viernes, mayo 18, 2007
TEMPESTUOSA LEY
Jaime Muñoz
Ha vuelto a la tempestad el 2 de julio de 2006, ahora con la discusión sobre la inconstitucionalidad de la llamada ley Televisa.Lo que más llama la atención de todo este embrollo es la generalizada aceptación de que antes, durante y después del proceso electoral hubo un poder al cual se sometieron todos los partidos y todos los candidatos: el de la televisión. Hasta los analistas más escépticos están de acuerdo hoy en que hubo un arreglo para que las televisoras, principalmente la de Azcárraga Jean, obtuvieran una ley a modo bajo la condición de no liquidar a los candidatos que se mostraran rejegos.Los dichos recientes de Creel en el sentido de que esa ley fue impulsada bajo presiones coyunturales son una confesión vergonzosa, la prueba de que el famoso complot tuvo como principal vehículo a la pantalla chica nacional. La ley caminó, sin embargo, no sólo con el aval del PRI y del PAN, sino también del PRD. Los dos primeros la apoyaron, como recordaremos, para recibir trato favorable en todos los programas y una muy buena cantidad de anuncios. El PRD la suscribió para mitigar en algo la furia de los programas que en cadena nacional hacían mella en el proyecto pejista, aunque no pudieron sacudirse el menosprecio y el escarnio, como lo demostró claramente, entre otros, el último programa de El privilegio de mandar, aquel en el que Carlinflas (el actorcillo Carlos Espejel) tiró un choro concientizador en contra de los candidatos violentos y populistas.En su opinión de ayer, el analista Ricardo Alemán, de El Universal, comenta que un alto funcionario de Televisa explicó la razón de la estrategia que aceleró el espaldarazo a la ley: “No podíamos quedarnos con los brazos cruzados. La posibilidad de que el señor López Obrador se convirtiera en presidente era real, y por eso requeríamos salvaguardas... era real la posibilidad de que se fuera contra nosotros”; y añade Alemán: “de resultar cierta la versión, de que la ley Televisa fue una suerte de blindaje ante el eventual gobierno del señor López Obrador, los ‘mandones’ de Televisa pueden estar tranquilos, y no habría razón para continuar con la fuerte presión que ejercen contra los tres poderes de la Unión -Ejecutivo, Legislativo y Judicial-, y para que la Suprema Corte de Justicia haga valer la Ley Suprema y eche abajo la ley Televisa”.Podrá haber discrepancias en cuanto a motivaciones y detalles, pero lo cierto es que hubo un acuerdo de todos los partidos: unos para beneficiarse, otros por miedo, todos se dejaron mangonear por las televisoras, y eso es lo más delicado del asunto, pues s puso al país bajo las botas de medios sin escrúpulos.