martes, diciembre 03, 2013
CALIDEZ Y CALIDAD HUMANA
La regla de oro en las relaciones humanas: “Hacer
a los demás lo que queremos que nos hagan y no hacer a otros lo que no
desearíamos que nos hicieran”.
Este principio que constituye un legado
fundamental que heredamos de culturas y religiones milenarias y que, de una u
otra forma está presente, en la historia, en caso todos los sistemas
éticos como norma principal que debería regular las relaciones entre las
personas.
Esta regla se basa en la idea y convicción
humanista del amor al ser humano, sin distinción de raza, sexo, edad, credo o
condición social, simplemente por el hecho de ser persona. La palabra dignidad
viene de la raíz dig que significa luz, así que su culto constituiría,
en sentido metafórico, un acto de honra y reverencia a ese destello luminoso
del valor de lo humano que irradia todo hombre. El reconocimiento y apreciación
de la dignidad del valor humano en cada persona implica relacionarnos con ella
como un ser valioso.
El primer nivel de esta regla de oro es el que da
reciprocidad o correspondencia, que es el más frecuente y que cumple ese
principio pero limitándose a corresponder: dar lo suficiente para quedar bien
con los demás, esperando que los otros le respondan del mismo modo.
Este tipo de relación humana corresponde a las
necesidades de sentir amor como algo que falta y se obtiene pagando con un amor
equivalente. Amor con amor se paga. En el otro extremo de la regla de oro esta
el nivel superior de la magnanimidad en que se ama gratis, sin medida, sin
esperar reciprocidad o recompensa. Es el amor trascendente en el que el yo se
desborda y proyecta sobre los otros y los inunda con simpatía, empatía,
cooperación amistosa y creatividad.
Gratitud para nuestro Secretario General Profr.
Javier Cordero Salazar por su solidaridad permanente, a todos y cada uno de
nuestros compañeros por su confianza y amistad, a los que participaron en el
maratón representando dignamente a nuestra Sección, a los nuevos amigos por su
convivencia, a Chavita Landeros por su responsabilidad, a Jaime Silos por su
generosidad y buen carácter a su hijo, a Miguel Antúnez por el Sándwich y el
jugo, a Dalia y Adriana por su perene sonrisa, a Miguel y a su esposa por la
confianza, a Macrino y Manuel Carlos por su alegría, a Chuy García Portillo por
la sempiterna convivencia, a Misael y a Rodrigo por su tolerancia, a Bertha,
Alfredo, Facio, Eloy por compartir el gusto por el beisbol, a Mario Hdez. Por
su futuro campeonato, a Eduardo Barajas y Javier Martínez Castrejon por sus
ocurrencias a Ismael, Solís, Israel por su espíritu de servicio a todos y
cada uno que hicieron que este viaje fuera más que agradable Muchas Gracias.