sábado, enero 06, 2007
EL PERFUME DE PATRICK SÜSKIND
Análisis Literario: El Perfume de Patrick Süskind
INTRODUCCIÓN
Como toda ciencia, arte o técnica, la literatura maneja una serie de términos privados a los cuales les da
significado especial.
Para leer a cabalidad una obra literaria se requiere analizarla, lo cual significa penetrar en su universo y
desmenuzarla cuidadosamente a fin de reconocer los diversos aspectos que la conforman.
Realizar un análisis literario no es tarea fácil. Es comúnmente atribuible a literatos o críticos, pero, dada la
genialidad y rupturismo de la obra titulada El perfume, nos parece oportuno realizar uno propio.
El Perfume de Patrick Süskind es un libro que narra la vida de Jean− Baptiste Grenouille, un niño repudiado
desde pequeño, que carece de olor. Pero justamente gracias a esta situación pudo desarrollar un gran sentido
del olfato. Después de pasar por distintas situaciones, logró comenzar a trabajar con un perfumista famoso en
París, donde elaboró las más exquisitas fragancias. Vive aislado del mundo y al cabo de unos años vuelve a
relacionarse con la gente. Se va a otra ciudad y comienza a preparar un gran perfume, uno propio, el que sería
elaborado a costa del asesinato de veinticinco mujeres.
El análisis se referirá a la hipótesis de que en "El perfume", el protagonista Jean Baptiste Grenouille, tiene
condicionado su sistema ético−moral por dos circunstancias físicas: la falta de olor humano y el desarrollado
sentido del olfato. Este condicionamiento lleva a nuestro protagonista a tener una visión de mundo distinta al
resto de la gente, o sea, todo lo que tenga que ver con conceptos de tipo abstracto, depende exclusivamente de
la percepción del mundo a través del olfato. Por este motivo sus concepciones ético−morales son distintas del
resto de las personas, lo que le trae como consecuencias el ser rechazado y proscrito (en lo que también
1
influye su falta de olor humano), tener más independencia, que lo consideraran como un ser demoníaco y el
no percato de su misma existencia.
La metodología de nuestra investigación fue analizar la obra El Perfume desde el punto de vista de la
evolución del personaje principal, Jean− Baptiste Grenouille y recopilar las ideas que nos parecieron más
relevantes de acuerdo a nuestro objetivo, para incorporarlas como citas textuales. Además, se extrajo
información e imágenes desde las direcciones de Internet de los lugares geográficos, la época y el autor, para
realizar un trabajo más completo.
BIOGRAFÍA DEL AUTOR
Patrick Süskind es un escritor alemán que nació el 26 de Marzo de 1949 en la localidad Alemana de Ansbach.
Es hijo del escritor expresionista W. E. Süskind, desde 1968 a 1974 estudió Historia medieval y moderna en
Munich y Aix−en−Provence (región muy cercana a Grasse y probablemente allí Sükind conoció todos los
lugares que posteriormente describió). Sus obras giran en torno al aislamiento del individuo en la sociedad, y
durante los años 80 colaboró en guiones televisivos. Su primera obra fue un monólogo teatral, El contrabajo
(1984) que relata la difícil profesión de los músicos de orquesta. El protagonista es un contrabajista (El padre
de Süskind fue contrabajista) y vive obsesionado por su instrumento y establece una relación de amor y odio.
Trata de temas como: la soledad, la insatisfacción y la mediocridad.
El éxito llegó a Süskind con El Perfume (1985), que lo desveló como un gran narrador. Esta novela traducida
a más de veinte idiomas, narra la vida de Jean−Baptiste Grenouille, un asesino de muchachas, que tiene un
desarrollado sentido del olfato. Era rechazado por todo el mundo cuando era un recién nacido y tras buscarse
la vida en distintos oficios, consigue entrar en el taller de un conocido perfumista (Baldini) donde elabora las
más exquisitas fragancias de París, mientras en secreto, investiga cómo conseguir el perfume definitivo, para
lo que no dudará en cometer las más horribles acciones.
Sus siguientes novelas son:
− La Paloma (1988) que trata de la historia de un sujeto (la historia transcurre en París) sólo que construye su
mundo alrededor de una habitación de cuatro metros cuadrados, en donde guarda todo lo que para él tiene
valor. De pronto entra una paloma en la habitación y por temor a esta paloma no puede entrar a la habitación y
toda su vida cambia y se convierte en una pesadilla.
− La historia del señor Sommer (1991) es una narración para niños que entrega un mensaje de fondo. Relata
la vida de un niño que tiene una vida normal (casa, familia, juegos) hasta que se aparece el señor Sommer y le
cambia la vida por completo.
− Un combate (1996), que es un libro de relatos de distinta extensión, pero de la misma calidad literaria. Nos
relata la historia de una pintora suicida, de una contienda de ajedrez en el jardín del Luxemburgo, del relato en
primera persona de un orfebre dieciochesco en una atmósfera cercana a la de El perfume.
Todas estas novelas no tuvieron el éxito de El Perfume. Actualmente, Patrick Süskind, vive una vida aislada
al lado del lago Starnberger, en su ciudad natal a la edad de 54 años.
ANÁLISIS
TEXTO LITERARIO
El análisis se basará en la vida del personaje principal: Jean− Baptiste Grenouille, incluyendo los personajes
que intervinieron en su vida y los hechos que ocurrieron en ella, que fueron modificándola.
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Jean− Baptiste Grenouille nace el 17 de Julio de 1738 en París, un día de verano de gran calor en el Mercado
de Les Halles. Era el quinto hijo y los otros anteriores no habían podido sobrevivir. Quizás, el autor con este
hecho nos quiso transmitir que Grenouille tenía algo especial que sus otros hermanos no tenían y por eso pudo
sobrevivir. La madre fue arrestada y el niño fue cuidado por varias nodrizas y todas ellas no lo querían cuidar
porque decían que: mamaba mucha leche, que no poseía el olor de los niños normales y que era un ser
demoníaco.
Jeanne Bussie, la nodriza del convento de Saint− Merri le dijo al padre Terrier: Mis hijos huelen como deben
oler los seres humanos1. Esta nodriza fue la primera que se dio cuenta de que Grenouille no era igual a los
demás y que carecía de olor, lo que lo hacía pasar desapercibido ante la gente.
Luego, el padre Terrier se queda con Grenouille, meciéndolo. Grenouille era un bebé y tradicionalmente todos
los bebés lo primero que hacen es abrir los ojos antes que nada. Pero Grenouille comenzó a abrir los orificios
de su nariz, y olfateó. Comenzó a rastrear todo el cuerpo del prelado, sólo con su sentido del olfato. Terrier se
percató de que lo estaban husmeando, eso le provocó asco; se imaginó que Grenouille era una araña y se quiso
deshacer de este pequeño. El padre Terrier fue el primero que Genouille rastreó olfativamente todo su cuerpo,
habilidad que desarrollaría más aún, a medida que iba creciendo.
Para Jean, los olores de los humanos son como sus almas, y gracias a esto puede llegar a conocer
profundamente a una persona sin ni siquiera verlo, lo que para la mayoría de las personas es totalmente
ilógico, pues lamentablemente vivimos en una sociedad en donde se le da más importancia a la imagen que al
contenido, a la belleza física que a la espiritual.
Por el repudio que Grenouille había generado en el clérigo, éste envía a Grenouille al orfanato de madame
Gaillard, una señora que estaba muerta por dentro: no tenía sentimientos hacia nadie, sólo cuidaba a sus niños
sin darles afecto ni cariño, no tenía sentido del olfato producto de una golpiza en su infancia, era una señora
fría y calculadora.
Desde el punto de vista olfativo podemos hacer una comparación entre Grenouille y madame Gaillard: eran
polos opuestos, Grenouille tenía un sentido del olfato extraordinariamente desarrollado y madame Gaillard
simplemente, no lo poseía.
1 Patrick Süskind, El Perfume, página 16
Podemos percatarnos de que la única forma que madame Gaillard no se diera cuenta que Grenouille difería
olfativamente de los demás y por lo tanto lo cuidara de una buena forma, era no teniendo este sentido. Esto es
justamente lo que el autor, a nuestro juicio, nos quiso transmitir, porque era la única forma que madame
Gaillard y Grenouille pudieran convivir.
Además los niños con los cuales convivía Grenouille intentaron en reiteradas ocasiones de asesinarlo (otra
situación más en que Grenouille es rechazado).
En cambio, los otros niños intuyeron en seguida que Grenouille era distinto. El nuevo les infundió miedo
desde el primer día; evitaron la caja donde estaba acostado y se acercaron mucho a sus compañeros de cama,
como si hiciera más frío en la habitación(). Un día los mayores se unieron para ahogarlo(). Cuando creció un
poco, abandonaron los intentos de asesinarlo. Se habían dado cuenta que era indestructible. (). Le tenían
miedo1.
En esta parte del libro se le compara a Grenouille con una garrapata: O como aquella garrapata del árbol, para
la cual la vida es sólo una perpetua invernada. La pequeña y fea garrapata, que se empequeñece para pasar
desapercibida, para que nadie la vea y la pise. La solitaria garrapata, que se encoge y se acurruca en el árbol,
ciega, sorda y muda, y sólo husmea, husmea durante años (). Pero la garrapata terca, obstinada y repugnante,
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permanece acurrucada, vive y espera (). Igual que esta garrapata era el niño Grenouille. Vivía encerrado en sí
mismo como una cápsula y esperaba mejores tiempos (). Cualquier otra mujer habría echado de su casa a este
niño monstruoso2.
Los seres humanos siempre tienen un sistema ético−moral, que puede diferir del resto, pero siempre tienen
uno. Un sistema ético−moral, consiste en un conjunto de convicciones que tiene un ser humano, o una
sociedad, basada en valores que permiten desarrollar el bien común y la paz. Este sistema se desarrolla a
través de lo que percibimos, por lo tanto si todos vemos el mundo de una manera distinta, en consecuencia es
probable que tengamos sistemas diferentes. Sin embargo, el de la mayoría de las personas es similar.
Cuando alguno de nuestros sentidos se altera, concebimos el mundo de un modo diferente. Esto es lo que
precisamente ocurre con Grenouille, quien tiene un sentido del olfato bastante desarrollado. Para él, la
percepción del mundo radica exclusivamente en los olores, y su sistema ético−moral se sustenta en este
sentido.
Así, por el hecho de percibir el mundo a través de dicho sentido, tiene dificultad para comprender los
conceptos abstractos como Dios, justicia, libertad, etc..., (por lo que su sistema es pobre) y al contrario
comprende perfectamente lo material a través de su olor.
1 Patrick Süskind, El Perfume, página 26 y 27
2 Patrick Süskind, El Perfume, página 26
El olfato modifica al mundo que rodea al personaje, y lo hace variar, se vuelve opaco a las virtudes, las que al
no poseer olor, no reconoce ni utiliza. Por ejemplo, al aborrecer el apestoso olor humano, escapa de él y deja
descansar a su olfato a tal punto que huye de este olor desarrollando así su concepto de libertad. Este consistía
en liberarse de oler humanos, dejar descansar a su olfato y desenvolver su mundo interior. Para cumplir este
objetivo, Grenouille va a la región montañosa de Auvernia y vive en una cueva durante siete años, sin tener
comunicación con nadie.
Por el contrario, para nosotros el concepto de libertad se refiere más a hechos rodeados por la opresión,
aunque para el protagonista y para nosotros se entiende como liberarse de algo desagradable.
Había dejado atrás la atmósfera de la gran urbe y a cada paso que le alejaba de ella el aire era más claro, puro
y limpio ().
Grenouille acogió esta sencillez como una liberación. Los apacibles aromas acariciaban su olfato. Por primera
vez en su vida no tenía que estar preparado para captar con cada aliento uno nuevo, inesperado y hostil o
perder uno agradable. Por primera vez podía respirar casi libremente, sin verse obligado a olfatear con cautela.
().
Aparte, sin embargo, de esa limitación, que era innata en él, Grenouille se sentía mejor a medida que se
alejaba de París, respiraba con más ligereza, caminaba con paso más rápido y adoptaba incluso de manera
esporádica una posición erguida, de ahí que visto desde lejos casi parecía un aprendiz de artesano corriente, o
sea, un hombre completamente normal. ().
Lo que encontraba más liberador era la lejanía de los seres humanos. En París vivían hacinados más habitantes
que en cualquier otra ciudad del mundo, unos seiscientos o setecientos mil. ().
Siempre había creído que era del mundo en general de lo que tenía que apartarse, pero ahora veía que no se
trataba del mundo, sino de los seres humanos. Al parecer, en el mundo, en el mundo sin hombres, la vida era
soportable1.
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Para madame Gaillard, Grenouille era un vidente y como el convento de Saint− Merri suspendió sus pagos,
envió a Grenouille donde Grimal, un curtidor de cueros que somete a Grenouille a diversos y duros trabajos.
Madame Gaillard trajo aquí a Grenouille porque sabía que moriría, pero esto no fue así, debido a todas las
cualidades de Grenouille.
Cabe destacar que Grenouille era un ser independiente desde pequeño, y esto le ayudó a sobrevivir en
cualquier situación o condición de vida, de hecho nunca dependió de nadie. Además él era un niño especial;
perseverante; y trabajaba en todo lo que le dieran (hasta en las condiciones más precarias) sin dar ningún
argumento. Incluso contrajo una enfermedad que comúnmente causaba la muerte, el ántrax, pero salvó
milagrosamente, debido a que tenía una fortaleza superior a una persona común, porque ya anteriormente
había sobrevivido en su nacimiento, no como sus otros hermanos.
1 Patrick Süskind, El Perfume, páginas 110 y 111
Giuseppe Baldini era un perfumista italiano que vive frustrado porque carece de imaginación para crear
nuevas fragancias. Era viejo y rígido como una estatua, pequeño e inquieto, soberbio y a la vez inseguro y
estricto. Era un hombre modelado a la antigua, es decir, la cuestión del honor es muy importante para él.
Sentía una envidia tremenda porque siempre le superaban personas que eran inferiores a él. Se siente un
hombre desgraciado. Hasta que llega Grenouille a trabajar con él y cambia toda su vida, crea nuevas fórmulas,
con lo cual gana mucho dinero y fama. Pero un día Grenouille padece síntomas como fiebre, saturación de los
poros de su piel y su cuerpo se cubrió de ampollas rojas y furúnculos. El estado de Grenouille era muy grave,
estando de la muerte. Pero el destino le tenía deparado otro futuro, sobrevive nuevamente por sus fortalezas.
En el caso de Jean hay dos hechos de profunda importancia que lo cambian todo para él: el no tener olor y el
tener un sentido del olfato bastante desarrollado. El hecho de no poseer olor, lo hace prácticamente inexistente
para el resto del mundo, lo que desencadena en que tenga que pasar por circunstancias dificilísimas. Esto
junto a su muy desarrollado sentido del olfato, lo obligan en un momento a buscar su olor.
Estaba acostumbrado desde la adolescencia a que las personas que pasaban por su lado no se fijaran en él, no
por desprecio, sino porque no se percataban de su existencia (). Sólo cuando chocaba directamente con
alguien, en una calle atestada o de repente, en una esquina, se producía un breve momento de percepción; y el
otro solía sobresaltarse, horrorizado, mirando con fijeza a Grenouille durante unos segundos, como si viera un
ser que en realidad no podía existir, un ser que, aun estando indudablemente allí, en cierto modo no estaba
presente ()1.
Al principio Jean odia a los seres humanos, pasa por un momento en que quiere oler como ellos, quiere ser
aceptado, amado y siente la necesidad de esconder su debilidad.
Las esencias disponibles de neroli, eucalipto y hojas de ciprés sólo tenían la misión de ocultar el autentico
perfume cuyo la elaboración se había propuesto: el olor del ser humano. Quería, aunque de momento se
tratara de un mal sucedáneo, apropiarse el olor de los hombres, que él mismo no poseía2.
El concepto de felicidad de Jean (de acuerdo a su sistema ético−moral), también se relaciona con los olores,
porque los que le parecen agradables, especialmente de bellas mujeres, le producen una sensación de
bienestar. Generalmente los seres humanos buscan la felicidad, y Grenouille no se quedaba atrás.
1 Patrick Süskind, El Perfume, página 145
2 Patrick Süskind, El Perfume, páginas 142
Volvió a cerrar los ojos. Las fragancias del jardín le rodearon (). Y la más valiosa, la que él buscaba, figuraba
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entre ellas. Grenouille se acaloró de gozo y sintió a la vez el frío del temor. La sangre le subió a la cabeza
como a un niño sorprendido en plena travesura, luego le bajó hasta el centro del cuerpo y después le volvió a
subir y bajar de nuevo, sin que él pudiera evitarlo. El ataque del aroma había sido demasiado súbito (). El
hecho de volver a encontrar esta fragancia en el mundo le hizo derramar lágrimas de beatitudy la posibilidad
de que no fuera cierto le dio un susto de muerte.
()Grenouille salió para ver cómo seguían las cosas en el jardín de detrás de la muralla, en el otro extremo de la
ciudad. Esta vez ya iba preparado para la fragancia, sabía con bastante exactitud lo que le esperaba y a pesar
de ello, cuando la olfateó, los latidos de su corazón se aceleraron y notó que la sangre le bullía de felicidad en
las venas: ella continuaba allí, la planta de belleza incomparable había sobrevivido indemne al invierno,
¡estaba llena de savia, crecía, se expandía, lucía la más espléndidas inflorescencias! ()1.
El perfume que hacía sólo un año se derramaba en sutiles gotas y salpicaduras era ahora un fragante río
ligeramente pastoso que refulgía con mil colores y aun así los unía sin desperdiciarlos. Y este río, como
comprobó Grenouille lleno de dicha, se alimentaba de un manantial cada vez más rico.
Corrió a lo largo de la muralla hasta el lugar conocido tras el que se encontraba el jardín (). No se sentía
embriagado o aturdido como la primera vez que había olfateado, sino lleno de la dicha del amante que
escucha u observa desde lejos a su amada y sabe que la llevará consigo al hogar dentro de un año.
Verdaderamente, Grenouille, la garrapata solitaria, el monstruo, el inhumano Grenouille, que nunca había
sentido amor y nunca podría inspirarlo, aquel día de marzo, ante la muralla de Grasse, amó y fue invadido por
la bienaventuranza de su amor2.
Para alcanzarla (la felicidad), necesitaba retener su olor propio, quería oler como los demás, ser aceptado y
amado. La única manera de conseguir su objetivo era quitándole el olor a otras personas. Pero ¿cómo logra
esto?. Lo hace matando jóvenes mujeres de exquisito olor, para luego absorberlo y hacerlo suyo.
Es en este momento cuando entra a jugar el concepto de bien y mal. Para él este concepto, radica en el olfato,
por lo tanto el asesinar a alguien, no está dentro de sus convicciones como maldad, como causar daño, sino
que los olores malos corresponden a situaciones o cosas malas y tristes. Para ser feliz Jean debe conseguir lo
que quiere, y en este caso para lograrlo debe matar, pero este concepto no se encuentra dentro de su
clasificación olfatoria, así que simplemente pasa por sobre él.
Por este motivo en un determinado momento de la historia, decide eliminar los malos recuerdos, borrarlos de
su memoria o esconderlos y estos corresponden precisamente a los malos olores.
1 Patrick Süskind, El Perfume, páginas 161
2 Patrick Süskind, El Perfume, páginas 179 y 180
Escenario de este desenfreno era su imperio interior, donde había enterrado desde su nacimiento los contornos
de todos los olores olfateados durante su vida. Para animarse, conjuraba primero los más antiguos y remotos:
al vaho húmedo y hostil del dormitorio de madame Gaillard;el hedor a cadáveres del Cimetière des Innocents;
el tufo de asesina de su madre. Y se revolcaba en la repugnancia y el odio y sus cabellos se erizaban de un
horror voluptuoso.
Entonces, de repente, el odio brotaba en él con violencia de orgasmo, estallando como una tormenta contra
aquellos olores que habían osado ofender su ilustre nariz (). Tan justa era su cólera y tan grande su venganza
(). Era demasiado agradable, este acto violento de exterminación de todos los olores repugnantes era
realmente demasiado agradable ()1.
Jean posee una gran inteligencia, pero su carencia de olor, lo que para él viene a ser prácticamente el alma, lo
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hacen ser distinto, lo hacen buscar un olor, como ya hemos dicho. Su concepto de amor también es distinto al
nuestro. Para nosotros, el amor es un sentimiento hermoso, que se suele desarrollar por otra persona (amigo
(a), "pololo" (a), padres, etc...), o por algún animal, mascota. En cambio, en un ser que carece de conceptos
abstractos bien desarrollados como Jean, el amor, indudablemente condicionado por el olfato, es desarrollado
por el olor. A él no le gustan las víctimas a las que asesina, no las quiere, no siente amor por ellas, sólo "siente
amor" por el olor que expelen, por lo agradable de éste.
Bien es verdad que no amaba a una persona, ni siquiera a la muchacha de la casa de detrás de la muralla.
Amaba la fragancia. Sólo a ella y nada más y únicamente como su futura y propia fragancia. Vendría a
apoderarse de ella dentro de un año, lo juraba por su vida.
Cuando yacía en su cabaña por la noche, evocó de nuevo el recuerdo de la fragancia y se sumergió en ella
para acariciarla y dejarse acariciar por ella de un modo tan íntimo, tan soñador, como si ya la poseyera
realmente, y amó a su fragancia, su propia fragancia, y a sí mismo en ella durante una hora exquisita y
embriagadora2.
Por el hecho de ser un ente proscrito, Jean desarrolla en él un sentimiento de odio a los seres humanos. Al
principio quería ser como los demás y cuando logra crear su ansiado perfume, se percata que había en él no un
sentimiento de amor, sino que de odio a los demás.
Ahora, lo que más le gustaría sería eliminar de la faz de la tierra a estos hombres estúpidos, apestosos y
erotizados (). Y deseó que se dieran cuenta de lo mucho que los odiaba y que le odiaran a su vez para
corresponder a este único sentimiento que él había experimentado en su vida y decidieran eliminarlo, como
había sido su intención hasta ahora mismo (). Quería, por una vez, por una sola vez, ser reconocido en su
verdadera existencia y recibir de otro hombre una respuesta a su único sentimiento verdadero, el odio3.
1 Patrick Süskind, El Perfume, páginas 119 y 120
2 Patrick Süskind, El Perfume, página 180
3 Patrick Süskind, El Perfume, página 226
Según el sistema ético−moral de Grenouille, él no tenía al amor como uno de sus valores. Por lo tanto, nunca
había hecho un acto de amor, ni nadie había hecho un acto de amor por él, excepto cuando es devorado por
una pandilla en el Cementerio de los Inocentes.
En el primer momento retrocedieron con profundo respeto y pura estupefacción, pero intuyendo al mismo
tiempo que su retirada era más bien una postura para coger impulso, que su respeto se convertía en deseo y su
asombro, en entusiasmo. Se sintieron atraídos hacia aquel ángel humano del cual brotaba un remolino furioso,
un reflejo avasallador contra el que nadie podía resistirse, sobretodo porque no quería hacerlo, ya que el
reflujo arrastraba a la voluntad misma, succionándola en su dirección: hacia él.
Habían formado un círculo a su alrededor, unas veinte o treinta personas, y ahora este círculo se fue cerrando.
Pronto no cupieron todos en él y empezaron a apretar, a empujar, a apiñarse; todos querían estar cerca del
centro.
Y de improviso desapareció en ello la última inhibición y el círculo se deshizo. Se abalanzaron sobre el ángel,
cayeron encima de él, lo derribaron. Todos querían tocarlo, todos querían tener algo de él, una plumita, un ala,
una chispa de su fuego maravilloso. Le rasgaron las ropas, le arrancaron cabellos, la piel del cuerpo, lo
desplumaron, clavaron sus garras y dientes en su carne, cayeron sobre él como hienas.
Pero el cuerpo de un hombre es resistente y no se deja despedazar con tanta facilidad; incluso los cabellos
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necesitan hacer los mayores esfuerzos. Y por eso no tardaron en centellar los puñales, que se clavaron y
rasgaron, mientras hachas y machetes caían con un silbido sobre las articulaciones, haciendo crujir los huesos.
En un tiempo muy breve, el ángel quedo partido en treinta pedazos y cada miembro de la chusma se apoderó
de un trozo, se apartó, e impulsado por una avidez voluptuosa, lo devoró. Media hora más tarde, hasta la
última fibra de Jean−Baptiste Grenouille había desaparecido de la faz de la tierra.
Cuando los caníbales se encontraron de nuevo junto al fuego después de esta comida, ninguno pronunció una
palabra.
Cuando por fin se atrevieron, con disimulo al principio y después con total franqueza, tuvieron que sonreír.
Estaban extraordinariamente orgullosos. Por primera vez habían hecho algo por amor1.
1 Patrick Süskind, El Perfume, páginas 179 y 180
ANÁLISIS
MARCO HISTÓRICO: Época
La época en que se enmarca la novela es la Revolución Francesa. Este acontecimiento político, que ocurrió en
Francia en 1789 y afectó al mundo entero, es acaso el más apasionado intento que lleva a cabo la Historia para
crear, en breve tiempo y por medio de leyes, un nuevo orden en la existencia humana.
Muchas veces se desvió de su objetivo y manchó sus manos con la sangre de inocentes. Sin embargo, es
innegable que su legado es perdurable y se proyecta hasta el día de hoy, ya que este hecho marca el final de la
Edad Moderna y el principio de la Epoca Contemporánea.
Aunque las causas que generaron la Revolución fueron diversas y complejas, éstas son algunas de las más
influyentes: la incapacidad de las clases gobernantes nobleza, clero y burguesía para hacer frente a los
problemas de Estado, la indecisión de la monarquía, los excesivos impuestos que recaían sobre el
campesinado, el empobrecimiento y endeudamiento de los trabajadores, lo insostenible de la situación, la
miseria que azotaba al país, la agitación intelectual alentada por el Siglo de las Luces y el ejemplo de la guerra
de la Independencia estadounidense.
La revolución ocurrió bajo el poder del rey Luis XVI, él era un hombre débil, de escasa inteligencia e incapaz
de cumplir con las obligaciones de la monarquía, y por último permitió que su esposa ejerciera sobre él una
excesiva influencia.
Durante su reinado, Luis XVI redujo impuestos y modificó el sistema financiero y judicial gracias a la ayuda
de políticos competentes. No obstante, la nobleza (que tenía mucho poder) y la corte le impidieron llevar a
cabo reformas más amplias.
En 1786 la deuda pública contraída se hizo insostenible. El pueblo francés estaba indignado por la carga
impositiva a la que se le sometía para sostener el despilfarro cortesano.
El 14 de julio de 1789 el pueblo parisino asaltó La Bastilla y retuvo a la familia real en el palacio de las
Tullerías, este día el pueblo se revolucionó y marcó un hito para la ciudad de las luces, y desde ese entonces
se celebra el "Día Nacional de Francia".
Los monarcas, junto con sus hijos, intentaron huir a Austria en junio de 1790, pero fueron capturados y
enviados a París.
En 1792 la Convención Nacional y la asamblea de diputados francesa, juzgaron al Rey acusándole del cargo
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de traición y lo condenó a muerte después de una votación que aprobó dicha medida por un solo voto de
diferencia. Luis XVI fue guillotinado el 21 de enero de 1793 en la plaza de la Revolución (en la actualidad,
Plaza de la Concordia) de París.
La Revolución Francesa significó el tránsito de la sociedad estamental, heredera del feudalismo, a la sociedad
capitalista, basada en una economía de mercado. La burguesía, consciente de su papel preponderante en la
vida económica, desplazó del poder a la aristocracia y a la monarquía absoluta. Los revolucionarios franceses
no sólo crearon un nuevo modelo de sociedad y estado, sino que difundieron un nuevo modo de pensar por la
mayor parte del mundo.
Sociedad Francesa en el siglo XVIII:
La sociedad francesa respondía en 1789, al menos desde el punto de vista jurídico, a la estructura tradicional
del Antiguo Régimen, en el sentido de que era una sociedad esencialmente aristocrática en la que el privilegio
del nacimiento y la propiedad agrícola constituían su fundamento.
En la cúspide de la pirámide social se hallaba la nobleza. Su número podría calcularse en esta época en unos
350.000 individuos, es decir, aproximadamente el 2% del total de la población francesa. Todos los nobles
poseían privilegios honoríficos, económicos y fiscales, y en su conjunto poseían la quinta parte de las tierras
del reino. Ahora bien, la nobleza no constituía un orden social homogéneo ya que existían notables diferencias
entre los distintos grupos que la integraban. Los nobles, no pagaban impuestos y ocupaban los principales
cargos públicos.
Entre ellos, destacaba la nobleza de Corte, alrededor de 4.000 personas que vivían en Versalles junto al rey y
disfrutaban de un tren de vida y de un lujo que no siempre respondía a su verdadera situación económica. La
nobleza provinciana era distinta, pues solía vivir entre sus campesinos y los derechos feudales que recibían de
éstos eran su principal sostén. La nobleza de Corte, influenciada por las ideas de la Ilustración, era la principal
beneficiaria de los abusos de la Monarquía y sin embargo criticaba al sistema sin darse cuenta que cualquier
cambio redundaría en su propio perjuicio. Por su parte, la nobleza provinciana era completamente
reaccionaria, pero se oponía al absolutismo.
El orden social más antiguamente constituido era el clero. Su número ascendía a unas 120.000 personas, es
decir, aproximadamente el 1% de la población. Su base económica residía en la percepción del diezmo y en
sus propiedades rurales y urbanas. En total, se estima que la Iglesia poseía un 10% del total de las tierras en
Francia.
El "alto clero", compuesto por los obispos, arzobispos, canónigos y otras dignidades, se reclutaba
exclusivamente entre la nobleza y su forma de vida no tenía nada que envidiarle a ésta. También, por su
mentalidad, estaban estrechamente unidos al sistema social del Antiguo Régimen. Además, estaban exentos de
pagar impuestos.
Por el contrario, el "bajo clero" procedía de las capas inferiores de la sociedad y su penuria económica era
también comparable a la de los seglares de su mismo estrato social. A finales del siglo XVIII este sector del
clero atravesaba por una grave crisis a causa de su decadencia moral y de la relajación de su disciplina, y era
muy criticado por las abundantes riquezas que administraba.
La población francesa no integrada ni en la nobleza ni en el orden eclesiástico formaba parte del Tercer
Estado. Era el grupo social más heterogéneo de todos y representaba la inmensa mayoría de la nación, es
decir, más de 24.000.000 de personas a finales del Antiguo Régimen. Comprendía a las clases populares
campesinas y urbanas, a la pequeña y mediana burguesía, compuestas por los artesanos y comerciantes, así
como a muchos de los profesionales liberales: abogados, notarios, médicos, profesores.
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Lo que unía a los diversos elementos del Tercer Estado era la oposición a los privilegiados y la reivindicación
de la igualdad civil. La diversidad de condiciones en que se desenvolvía este grupo social les impedía llegar a
alcanzar un verdadero sentimiento de clase. Sus condiciones de vida eran difíciles y constituían un verdadero
termómetro por su sensibilidad ante cualquier crisis de subsistencia o ante la alteración del nivel de los
precios. Debían pagar los impuestos al estado, el diezmo a la iglesia y los derechos feudales al señor.
Su situación se agravó especialmente en el siglo XVIII a causa del crecimiento de la población y el aumento
de los precios. Los campesinos constituían en Francia más de las tres cuartas partes de la población total del
reino. Al ser un país esencialmente rural, la producción agrícola dominaba la vida económica, de ahí la
importancia de la cuestión campesina en el proceso de la Revolución.
Los campesinos constituían una población de carácter conservador, apegada a las tradiciones y a las creencias
religiosas, así como a las costumbres ancestrales que habían ido transmitiéndose de generación en generación.
La condición del campesino era muy variable y dependía de la situación jurídica en la que se encontraba y de
su relación con la tierra que cultivaba. Los campesinos poseían sólo pequeñas parcelas. En cuanto a la
situación jurídica, había siervos y había campesinos libres.
Sobre los primeros pesaba un decreto, que les obligaba a estar sujetos al señor y a pagarle derechos
importantes. Entre los campesinos libres había propietarios de pequeñas explotaciones familiares, dueños de
la tierra y del producto de la tierra que cultivaban y por lo tanto susceptibles de afrontar sin dificultad las alzas
de precios de los productos e incluso de beneficiarse de ellas.
Existían también los arrendatarios, que eran dueños del producto que cultivaban, pero no de la tierra. Tenían
que pagar el arriendo y además los impuestos civiles y eclesiásticos. Sus estrecheces económicas les llevaba a
veces a complementar sus ingresos con un trabajo salarial que realizaban en su propia casa o en el pueblo
vecino.
Por último, había una legión de jornaleros y braceros agrícolas, que constituían un verdadero proletariado
agrícola.
Así pues, en estos años finales del siglo XVIII la sociedad caminaba hacia una nueva estructura, aunque se
hallaba constreñida en las formas del Antiguo Régimen: la burguesía poseía las riquezas, pero era la nobleza
la que detentaba los privilegios; el campesinado era el grupo más numeroso de la sociedad, pero era el que, en
su mayor parte, vivía en las peores condiciones de pobreza; el alto clero era poderoso y la Iglesia poseía una
gran cantidad de tierras, pero muchos eclesiásticos se desenvolvían con dificultades.
Estos contrastes provocaban grandes tensiones y elevaban la temperatura social a un grado que hacía prever el
estallido.
En el terreno de la religión, el siglo XVIII se nos muestra, una vez más, como una época compleja, como un
período de transición entre las formas tradicionales de pensamiento y vivencia religiosa y un nuevo mundo
emergente más secularizado, antidogmático, fruto del triunfo de la revolución científica, que obliga a un
cambio cualitativo de gran importancia a la hora de pensar en Dios y en el Universo.
Por ello, junto al ataque de los filósofos a las Iglesias establecidas, origen de una corriente anticlerical de gran
éxito en el futuro, nos encontramos movimientos en el seno de esas mismas Iglesias, sobre todo la protestante,
que ansían tanto renovar la vivencia de la fe como ser la respuesta a las ideas racionalistas apelando a la
sensibilidad y el sentimiento.
Tampoco las diatribas en nombre de la razón conseguirán atenuar la fe ni terminar con las devociones
populares, de forma que las prácticas religiosas siguen marcando la vida de la mayor parte de las poblaciones.
No puede olvidarse que el siglo XVIII fue también época de peregrinaciones, el momento en que Bach crea
10
sus misas y Haëndel sus oratorios.
Se mantiene, asimismo, el papel de la religión como medio de cohesión social dentro de los Estados, de ahí
que los gobernantes, muchos de ellos piadosos, fomenten y practiquen la observancia. Ahora bien, el poder
que ello supone para las Iglesias, en especial la católica, va a ser cuestionado en su legalidad y atacado a lo
largo del siglo por la política de los gobernantes dirigida a poner al clero bajo su control y a su servicio.
También los ilustrados se dieron cuenta de la utilidad de este poder y algunos de ellos llegaron a defender un
sistema religioso a dos niveles: uno, racional y puro para la elite; otro, sentimental para regular las mentes y
los corazones de la gente.
El culto revolucionario al Ser Supremo plasmaría estas ideas. En suma, fuente de poder o vivencia personal,
racional o revelada, la religión jugó un papel importante en el mundo europeo del siglo XVIII.
ANÁLISIS
MARCO HISTÓRICO: Lugares geográficos
Los lugares geográficos de una narración están ligados al ambiente en que se desenvuelven los personajes. En
la obra El Perfume, todos los lugares geográficos están ubicados en Francia.
A continuación detallaremos los más importantes y la relación de éstos con la actualidad.
Nos parece preciso comenzar con el Mercado De Les Halles, el lugar donde Grenouille nació. El Mercado De
Les Halles fue construido en el siglo XIII por Jacques de St Georges. En 1971 fue demolido para construir por
debajo una vía subterránea. Más tarde, fue reconstruido y hoy es un mercado de mucha concurrencia.
El Pont Au Change es uno de los varios ponts que tiene París. Los Ponts son las estructuras que unen la isla de
la cuidad (Ilé de la Cité), con ésta última. Pasan sobre el río Sena. El Pont Au Change está ubicado al costado
del Palacio de Justicia de París. El Pont Neuf es el siguiente pont y está del otro lado del palacio de la Justicia.
Y el Pont Royal es el que está detrás del Museo de Louvre.
El siguiente lugar importante es Auvernia y el Plomb Du Cantal. Auvernia es una región de Francia. Dentro
de esta región se encuentran distintos departamentos y entre ellos está Cantal. El departamento de Cantal es
una zona montañosa y turística y entre sus volcanes se encuentra el Plomb Du Cantal. En este volcán hay
cuevas donde uno se puede meter tal como lo hizo Grenouille (ver imagen en anexo).
El Hotel Dieu era el lugar donde madame Gaillard no quería morir, más no fue así y tuvo que morir en una
fosa común. El hotel Dieu existe hoy en día pero no hemos podido encontrar información acerca de este hotel.
El siguiente lugar donde va Grenouille después de ir a Montpellier, es Montpellier. Languedoc Roussillon es
una región de Francia, dentro de esta región está el departamento de Hérault y la capital de este departamento
es Montpellier.
Luego, Grenouille se dirige a Grasse. Paca es una región de Francia, dentro de esta región se encuentra el
departamento de alpes maritimes y dentro de este departamento se encuentra la localidad de Grasse. Esta
ciudad es hoy en día reconocida en Francia por sus perfumes y centro de atención turística.
Rue significa en francés calle y las más algunas que figuran en la obra son: Rue de la Llouvre (Calle del
Louvre), Rue Droite y Rue Saint− Honoré, Rue des Marais, Rue Saint− Denis, etc.
Más tarde Grenouille se dirige a La Napuole, siguiendo a su fragancia deseada. La Napoule se encuentra cerca
11
de Grasse (ver diagrama en el anexo de cómo sigue Grenouille a Laure y su familia).
El último y final destino de Grenouille es el cementerio de los Inocentes, que como bien narraba el libro, ha
estado por varios siglos y le hediondez que allí había, era insoportable. Este cementerio tiene fosos desde 5 a
15 metros de profundidad.
CONCLUSIÓN
Se puede concluir que en la obra "El perfume", la carencia de olor humano y el olfato extremadamente
desarrollado de Jean Baptiste Grenouille, condicionan su visión de mundo, y por lo tanto condicionan también
su sistema ético−moral. Esto se prueba con las circunstancias demostradas anteriormente con el apoyo de citas
textuales.
También se puede concluir que algunos lugares que figuran en la obra existen en la actualidad, por lo tanto, la
historia podría haber sido verdadera.
Además, se puede decir que la obra tiene justo la época correcta, ya que Grenouille no se podría haber
desenvuelto de la misma forma en otra sociedad o época.
INTRODUCCIÓN
Como toda ciencia, arte o técnica, la literatura maneja una serie de términos privados a los cuales les da
significado especial.
Para leer a cabalidad una obra literaria se requiere analizarla, lo cual significa penetrar en su universo y
desmenuzarla cuidadosamente a fin de reconocer los diversos aspectos que la conforman.
Realizar un análisis literario no es tarea fácil. Es comúnmente atribuible a literatos o críticos, pero, dada la
genialidad y rupturismo de la obra titulada El perfume, nos parece oportuno realizar uno propio.
El Perfume de Patrick Süskind es un libro que narra la vida de Jean− Baptiste Grenouille, un niño repudiado
desde pequeño, que carece de olor. Pero justamente gracias a esta situación pudo desarrollar un gran sentido
del olfato. Después de pasar por distintas situaciones, logró comenzar a trabajar con un perfumista famoso en
París, donde elaboró las más exquisitas fragancias. Vive aislado del mundo y al cabo de unos años vuelve a
relacionarse con la gente. Se va a otra ciudad y comienza a preparar un gran perfume, uno propio, el que sería
elaborado a costa del asesinato de veinticinco mujeres.
El análisis se referirá a la hipótesis de que en "El perfume", el protagonista Jean Baptiste Grenouille, tiene
condicionado su sistema ético−moral por dos circunstancias físicas: la falta de olor humano y el desarrollado
sentido del olfato. Este condicionamiento lleva a nuestro protagonista a tener una visión de mundo distinta al
resto de la gente, o sea, todo lo que tenga que ver con conceptos de tipo abstracto, depende exclusivamente de
la percepción del mundo a través del olfato. Por este motivo sus concepciones ético−morales son distintas del
resto de las personas, lo que le trae como consecuencias el ser rechazado y proscrito (en lo que también
1
influye su falta de olor humano), tener más independencia, que lo consideraran como un ser demoníaco y el
no percato de su misma existencia.
La metodología de nuestra investigación fue analizar la obra El Perfume desde el punto de vista de la
evolución del personaje principal, Jean− Baptiste Grenouille y recopilar las ideas que nos parecieron más
relevantes de acuerdo a nuestro objetivo, para incorporarlas como citas textuales. Además, se extrajo
información e imágenes desde las direcciones de Internet de los lugares geográficos, la época y el autor, para
realizar un trabajo más completo.
BIOGRAFÍA DEL AUTOR
Patrick Süskind es un escritor alemán que nació el 26 de Marzo de 1949 en la localidad Alemana de Ansbach.
Es hijo del escritor expresionista W. E. Süskind, desde 1968 a 1974 estudió Historia medieval y moderna en
Munich y Aix−en−Provence (región muy cercana a Grasse y probablemente allí Sükind conoció todos los
lugares que posteriormente describió). Sus obras giran en torno al aislamiento del individuo en la sociedad, y
durante los años 80 colaboró en guiones televisivos. Su primera obra fue un monólogo teatral, El contrabajo
(1984) que relata la difícil profesión de los músicos de orquesta. El protagonista es un contrabajista (El padre
de Süskind fue contrabajista) y vive obsesionado por su instrumento y establece una relación de amor y odio.
Trata de temas como: la soledad, la insatisfacción y la mediocridad.
El éxito llegó a Süskind con El Perfume (1985), que lo desveló como un gran narrador. Esta novela traducida
a más de veinte idiomas, narra la vida de Jean−Baptiste Grenouille, un asesino de muchachas, que tiene un
desarrollado sentido del olfato. Era rechazado por todo el mundo cuando era un recién nacido y tras buscarse
la vida en distintos oficios, consigue entrar en el taller de un conocido perfumista (Baldini) donde elabora las
más exquisitas fragancias de París, mientras en secreto, investiga cómo conseguir el perfume definitivo, para
lo que no dudará en cometer las más horribles acciones.
Sus siguientes novelas son:
− La Paloma (1988) que trata de la historia de un sujeto (la historia transcurre en París) sólo que construye su
mundo alrededor de una habitación de cuatro metros cuadrados, en donde guarda todo lo que para él tiene
valor. De pronto entra una paloma en la habitación y por temor a esta paloma no puede entrar a la habitación y
toda su vida cambia y se convierte en una pesadilla.
− La historia del señor Sommer (1991) es una narración para niños que entrega un mensaje de fondo. Relata
la vida de un niño que tiene una vida normal (casa, familia, juegos) hasta que se aparece el señor Sommer y le
cambia la vida por completo.
− Un combate (1996), que es un libro de relatos de distinta extensión, pero de la misma calidad literaria. Nos
relata la historia de una pintora suicida, de una contienda de ajedrez en el jardín del Luxemburgo, del relato en
primera persona de un orfebre dieciochesco en una atmósfera cercana a la de El perfume.
Todas estas novelas no tuvieron el éxito de El Perfume. Actualmente, Patrick Süskind, vive una vida aislada
al lado del lago Starnberger, en su ciudad natal a la edad de 54 años.
ANÁLISIS
TEXTO LITERARIO
El análisis se basará en la vida del personaje principal: Jean− Baptiste Grenouille, incluyendo los personajes
que intervinieron en su vida y los hechos que ocurrieron en ella, que fueron modificándola.
2
Jean− Baptiste Grenouille nace el 17 de Julio de 1738 en París, un día de verano de gran calor en el Mercado
de Les Halles. Era el quinto hijo y los otros anteriores no habían podido sobrevivir. Quizás, el autor con este
hecho nos quiso transmitir que Grenouille tenía algo especial que sus otros hermanos no tenían y por eso pudo
sobrevivir. La madre fue arrestada y el niño fue cuidado por varias nodrizas y todas ellas no lo querían cuidar
porque decían que: mamaba mucha leche, que no poseía el olor de los niños normales y que era un ser
demoníaco.
Jeanne Bussie, la nodriza del convento de Saint− Merri le dijo al padre Terrier: Mis hijos huelen como deben
oler los seres humanos1. Esta nodriza fue la primera que se dio cuenta de que Grenouille no era igual a los
demás y que carecía de olor, lo que lo hacía pasar desapercibido ante la gente.
Luego, el padre Terrier se queda con Grenouille, meciéndolo. Grenouille era un bebé y tradicionalmente todos
los bebés lo primero que hacen es abrir los ojos antes que nada. Pero Grenouille comenzó a abrir los orificios
de su nariz, y olfateó. Comenzó a rastrear todo el cuerpo del prelado, sólo con su sentido del olfato. Terrier se
percató de que lo estaban husmeando, eso le provocó asco; se imaginó que Grenouille era una araña y se quiso
deshacer de este pequeño. El padre Terrier fue el primero que Genouille rastreó olfativamente todo su cuerpo,
habilidad que desarrollaría más aún, a medida que iba creciendo.
Para Jean, los olores de los humanos son como sus almas, y gracias a esto puede llegar a conocer
profundamente a una persona sin ni siquiera verlo, lo que para la mayoría de las personas es totalmente
ilógico, pues lamentablemente vivimos en una sociedad en donde se le da más importancia a la imagen que al
contenido, a la belleza física que a la espiritual.
Por el repudio que Grenouille había generado en el clérigo, éste envía a Grenouille al orfanato de madame
Gaillard, una señora que estaba muerta por dentro: no tenía sentimientos hacia nadie, sólo cuidaba a sus niños
sin darles afecto ni cariño, no tenía sentido del olfato producto de una golpiza en su infancia, era una señora
fría y calculadora.
Desde el punto de vista olfativo podemos hacer una comparación entre Grenouille y madame Gaillard: eran
polos opuestos, Grenouille tenía un sentido del olfato extraordinariamente desarrollado y madame Gaillard
simplemente, no lo poseía.
1 Patrick Süskind, El Perfume, página 16
Podemos percatarnos de que la única forma que madame Gaillard no se diera cuenta que Grenouille difería
olfativamente de los demás y por lo tanto lo cuidara de una buena forma, era no teniendo este sentido. Esto es
justamente lo que el autor, a nuestro juicio, nos quiso transmitir, porque era la única forma que madame
Gaillard y Grenouille pudieran convivir.
Además los niños con los cuales convivía Grenouille intentaron en reiteradas ocasiones de asesinarlo (otra
situación más en que Grenouille es rechazado).
En cambio, los otros niños intuyeron en seguida que Grenouille era distinto. El nuevo les infundió miedo
desde el primer día; evitaron la caja donde estaba acostado y se acercaron mucho a sus compañeros de cama,
como si hiciera más frío en la habitación(). Un día los mayores se unieron para ahogarlo(). Cuando creció un
poco, abandonaron los intentos de asesinarlo. Se habían dado cuenta que era indestructible. (). Le tenían
miedo1.
En esta parte del libro se le compara a Grenouille con una garrapata: O como aquella garrapata del árbol, para
la cual la vida es sólo una perpetua invernada. La pequeña y fea garrapata, que se empequeñece para pasar
desapercibida, para que nadie la vea y la pise. La solitaria garrapata, que se encoge y se acurruca en el árbol,
ciega, sorda y muda, y sólo husmea, husmea durante años (). Pero la garrapata terca, obstinada y repugnante,
3
permanece acurrucada, vive y espera (). Igual que esta garrapata era el niño Grenouille. Vivía encerrado en sí
mismo como una cápsula y esperaba mejores tiempos (). Cualquier otra mujer habría echado de su casa a este
niño monstruoso2.
Los seres humanos siempre tienen un sistema ético−moral, que puede diferir del resto, pero siempre tienen
uno. Un sistema ético−moral, consiste en un conjunto de convicciones que tiene un ser humano, o una
sociedad, basada en valores que permiten desarrollar el bien común y la paz. Este sistema se desarrolla a
través de lo que percibimos, por lo tanto si todos vemos el mundo de una manera distinta, en consecuencia es
probable que tengamos sistemas diferentes. Sin embargo, el de la mayoría de las personas es similar.
Cuando alguno de nuestros sentidos se altera, concebimos el mundo de un modo diferente. Esto es lo que
precisamente ocurre con Grenouille, quien tiene un sentido del olfato bastante desarrollado. Para él, la
percepción del mundo radica exclusivamente en los olores, y su sistema ético−moral se sustenta en este
sentido.
Así, por el hecho de percibir el mundo a través de dicho sentido, tiene dificultad para comprender los
conceptos abstractos como Dios, justicia, libertad, etc..., (por lo que su sistema es pobre) y al contrario
comprende perfectamente lo material a través de su olor.
1 Patrick Süskind, El Perfume, página 26 y 27
2 Patrick Süskind, El Perfume, página 26
El olfato modifica al mundo que rodea al personaje, y lo hace variar, se vuelve opaco a las virtudes, las que al
no poseer olor, no reconoce ni utiliza. Por ejemplo, al aborrecer el apestoso olor humano, escapa de él y deja
descansar a su olfato a tal punto que huye de este olor desarrollando así su concepto de libertad. Este consistía
en liberarse de oler humanos, dejar descansar a su olfato y desenvolver su mundo interior. Para cumplir este
objetivo, Grenouille va a la región montañosa de Auvernia y vive en una cueva durante siete años, sin tener
comunicación con nadie.
Por el contrario, para nosotros el concepto de libertad se refiere más a hechos rodeados por la opresión,
aunque para el protagonista y para nosotros se entiende como liberarse de algo desagradable.
Había dejado atrás la atmósfera de la gran urbe y a cada paso que le alejaba de ella el aire era más claro, puro
y limpio ().
Grenouille acogió esta sencillez como una liberación. Los apacibles aromas acariciaban su olfato. Por primera
vez en su vida no tenía que estar preparado para captar con cada aliento uno nuevo, inesperado y hostil o
perder uno agradable. Por primera vez podía respirar casi libremente, sin verse obligado a olfatear con cautela.
().
Aparte, sin embargo, de esa limitación, que era innata en él, Grenouille se sentía mejor a medida que se
alejaba de París, respiraba con más ligereza, caminaba con paso más rápido y adoptaba incluso de manera
esporádica una posición erguida, de ahí que visto desde lejos casi parecía un aprendiz de artesano corriente, o
sea, un hombre completamente normal. ().
Lo que encontraba más liberador era la lejanía de los seres humanos. En París vivían hacinados más habitantes
que en cualquier otra ciudad del mundo, unos seiscientos o setecientos mil. ().
Siempre había creído que era del mundo en general de lo que tenía que apartarse, pero ahora veía que no se
trataba del mundo, sino de los seres humanos. Al parecer, en el mundo, en el mundo sin hombres, la vida era
soportable1.
4
Para madame Gaillard, Grenouille era un vidente y como el convento de Saint− Merri suspendió sus pagos,
envió a Grenouille donde Grimal, un curtidor de cueros que somete a Grenouille a diversos y duros trabajos.
Madame Gaillard trajo aquí a Grenouille porque sabía que moriría, pero esto no fue así, debido a todas las
cualidades de Grenouille.
Cabe destacar que Grenouille era un ser independiente desde pequeño, y esto le ayudó a sobrevivir en
cualquier situación o condición de vida, de hecho nunca dependió de nadie. Además él era un niño especial;
perseverante; y trabajaba en todo lo que le dieran (hasta en las condiciones más precarias) sin dar ningún
argumento. Incluso contrajo una enfermedad que comúnmente causaba la muerte, el ántrax, pero salvó
milagrosamente, debido a que tenía una fortaleza superior a una persona común, porque ya anteriormente
había sobrevivido en su nacimiento, no como sus otros hermanos.
1 Patrick Süskind, El Perfume, páginas 110 y 111
Giuseppe Baldini era un perfumista italiano que vive frustrado porque carece de imaginación para crear
nuevas fragancias. Era viejo y rígido como una estatua, pequeño e inquieto, soberbio y a la vez inseguro y
estricto. Era un hombre modelado a la antigua, es decir, la cuestión del honor es muy importante para él.
Sentía una envidia tremenda porque siempre le superaban personas que eran inferiores a él. Se siente un
hombre desgraciado. Hasta que llega Grenouille a trabajar con él y cambia toda su vida, crea nuevas fórmulas,
con lo cual gana mucho dinero y fama. Pero un día Grenouille padece síntomas como fiebre, saturación de los
poros de su piel y su cuerpo se cubrió de ampollas rojas y furúnculos. El estado de Grenouille era muy grave,
estando de la muerte. Pero el destino le tenía deparado otro futuro, sobrevive nuevamente por sus fortalezas.
En el caso de Jean hay dos hechos de profunda importancia que lo cambian todo para él: el no tener olor y el
tener un sentido del olfato bastante desarrollado. El hecho de no poseer olor, lo hace prácticamente inexistente
para el resto del mundo, lo que desencadena en que tenga que pasar por circunstancias dificilísimas. Esto
junto a su muy desarrollado sentido del olfato, lo obligan en un momento a buscar su olor.
Estaba acostumbrado desde la adolescencia a que las personas que pasaban por su lado no se fijaran en él, no
por desprecio, sino porque no se percataban de su existencia (). Sólo cuando chocaba directamente con
alguien, en una calle atestada o de repente, en una esquina, se producía un breve momento de percepción; y el
otro solía sobresaltarse, horrorizado, mirando con fijeza a Grenouille durante unos segundos, como si viera un
ser que en realidad no podía existir, un ser que, aun estando indudablemente allí, en cierto modo no estaba
presente ()1.
Al principio Jean odia a los seres humanos, pasa por un momento en que quiere oler como ellos, quiere ser
aceptado, amado y siente la necesidad de esconder su debilidad.
Las esencias disponibles de neroli, eucalipto y hojas de ciprés sólo tenían la misión de ocultar el autentico
perfume cuyo la elaboración se había propuesto: el olor del ser humano. Quería, aunque de momento se
tratara de un mal sucedáneo, apropiarse el olor de los hombres, que él mismo no poseía2.
El concepto de felicidad de Jean (de acuerdo a su sistema ético−moral), también se relaciona con los olores,
porque los que le parecen agradables, especialmente de bellas mujeres, le producen una sensación de
bienestar. Generalmente los seres humanos buscan la felicidad, y Grenouille no se quedaba atrás.
1 Patrick Süskind, El Perfume, página 145
2 Patrick Süskind, El Perfume, páginas 142
Volvió a cerrar los ojos. Las fragancias del jardín le rodearon (). Y la más valiosa, la que él buscaba, figuraba
5
entre ellas. Grenouille se acaloró de gozo y sintió a la vez el frío del temor. La sangre le subió a la cabeza
como a un niño sorprendido en plena travesura, luego le bajó hasta el centro del cuerpo y después le volvió a
subir y bajar de nuevo, sin que él pudiera evitarlo. El ataque del aroma había sido demasiado súbito (). El
hecho de volver a encontrar esta fragancia en el mundo le hizo derramar lágrimas de beatitudy la posibilidad
de que no fuera cierto le dio un susto de muerte.
()Grenouille salió para ver cómo seguían las cosas en el jardín de detrás de la muralla, en el otro extremo de la
ciudad. Esta vez ya iba preparado para la fragancia, sabía con bastante exactitud lo que le esperaba y a pesar
de ello, cuando la olfateó, los latidos de su corazón se aceleraron y notó que la sangre le bullía de felicidad en
las venas: ella continuaba allí, la planta de belleza incomparable había sobrevivido indemne al invierno,
¡estaba llena de savia, crecía, se expandía, lucía la más espléndidas inflorescencias! ()1.
El perfume que hacía sólo un año se derramaba en sutiles gotas y salpicaduras era ahora un fragante río
ligeramente pastoso que refulgía con mil colores y aun así los unía sin desperdiciarlos. Y este río, como
comprobó Grenouille lleno de dicha, se alimentaba de un manantial cada vez más rico.
Corrió a lo largo de la muralla hasta el lugar conocido tras el que se encontraba el jardín (). No se sentía
embriagado o aturdido como la primera vez que había olfateado, sino lleno de la dicha del amante que
escucha u observa desde lejos a su amada y sabe que la llevará consigo al hogar dentro de un año.
Verdaderamente, Grenouille, la garrapata solitaria, el monstruo, el inhumano Grenouille, que nunca había
sentido amor y nunca podría inspirarlo, aquel día de marzo, ante la muralla de Grasse, amó y fue invadido por
la bienaventuranza de su amor2.
Para alcanzarla (la felicidad), necesitaba retener su olor propio, quería oler como los demás, ser aceptado y
amado. La única manera de conseguir su objetivo era quitándole el olor a otras personas. Pero ¿cómo logra
esto?. Lo hace matando jóvenes mujeres de exquisito olor, para luego absorberlo y hacerlo suyo.
Es en este momento cuando entra a jugar el concepto de bien y mal. Para él este concepto, radica en el olfato,
por lo tanto el asesinar a alguien, no está dentro de sus convicciones como maldad, como causar daño, sino
que los olores malos corresponden a situaciones o cosas malas y tristes. Para ser feliz Jean debe conseguir lo
que quiere, y en este caso para lograrlo debe matar, pero este concepto no se encuentra dentro de su
clasificación olfatoria, así que simplemente pasa por sobre él.
Por este motivo en un determinado momento de la historia, decide eliminar los malos recuerdos, borrarlos de
su memoria o esconderlos y estos corresponden precisamente a los malos olores.
1 Patrick Süskind, El Perfume, páginas 161
2 Patrick Süskind, El Perfume, páginas 179 y 180
Escenario de este desenfreno era su imperio interior, donde había enterrado desde su nacimiento los contornos
de todos los olores olfateados durante su vida. Para animarse, conjuraba primero los más antiguos y remotos:
al vaho húmedo y hostil del dormitorio de madame Gaillard;el hedor a cadáveres del Cimetière des Innocents;
el tufo de asesina de su madre. Y se revolcaba en la repugnancia y el odio y sus cabellos se erizaban de un
horror voluptuoso.
Entonces, de repente, el odio brotaba en él con violencia de orgasmo, estallando como una tormenta contra
aquellos olores que habían osado ofender su ilustre nariz (). Tan justa era su cólera y tan grande su venganza
(). Era demasiado agradable, este acto violento de exterminación de todos los olores repugnantes era
realmente demasiado agradable ()1.
Jean posee una gran inteligencia, pero su carencia de olor, lo que para él viene a ser prácticamente el alma, lo
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hacen ser distinto, lo hacen buscar un olor, como ya hemos dicho. Su concepto de amor también es distinto al
nuestro. Para nosotros, el amor es un sentimiento hermoso, que se suele desarrollar por otra persona (amigo
(a), "pololo" (a), padres, etc...), o por algún animal, mascota. En cambio, en un ser que carece de conceptos
abstractos bien desarrollados como Jean, el amor, indudablemente condicionado por el olfato, es desarrollado
por el olor. A él no le gustan las víctimas a las que asesina, no las quiere, no siente amor por ellas, sólo "siente
amor" por el olor que expelen, por lo agradable de éste.
Bien es verdad que no amaba a una persona, ni siquiera a la muchacha de la casa de detrás de la muralla.
Amaba la fragancia. Sólo a ella y nada más y únicamente como su futura y propia fragancia. Vendría a
apoderarse de ella dentro de un año, lo juraba por su vida.
Cuando yacía en su cabaña por la noche, evocó de nuevo el recuerdo de la fragancia y se sumergió en ella
para acariciarla y dejarse acariciar por ella de un modo tan íntimo, tan soñador, como si ya la poseyera
realmente, y amó a su fragancia, su propia fragancia, y a sí mismo en ella durante una hora exquisita y
embriagadora2.
Por el hecho de ser un ente proscrito, Jean desarrolla en él un sentimiento de odio a los seres humanos. Al
principio quería ser como los demás y cuando logra crear su ansiado perfume, se percata que había en él no un
sentimiento de amor, sino que de odio a los demás.
Ahora, lo que más le gustaría sería eliminar de la faz de la tierra a estos hombres estúpidos, apestosos y
erotizados (). Y deseó que se dieran cuenta de lo mucho que los odiaba y que le odiaran a su vez para
corresponder a este único sentimiento que él había experimentado en su vida y decidieran eliminarlo, como
había sido su intención hasta ahora mismo (). Quería, por una vez, por una sola vez, ser reconocido en su
verdadera existencia y recibir de otro hombre una respuesta a su único sentimiento verdadero, el odio3.
1 Patrick Süskind, El Perfume, páginas 119 y 120
2 Patrick Süskind, El Perfume, página 180
3 Patrick Süskind, El Perfume, página 226
Según el sistema ético−moral de Grenouille, él no tenía al amor como uno de sus valores. Por lo tanto, nunca
había hecho un acto de amor, ni nadie había hecho un acto de amor por él, excepto cuando es devorado por
una pandilla en el Cementerio de los Inocentes.
En el primer momento retrocedieron con profundo respeto y pura estupefacción, pero intuyendo al mismo
tiempo que su retirada era más bien una postura para coger impulso, que su respeto se convertía en deseo y su
asombro, en entusiasmo. Se sintieron atraídos hacia aquel ángel humano del cual brotaba un remolino furioso,
un reflejo avasallador contra el que nadie podía resistirse, sobretodo porque no quería hacerlo, ya que el
reflujo arrastraba a la voluntad misma, succionándola en su dirección: hacia él.
Habían formado un círculo a su alrededor, unas veinte o treinta personas, y ahora este círculo se fue cerrando.
Pronto no cupieron todos en él y empezaron a apretar, a empujar, a apiñarse; todos querían estar cerca del
centro.
Y de improviso desapareció en ello la última inhibición y el círculo se deshizo. Se abalanzaron sobre el ángel,
cayeron encima de él, lo derribaron. Todos querían tocarlo, todos querían tener algo de él, una plumita, un ala,
una chispa de su fuego maravilloso. Le rasgaron las ropas, le arrancaron cabellos, la piel del cuerpo, lo
desplumaron, clavaron sus garras y dientes en su carne, cayeron sobre él como hienas.
Pero el cuerpo de un hombre es resistente y no se deja despedazar con tanta facilidad; incluso los cabellos
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necesitan hacer los mayores esfuerzos. Y por eso no tardaron en centellar los puñales, que se clavaron y
rasgaron, mientras hachas y machetes caían con un silbido sobre las articulaciones, haciendo crujir los huesos.
En un tiempo muy breve, el ángel quedo partido en treinta pedazos y cada miembro de la chusma se apoderó
de un trozo, se apartó, e impulsado por una avidez voluptuosa, lo devoró. Media hora más tarde, hasta la
última fibra de Jean−Baptiste Grenouille había desaparecido de la faz de la tierra.
Cuando los caníbales se encontraron de nuevo junto al fuego después de esta comida, ninguno pronunció una
palabra.
Cuando por fin se atrevieron, con disimulo al principio y después con total franqueza, tuvieron que sonreír.
Estaban extraordinariamente orgullosos. Por primera vez habían hecho algo por amor1.
1 Patrick Süskind, El Perfume, páginas 179 y 180
ANÁLISIS
MARCO HISTÓRICO: Época
La época en que se enmarca la novela es la Revolución Francesa. Este acontecimiento político, que ocurrió en
Francia en 1789 y afectó al mundo entero, es acaso el más apasionado intento que lleva a cabo la Historia para
crear, en breve tiempo y por medio de leyes, un nuevo orden en la existencia humana.
Muchas veces se desvió de su objetivo y manchó sus manos con la sangre de inocentes. Sin embargo, es
innegable que su legado es perdurable y se proyecta hasta el día de hoy, ya que este hecho marca el final de la
Edad Moderna y el principio de la Epoca Contemporánea.
Aunque las causas que generaron la Revolución fueron diversas y complejas, éstas son algunas de las más
influyentes: la incapacidad de las clases gobernantes nobleza, clero y burguesía para hacer frente a los
problemas de Estado, la indecisión de la monarquía, los excesivos impuestos que recaían sobre el
campesinado, el empobrecimiento y endeudamiento de los trabajadores, lo insostenible de la situación, la
miseria que azotaba al país, la agitación intelectual alentada por el Siglo de las Luces y el ejemplo de la guerra
de la Independencia estadounidense.
La revolución ocurrió bajo el poder del rey Luis XVI, él era un hombre débil, de escasa inteligencia e incapaz
de cumplir con las obligaciones de la monarquía, y por último permitió que su esposa ejerciera sobre él una
excesiva influencia.
Durante su reinado, Luis XVI redujo impuestos y modificó el sistema financiero y judicial gracias a la ayuda
de políticos competentes. No obstante, la nobleza (que tenía mucho poder) y la corte le impidieron llevar a
cabo reformas más amplias.
En 1786 la deuda pública contraída se hizo insostenible. El pueblo francés estaba indignado por la carga
impositiva a la que se le sometía para sostener el despilfarro cortesano.
El 14 de julio de 1789 el pueblo parisino asaltó La Bastilla y retuvo a la familia real en el palacio de las
Tullerías, este día el pueblo se revolucionó y marcó un hito para la ciudad de las luces, y desde ese entonces
se celebra el "Día Nacional de Francia".
Los monarcas, junto con sus hijos, intentaron huir a Austria en junio de 1790, pero fueron capturados y
enviados a París.
En 1792 la Convención Nacional y la asamblea de diputados francesa, juzgaron al Rey acusándole del cargo
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de traición y lo condenó a muerte después de una votación que aprobó dicha medida por un solo voto de
diferencia. Luis XVI fue guillotinado el 21 de enero de 1793 en la plaza de la Revolución (en la actualidad,
Plaza de la Concordia) de París.
La Revolución Francesa significó el tránsito de la sociedad estamental, heredera del feudalismo, a la sociedad
capitalista, basada en una economía de mercado. La burguesía, consciente de su papel preponderante en la
vida económica, desplazó del poder a la aristocracia y a la monarquía absoluta. Los revolucionarios franceses
no sólo crearon un nuevo modelo de sociedad y estado, sino que difundieron un nuevo modo de pensar por la
mayor parte del mundo.
Sociedad Francesa en el siglo XVIII:
La sociedad francesa respondía en 1789, al menos desde el punto de vista jurídico, a la estructura tradicional
del Antiguo Régimen, en el sentido de que era una sociedad esencialmente aristocrática en la que el privilegio
del nacimiento y la propiedad agrícola constituían su fundamento.
En la cúspide de la pirámide social se hallaba la nobleza. Su número podría calcularse en esta época en unos
350.000 individuos, es decir, aproximadamente el 2% del total de la población francesa. Todos los nobles
poseían privilegios honoríficos, económicos y fiscales, y en su conjunto poseían la quinta parte de las tierras
del reino. Ahora bien, la nobleza no constituía un orden social homogéneo ya que existían notables diferencias
entre los distintos grupos que la integraban. Los nobles, no pagaban impuestos y ocupaban los principales
cargos públicos.
Entre ellos, destacaba la nobleza de Corte, alrededor de 4.000 personas que vivían en Versalles junto al rey y
disfrutaban de un tren de vida y de un lujo que no siempre respondía a su verdadera situación económica. La
nobleza provinciana era distinta, pues solía vivir entre sus campesinos y los derechos feudales que recibían de
éstos eran su principal sostén. La nobleza de Corte, influenciada por las ideas de la Ilustración, era la principal
beneficiaria de los abusos de la Monarquía y sin embargo criticaba al sistema sin darse cuenta que cualquier
cambio redundaría en su propio perjuicio. Por su parte, la nobleza provinciana era completamente
reaccionaria, pero se oponía al absolutismo.
El orden social más antiguamente constituido era el clero. Su número ascendía a unas 120.000 personas, es
decir, aproximadamente el 1% de la población. Su base económica residía en la percepción del diezmo y en
sus propiedades rurales y urbanas. En total, se estima que la Iglesia poseía un 10% del total de las tierras en
Francia.
El "alto clero", compuesto por los obispos, arzobispos, canónigos y otras dignidades, se reclutaba
exclusivamente entre la nobleza y su forma de vida no tenía nada que envidiarle a ésta. También, por su
mentalidad, estaban estrechamente unidos al sistema social del Antiguo Régimen. Además, estaban exentos de
pagar impuestos.
Por el contrario, el "bajo clero" procedía de las capas inferiores de la sociedad y su penuria económica era
también comparable a la de los seglares de su mismo estrato social. A finales del siglo XVIII este sector del
clero atravesaba por una grave crisis a causa de su decadencia moral y de la relajación de su disciplina, y era
muy criticado por las abundantes riquezas que administraba.
La población francesa no integrada ni en la nobleza ni en el orden eclesiástico formaba parte del Tercer
Estado. Era el grupo social más heterogéneo de todos y representaba la inmensa mayoría de la nación, es
decir, más de 24.000.000 de personas a finales del Antiguo Régimen. Comprendía a las clases populares
campesinas y urbanas, a la pequeña y mediana burguesía, compuestas por los artesanos y comerciantes, así
como a muchos de los profesionales liberales: abogados, notarios, médicos, profesores.
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Lo que unía a los diversos elementos del Tercer Estado era la oposición a los privilegiados y la reivindicación
de la igualdad civil. La diversidad de condiciones en que se desenvolvía este grupo social les impedía llegar a
alcanzar un verdadero sentimiento de clase. Sus condiciones de vida eran difíciles y constituían un verdadero
termómetro por su sensibilidad ante cualquier crisis de subsistencia o ante la alteración del nivel de los
precios. Debían pagar los impuestos al estado, el diezmo a la iglesia y los derechos feudales al señor.
Su situación se agravó especialmente en el siglo XVIII a causa del crecimiento de la población y el aumento
de los precios. Los campesinos constituían en Francia más de las tres cuartas partes de la población total del
reino. Al ser un país esencialmente rural, la producción agrícola dominaba la vida económica, de ahí la
importancia de la cuestión campesina en el proceso de la Revolución.
Los campesinos constituían una población de carácter conservador, apegada a las tradiciones y a las creencias
religiosas, así como a las costumbres ancestrales que habían ido transmitiéndose de generación en generación.
La condición del campesino era muy variable y dependía de la situación jurídica en la que se encontraba y de
su relación con la tierra que cultivaba. Los campesinos poseían sólo pequeñas parcelas. En cuanto a la
situación jurídica, había siervos y había campesinos libres.
Sobre los primeros pesaba un decreto, que les obligaba a estar sujetos al señor y a pagarle derechos
importantes. Entre los campesinos libres había propietarios de pequeñas explotaciones familiares, dueños de
la tierra y del producto de la tierra que cultivaban y por lo tanto susceptibles de afrontar sin dificultad las alzas
de precios de los productos e incluso de beneficiarse de ellas.
Existían también los arrendatarios, que eran dueños del producto que cultivaban, pero no de la tierra. Tenían
que pagar el arriendo y además los impuestos civiles y eclesiásticos. Sus estrecheces económicas les llevaba a
veces a complementar sus ingresos con un trabajo salarial que realizaban en su propia casa o en el pueblo
vecino.
Por último, había una legión de jornaleros y braceros agrícolas, que constituían un verdadero proletariado
agrícola.
Así pues, en estos años finales del siglo XVIII la sociedad caminaba hacia una nueva estructura, aunque se
hallaba constreñida en las formas del Antiguo Régimen: la burguesía poseía las riquezas, pero era la nobleza
la que detentaba los privilegios; el campesinado era el grupo más numeroso de la sociedad, pero era el que, en
su mayor parte, vivía en las peores condiciones de pobreza; el alto clero era poderoso y la Iglesia poseía una
gran cantidad de tierras, pero muchos eclesiásticos se desenvolvían con dificultades.
Estos contrastes provocaban grandes tensiones y elevaban la temperatura social a un grado que hacía prever el
estallido.
En el terreno de la religión, el siglo XVIII se nos muestra, una vez más, como una época compleja, como un
período de transición entre las formas tradicionales de pensamiento y vivencia religiosa y un nuevo mundo
emergente más secularizado, antidogmático, fruto del triunfo de la revolución científica, que obliga a un
cambio cualitativo de gran importancia a la hora de pensar en Dios y en el Universo.
Por ello, junto al ataque de los filósofos a las Iglesias establecidas, origen de una corriente anticlerical de gran
éxito en el futuro, nos encontramos movimientos en el seno de esas mismas Iglesias, sobre todo la protestante,
que ansían tanto renovar la vivencia de la fe como ser la respuesta a las ideas racionalistas apelando a la
sensibilidad y el sentimiento.
Tampoco las diatribas en nombre de la razón conseguirán atenuar la fe ni terminar con las devociones
populares, de forma que las prácticas religiosas siguen marcando la vida de la mayor parte de las poblaciones.
No puede olvidarse que el siglo XVIII fue también época de peregrinaciones, el momento en que Bach crea
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sus misas y Haëndel sus oratorios.
Se mantiene, asimismo, el papel de la religión como medio de cohesión social dentro de los Estados, de ahí
que los gobernantes, muchos de ellos piadosos, fomenten y practiquen la observancia. Ahora bien, el poder
que ello supone para las Iglesias, en especial la católica, va a ser cuestionado en su legalidad y atacado a lo
largo del siglo por la política de los gobernantes dirigida a poner al clero bajo su control y a su servicio.
También los ilustrados se dieron cuenta de la utilidad de este poder y algunos de ellos llegaron a defender un
sistema religioso a dos niveles: uno, racional y puro para la elite; otro, sentimental para regular las mentes y
los corazones de la gente.
El culto revolucionario al Ser Supremo plasmaría estas ideas. En suma, fuente de poder o vivencia personal,
racional o revelada, la religión jugó un papel importante en el mundo europeo del siglo XVIII.
ANÁLISIS
MARCO HISTÓRICO: Lugares geográficos
Los lugares geográficos de una narración están ligados al ambiente en que se desenvuelven los personajes. En
la obra El Perfume, todos los lugares geográficos están ubicados en Francia.
A continuación detallaremos los más importantes y la relación de éstos con la actualidad.
Nos parece preciso comenzar con el Mercado De Les Halles, el lugar donde Grenouille nació. El Mercado De
Les Halles fue construido en el siglo XIII por Jacques de St Georges. En 1971 fue demolido para construir por
debajo una vía subterránea. Más tarde, fue reconstruido y hoy es un mercado de mucha concurrencia.
El Pont Au Change es uno de los varios ponts que tiene París. Los Ponts son las estructuras que unen la isla de
la cuidad (Ilé de la Cité), con ésta última. Pasan sobre el río Sena. El Pont Au Change está ubicado al costado
del Palacio de Justicia de París. El Pont Neuf es el siguiente pont y está del otro lado del palacio de la Justicia.
Y el Pont Royal es el que está detrás del Museo de Louvre.
El siguiente lugar importante es Auvernia y el Plomb Du Cantal. Auvernia es una región de Francia. Dentro
de esta región se encuentran distintos departamentos y entre ellos está Cantal. El departamento de Cantal es
una zona montañosa y turística y entre sus volcanes se encuentra el Plomb Du Cantal. En este volcán hay
cuevas donde uno se puede meter tal como lo hizo Grenouille (ver imagen en anexo).
El Hotel Dieu era el lugar donde madame Gaillard no quería morir, más no fue así y tuvo que morir en una
fosa común. El hotel Dieu existe hoy en día pero no hemos podido encontrar información acerca de este hotel.
El siguiente lugar donde va Grenouille después de ir a Montpellier, es Montpellier. Languedoc Roussillon es
una región de Francia, dentro de esta región está el departamento de Hérault y la capital de este departamento
es Montpellier.
Luego, Grenouille se dirige a Grasse. Paca es una región de Francia, dentro de esta región se encuentra el
departamento de alpes maritimes y dentro de este departamento se encuentra la localidad de Grasse. Esta
ciudad es hoy en día reconocida en Francia por sus perfumes y centro de atención turística.
Rue significa en francés calle y las más algunas que figuran en la obra son: Rue de la Llouvre (Calle del
Louvre), Rue Droite y Rue Saint− Honoré, Rue des Marais, Rue Saint− Denis, etc.
Más tarde Grenouille se dirige a La Napuole, siguiendo a su fragancia deseada. La Napoule se encuentra cerca
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de Grasse (ver diagrama en el anexo de cómo sigue Grenouille a Laure y su familia).
El último y final destino de Grenouille es el cementerio de los Inocentes, que como bien narraba el libro, ha
estado por varios siglos y le hediondez que allí había, era insoportable. Este cementerio tiene fosos desde 5 a
15 metros de profundidad.
CONCLUSIÓN
Se puede concluir que en la obra "El perfume", la carencia de olor humano y el olfato extremadamente
desarrollado de Jean Baptiste Grenouille, condicionan su visión de mundo, y por lo tanto condicionan también
su sistema ético−moral. Esto se prueba con las circunstancias demostradas anteriormente con el apoyo de citas
textuales.
También se puede concluir que algunos lugares que figuran en la obra existen en la actualidad, por lo tanto, la
historia podría haber sido verdadera.
Además, se puede decir que la obra tiene justo la época correcta, ya que Grenouille no se podría haber
desenvuelto de la misma forma en otra sociedad o época.