jueves, junio 28, 2007
SOÑEMOS UN POCO TE QUEREMOS MÉXICO
En la mayor sorpresa de lo que va de esta edición de la Copa América, México se ganó la primera plana de los medios periodísticos del mundo con un triunfo indiscutible ante Brasil. Y como si fuera poco, los mexicanos triunfaron con dos golazos dignos de los mejores equipos de aquellos buenos viejos tiempos de Pelé y sus sucesores.En verdad, esa música de Chespirito —como telón de fondo—, que acompañaba sobre el final de la primera etapa el sólido y lúcido andar de la selección que ahora conduce Hugo Sánchez, debía interpretarse como una nueva picardía del Chavo del Ocho, la querible criatura creada y encarnada por el actor azteca Roberto Gómez Bolaños.México, ese México que en Alemania 06 obligó a la Argentina a jugar tiempo suplementario, sin ser un país top se le anima sin complejo a los grandes y le estaba ganando a Brasil con claridad.Además, con dos definiciones que, justamente, se han visto en equipos brasileños de otros tiempos. Porque esa definición extraordinaria de Nery Castillo, con sombrero a Maicon y toquecito de anticipo al central Alex, corresponde al manual del mejor fútbol del múltiple campeón mundial. Y el chanflazo de Ramón Morales, de tiro libre, para el segundo, cómo no emparentarlo con golazos parecidos de los inolvidables Amarildo, Rivelino y Sócrates.Mientras México mostraba algunas individualidades excelsas como las de Rafa Márquez y Nery Castillo (se perdió un gol increíble en la última jugada de la noche), este Brasil sin sus figuras es un equipo brasileño devaluada, desteñido, poco brasileño al fin. Porque Brasil tiene mucho capital en jugadores, pero sin Kaká, Ronaldinho, Adriano y Ronaldo, vale bastante menos.Salvo la calidad de Robinho —tiró una chilena desde la nada que casi se mete— y algunas ráfagas ofensivas de Maicon, a varios les faltó, en esta oportunidad, le jerarquía necesaria como para lucir semejante casaca. Como el delantero Vagner Love, que en el primer tiempo no pateó al arco. Como Doni, sorprendido tanto en el tiro libre de Morales como por su titularidad, ya que se paró en el arco por lesión de Helton. Y, obviamente, Gilberto por estos días no puede ni siquiera atarle los botines a Roberto Carlos.Confiado en su esquema 4-4-2, los mexicanos plantearon la segunda etapa más cerca de Ochoa, que a diferencia de lo sucedido en la primera mitad fue el hombre más valioso y decisivo de su equipo.Una jugada monumental de Robinho con disparo final en el travesaño, la volea de Afonso que atajó Ochoa, la pelota que Rafa Márquez sacó a un metro del arco y el cabezazo de Afonso que rechazó Pinto en la raya certifican que los de Dunga acumularon los méritos suficientes como para el descuento.Finalmente, la alegría fue toda para México. Brasil depende demasiado de Robinho y ni con su talento le alcanzó para más.