se titula “¿Quién es el rico?”, y no anda tan descaminado, como podremos apreciar.
A las dos o tres vainas inservibles que he tenido a mal inventar o perfeccionar, añado hoy una más: la cadena como género literario. A ella quiero darle el estatuto que Hugo Hiriart, por ejemplo, le otorgó a la dedicatoria, “género” literario que cuenta con enorme potencial para exprimir la imaginación humana.Dicho molde escritural, la cadena, tiene algunas características más o menos recurrentes:estar escrito con las pezuñas, echar pestes sobre algún tema de interés público, buscar la risa cómplice del lector, escamotear la firma y, la más importante, avanzar por Internet como Tongolele por una pista de baile. Esta noción de la cadena como forma posmoderna de expresión literaria me nació con la exitosa columna de hace dos domingos, cuyo título fue “Torreón en spam”. En aquella ocasión recibí varios insaciables comentarios que pedían más, pues los lectores habían gozado casi hasta el orgasmo las amenas injurias escupidas contra nuestra ciudad. Fue allí cuando pensé en el valor antropológico de la cadena: igual a los discos piratas (si son pirateados significa que tienen éxito), la cadena, cuando es atractiva, corre de mail a mail como en la Sierra Maestra caminaba la información de boca en boca, flujo que los revolucionarios cubanos denominaron “radio bemba”. Quiero decir que si entre broma y broma una cadena expresa el sentimiento de la nación, creo que es válido rascarle un poco para ver qué tan amplio yacimiento de verdad late en su fondo. No en todos los casos brota algo valioso, pero hay cadenas que sin duda sintetizan el malestar contenido de la gente. Uno de estos mails me llegó el viernes. Mal escrito (aquí trato de enderezarlo un poco), se titula “¿Quién es el rico?”, y no anda tan descaminado, como podremos apreciar.
“Un mexicano le envía un mail con una pregunta a otro mexicano que radica en los EUA: ¿Por qué los mexicanos somos pobres? Respuesta del mexicano que vive en EUA:Juan, cómo se ve que los árboles no te dejan ver el bosque. Cómo puedes llamarte pobre, cuando eres capaz de pagar por un metro cúbico de agua más del doble de lo que pago yo. Cuando te das el lujo de pagar tarifas de electricidad, de teléfono y celular un 60% más caras de lo que me cuestan a mí.Pagar comisiones por servicios bancarios y tarjetas de crédito del triple de lo que aquí nos cuestan, O cuando por un carro que a mí me cuesta $20,000 dólares tú puedes pagar $38,000 dólares porque tú sí puedes darte el gusto de regalarle $18,000 dólares al gobierno y nosotros no. ¡Juan, no te entiendo! Pobres somos nosotros, los habitantes de la Florida, por eso el Gobierno Estatal, teniendo en cuenta nuestra precaria situación financiera, nos cobra sólo el 2% de IVA (hay otro 4% que es Federal; total = 6%) y no 15% como a ustedes los ricos que viven en México. Además, son ustedes los que tienen ‘impuestos de lujo’ como el IEPS (por gasolina y gas, alcohol, cigarros, puros, cerveza, vinos, etc.) que alcanza hasta el 120% del valor original, y los otros como el ISR (impuesto sobre las utilidades y sueldos), ISAN (impuesto sobre automóviles nuevos), impuesto al activo (impuesto a los bienes de las empresas), impuesto a los inventarios (impuesto a las mercancías de las empresas), tenencias y placas (impuesto por uso de automóvil), 2% sobre nómina (impuesto al valor de nómina de las empresas además del IMSS y el SAR), 2% sobre hospedaje (impuesto adicional por renta de habitación hotelera) y dichoso que todavía te das el lujo de pagar IVA por estos impuestos, además de todos los trámites y pagos estatales y municipales. Porque si ustedes no fueran ricos, ¿qué sentido tendría tener unos impuestos de ese calibre? ¿Pobres?, ¿de dónde? Un país que es capaz de cobrar el ISR por adelantado, como México, necesariamente tiene que nadar en la abundancia porque considera que los negocios de la nación y de todos sus habitantes siempre tendrán ganancias a pesar de saqueos y asaltos, mordidas, huracanes, temblores e inundaciones y por supuesto de seguro que todos deben de ganar muchísimo...”.
Los pobres somos nosotros los que vivimos en EUA que no pagamos Impuesto sobre la Renta si ganamos menos de $3,000 dólares al mes por persona (más o menos 35,000.00 pesos mexicanos). Y allí pagan policía privada, mientras que nosotros nos conformamos con la pública. Allí hasta envían a los hijos a colegios privados y mira si seremos pobres aquí en EUA, que las escuelas públicas te prestan los libros de estudio previendo que no tienes con qué comprarlos. A veces me asombra la riqueza de los mexicanos que piden un préstamo cualquiera y son capaces de pagar 38% anual de intereses como mínimo. ¡Eso es ser rico! No como aquí, que apenas llegamos al 8% (generalmente 7.8%) justamente porque no estamos en condiciones de pagar más. Supongo que, como todo rico, tienes un carro y que estás pagando un 8 o 10% anual de seguro; si te sirve de información, yo pago solo $345 dólares por año. Y como te sobra el dinero, tú si puedes efectuar pagos anuales de aproximadamente $1,000 dólares por concepto de eso que ustedes llaman tenencia, mientras que acá nosotros no podemos darnos esos lujos y cuando mucho pagamos $15 dólares anuales por el sticker sin importar qué modelo de auto manejes, pero, claro, eso es para gente apretada de recursos que no puede erogar los enormes flujos que ustedes los mexicanos manejan. Saca la cuenta. ¿Quién es el rico y quién el pobre? Por último, más del 20% de la población económicamente activa en México no trabaja. Aquí, en cambio, solo hay un 4% en la misma situación. ¿No te parece que el vivir sin trabajar es un lujo que sólo los ricos se pueden dar? Vamos, mano; te quedaste en México porque eres rico. Son los pobres como yo los que nos fuimos a probar suerte a otros lados. Me contaron también que a los funcionarios federales, estatales y municipales les paga el pueblo una lanota de sueldo. Y a los supernegocios esos que montan los políticos llamados partidos. Qué envidia ¡Eso sí es vivir en la riqueza! Es más, ustedes tienen al segundo billonario del mundo, un tal Carlos Slim que según dicen aumentó su fortuna en casi un 70% tan sólo en el 2006, y así como va seguramente este mismo año se convertirá en el hombre más rico del mundo. Bueno, Juan, te mando un abrazo y ahí luego me platicas cómo les va con el nuevo presupuesto y la reforma fiscal. Lo que sí es seguro es que les endilgarán más impuestos. Pero, bueno, eso es lo de menos cuando se tiene lana para pagarlos. Atentamente: Tu pobre amigo inmigrante".